Los suplementos de omega 3 se han vuelto muy populares en los últimos años. Este ácido graso poliinsaturado es vital para que nuestro organismo funcione de forma correcta y aportan grandes beneficios a la salud: fortalece las neuronas, ayuda a mantener el corazón sano y protegido, reduce la presión arterial y la acumulación de placa en las arterias. El omega 3 es también beneficioso para los pulmones, el sistema inmunitario y el sistema endocrino.
El omega 3 puede encontrarse naturalmente en un amplio abanico de alimentos, especialmente en pescados como el salmón, la caballa, el atún blanco, la trucha o las sardinas. Pese a ello, mucha gente decide añadir a su dieta suplementos adicionales para mejorar la ingesta de estos ácidos grasos. Los suplementos son útiles sobre todo para personas que sufren cardiopatías o tienen los triglicéridos altos, pero los expertos aconsejan para la población general obtener el omega 3 a través de la alimentación para sacar el máximo partido a sus beneficios.
En cualquier caso, hay que entender que no cualquier complemento de omega 3 vale. Como todo medicamento, debe cumplir unos estándares sanitarios para que su consumo sea seguro. Así lo advierte la nutricionista Bianca Bor, conocida como Nutribor en redes sociales, que insiste en que hay que fijarse en que el producto tenga un distintivo concreto. “No os compréis el de Mercadona o cualquier supermercado, porque no lo va a llevar”, advierte.
El Certificado IFOS
El Certificado IFOS (International Fish Oil Standards) se ha consolidado como un referente en la validación de suplementos de Omega 3, asegurando que estos productos cumplen con estrictos estándares internacionales de seguridad y pureza. El programa IFOS, que evalúa y certifica suplementos de aceite de pescado, se basa en los criterios establecidos por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Consejo para la Nutrición Responsable (CRN) y el Grupo de Expertos en Omega 3 (GOED).
Además, el programa IFOS no solo certifica marcas, sino también lotes específicos de productos. Esto permite a los consumidores verificar en la página oficial del programa si el lote del suplemento que han adquirido cumple con los estándares establecidos.
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Según explica Bor, “el suplemento [de omega 3] es grasa que se obtiene del pescado” y “en general, los pescados azules, sobre todo los grandes, pueden acumular muchos metales pesados, porque se van comiendo unos a otros”. Para evitar que esos metales tóxicos lleguen al ser humano, los complementos de omega 3 deben pasar por un filtro y eso es lo que marca el sello IFOS.
“Lo que hace es garantizar que esas capsulitas de omega 3 han pasado por un filtro en el que se ha visto que cumplen con unos mínimos de metales pesados, tóxicos, etc.”, aclara Bor. Consumir suplementos de omega 3 que no lleven el distintivo de IFOS puede tener sus riesgos, explica la nutricionista, porque el producto puede no ser seguro y “estáis metiendo un montón de metales pesados que, a nivel hormonal, actúan como hackers”, asevera. Es especialmente peligroso para las mujeres pues “pueden ‘hackear’ tus hormonas y dar lugares a desajustes en la regla, dolores, etc.”, dice Bor.