“El alma llega más tarde que el cuerpo cuando uno viaja” solía decir Gabriel García Márquez. Si el viaje es dentro de una novela, las páginas van ayudando a pintar el espíritu de colores propios. Millones de lectores en el mundo han usado esas letras para dibujar en la imaginación su Macondo personal desde 1967. Le pusieron sus puertas, la intensidad del calor de sus tardes, el polvo de las calles secas, el tono ocre del sol cayendo perpendicular sobre las cabezas, las arrugas de las guayaberas.

Cien años de soledad. Por primera vez se adapta el clásico de Gabriel García Márquez. El detrás de cómo se llegó a la adaptación. Entrevista con las guionistas de la serie: Natalia Santa y Camila BrugésCien años de soledad. Por primera vez se adapta el clásico de Gabriel García Márquez. El detrás de cómo se llegó a la adaptación. Entrevista con las guionistas de la serie: Natalia Santa y Camila Brugés

Cuando en 2018 Netflix anunció que el proyecto para llevar al streaming en formato serie a la más célebre novela del Nobel tenía luz verde, se sucedieron cinco años de trabajo que incluyeron un proceso de investigación profunda, construcción minuciosa de los sets y el vestuario, pero tal vez una de las claves más desafiantes, junto con el guión, al que se abocaron los audaces José Rivera, Natalia Santa, Camila Brugés, María Camila Arias y Albatrós González, haya sido la búsqueda de locaciones. No sólo para respetar las pinceladas del autor, sino también para no defraudar a los lectores y su manera de dibujar su película mental. Aquí una ruta por los sitios que acogieron las escenas de “Cien años de soledad”, completamente hecha en Colombia.

Cien Años de Soledad. Cr. Mauro González / Netflix ©2024

De mentira a mentira

Macondo es un sitio inventado por García Márquez. No existe en el mapa colombiano, pero tiene una dinámica propia tan bien lograda que durante los casi sesenta años desde que se escribió, miles de veces se ha intentado descubrirlo en otras locaciones. Los que saben dicen que el autor vivió en Macondo mucho tiempo antes de poder escribir esta novela con este sitio como fondo. Lo inventó en para un cuento de 1954, “Un día después del sábado” , donde colocó un hotel que lleva ese nombre. Desde entonces repitió el destino en otras cuatro piezas. Había relatado ya tanto sobre él, había colocado tantos personajes, que situar allí una historia era casi natural.

Cien Años de Soledad. Cr. Mauro González / Netflix ©2024

Recrear esa ficción, en otra para la producción de la serie fue un casting de locaciones difícil de superar. Se logró en Ibagué, la capital del departamento de Tolima, la Capital Musical de Colombia, sede del Banco de la República de Colombia y de la Casa de la Moneda. Tan alegre y personal que su himno es una canción popular muy poco formal. Selva tropical súperhumeda, donde reinan platos como el tamal, la lechona, los bizcochos de achira y el viudo de pescado.

En este rincón del norte de Sudamérica se crearon cuatro versiones distintas de Macondo desde cero para mantener la autenticidad a lo largo del tiempo, porque su paso es un elemento clave de la trama. El relato comprende cien años en la existencia de una familia, lo que impacta en decorados, vestuario y elenco, y, por supuesto, en la estética del pueblo que cambia su fisonomía. La construcción principal está ubicada en un sitio llamado Finca Arizona, donde más de 1000 personas dieron vida a las calles del pueblo a lo largo de una planicie de 520.000 metros cuadrados, junto a una carpa de 800 metros cuadrados que contiene a la casa de la familia Buendía.

Cien Años de Soledad. Cr. Mauro González / Netflix ©2024

Toda la flora que se ve en la serie es real y su paisaje fue diseñado por Marta Duque, una especialista colombiana que tomó en cuenta la obra de Santiago Madriñan “Flora de Macondo”, un investigador minucioso que reconstruyó lo que podría haber sido la vegetación de ese pueblo de haber existido siguiendo paso a paso el relato del propio García Márquez. El único árbol que no es real es el castaño que verá atado a José Arcadio Buendía. Para hacerlo se utilizó una base escultural.

Para la reconstrucción urbana se tomaron en cuenta diferentes guiños como algunas calles que homenajean a integrantes de la familia del escritor y ambientaciones de época perfectas. Nada de lo que puede visitarse hoy como set de la serie existía antes de 2022 cuando comenzó a construirse.

Cien Años de Soledad. Cr. Mauro González / Netflix ©2024

La ribera colombiana

Las historias de Macondo lo ubican a la vera de un trazado fluvial que enmarca varios de los sucesos. Para estas escenas la producción utilizó dos destinos del norte del país. La Guajira es uno de ellos que tiene, además de un río sobre el que recostarse y un desierto para osados. Es, además, el asentamiento de la tribu indígena Wayuu, que mantiene viva su tradición de tejidos a mano coloridos y complejos. Lo intrincado del paisaje que habitan, los ha mantenido aislados de las grandes masas colonizadoras, de hecho, es uno de los pocos pueblos de América que los españoles no lograron evangelizar completamente y conservan su estilo matriarcal.

Cien Años de Soledad. Cr. Mauro González / Netflix ©2024

El reducto de La Guajira es un sitio poco frecuentado por turistas, lo que lo convierte en una perla por descubrir. Sus playas, desiertos, salinas y parques naturales ofrecen una variedad de atractivos para vincularse con la vida silvestre y apreciar la belleza de paisajes sin grandes intervenciones humanas. Cabo de la Vela es uno de los sitios que los amantes del kitesurf y del windsurf han puesto en el mapa, cuenta con playas de arena ocre y algo de perfil extraído de la luna. Punta Gallinas, en tanto, es una locación poco común, porque en ese hito se encuentra el Caribe con el desierto. Sólo se accede en 4×4 o en lancha durante la época lluviosa, pero es un paraíso para los fotógrafos.

Cien Años de Soledad. Cr. El Departamento / Netflix ©2024

La segunda locación elegida por los productores de Cien años de soledad para darle pinceladas a las escenas del pueblo donde la presencia de la costa ribereña se hace ineludible es Magdalena. Allí hace un par de años se desarrollan los tours de Macondo inspirados en los diseños señalados por García Márquez en su obra, y por algunos sitios que frecuentó. Sin embargo, para la puesta en escena de la serie, se eligieron espacios naturales. La ciudad de Santa Marta es conocida como la “Perla de América”. Fue la primera ocupada por los españoles en 1525. Son imperdibles allí las playas Blanca y El Rodadero. La pequeña localidad costera de Taganga es el punto de partida perfecto para visitar el Parque Nacional Tayrona. El secreto arqueológico mejor guardado de la zona es la Ciudad Perdida que se cree fue fundada siglos antes que Machu Picchu.

Macondo es el pueblo ficticio en el centro de la obra maestra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Sinónimo de realismo mágico, encarna todos los elementos que hacen única la región caribeña de Colombia y se puede observar casi en cualquier lugar a lo largo del río Magdalena. En palabras del propio Gabo,

Del norte sur

En César, el noreste de Colombia, se refugió el grupo de producción cuando debieron hacer uso del sistema montañoso antiguo, más aún que los Andes: la Sierra Nevada de Santa Marta.

El Macondo que Netflix construyó para

Aunque gran parte de la puesta tuvo como escenarios clave el norte de Colombia, algunas escenas llevaron al clan Buendía al sur del país, precisamente a Cundinamarca. Bosques y pastizales de aquella dieron vida a algunas escenas que requerían de esa forestación. Geología es la palabra que cruza la región con expresiones únicas conservadas en el Parque Arqueológico Piedras del Tunjo que incluye desde fósiles a arte rupestre antiguo, pasando por  formaciones rocosas que datan de hace más de 65 millones de años. La Catedral de Sal en Zipaquirá realizada a 180 metros bajo tierra, la Mina de Sal de Nemocón y los llamados Pueblos Dorados (Necomón, Tabio, Tena, Guasca, Puerto Bogotá, Guatavita y Sesquilé) son una apuesta perfecta para perderse en un perfil diferente de Colombia.