Cuando una persona se marcha a vivir a otro país distinto de en el que ha nacido, debe adaptarse a nuevas dinámicas, normas y costumbres: las tradiciones locales, la gastronomía, la manera en la que se relacionan los nativos, el idioma… Son muchas las diferencias que un extranjero puede encontrarse, existiendo la posibilidad de que se produzcan choques culturales, más fuertes cuanto mayores sean las desemejanzas entre los dos países.
El proceso de adaptación lleva un tiempo, pero, una vez que se consigue, para muchas personas resulta complicado volver a acostumbrarse a las dinámicas de su país de origen. Esto ocurre especialmente cuando la persona pasa una larga temporada fuera, llegando a concebir esta ubicación como su nuevo hogar y sintiéndose un extranjero en su propia tierra.
Una de estas cuestiones es la conducción, un aspecto que, además, resulta peligroso cuando no se conocen las normas de tráfico del país o no se está acostumbrado a circular por sus carreteras. Algunas de estas resultan especialmente curiosas para los españoles, como la inexistencia de un límite de velocidad obligatorio en algunos tramos de las vías alemanas: aunque se recomienda no superar los 130 kilómetros por hora, no se producen sanciones si se va más rápido, a no ser que se ocasione un accidente, pudiendo ser considerado el conductor como parcialmente culpable de este.
En Estados Unidos, por ejemplo, está permitido girar a la derecha en una intersección con el semáforo con rojo, siempre y cuando no vengan otros vehículos. En nuestro país, por el contrario, a no ser que exista una luz adicional que indique que está permitido realizar el giro, los conductores deberán esperar a que el semáforo se ponga en verde.
La diferencia más clara y que más difiere de nuestra experiencia con la conducción son los países en los que el volante está situada en la parte derecha del vehículo y se circula por la izquierda, como en Reino Unido. Esto provoca mucha confusión entre los turistas o los recién llegados a uno de los dos países, puesto que resulta desconcertante al principio.
Una joven británica que reside en Málaga, Georgia (conocida en redes sociales como @geoinspain), ha explica a través de su cuenta de TikTok cómo esta cuestión le ha imposibilitado conducir en su propio país, ya que aprendió a manejar un coche en España.
“Me siento como un extranjero en mi propio país”
“Soy inglesa y aprendí a conducir en España. Es lo más extraño del mundo porque en realidad no puedo conducir en mi propio país”. Georgia no se refiere a que las leyes le impidan manejar un coche en Reino Unido, cosa que está permitida si tiene la licencia de conducir española, sino que, debido a que la ubicación del volante y el lado por el que se circula en cada país, le impiden hacerlo. Acostumbrada a la conducción de España, le resulta complicada la de su propio país.
@geoinspain Has this happened to anyone else? I honestly cant imagine driving on the 🇬🇧 side of the road🚗😅 #spain #moveabroad #españa #fy #explore #livinginspain #expat ♬ LoFi Hip Hop Commercial – Milan Paloyannidis
“Cada vez que vuelvo a Inglaterra a visitar a amigos o familiares, vuelvo a ser un niño de 15 años que necesita ser dejada en todas partes. Sinceramente, es una sensación extraña, como si nunca pudiera imaginar poder conducir en Inglaterra”. Aunque los usuarios de TikTok que han visto su vídeo le han explicado que es cuestión de probar y acostumbrarse, Georgia nunca se ha animado a intentarlo, temerosa por no saber conducir en Reino Unido con estas diferencias.
“Sé que mucha gente dice: ‘oh, cuando voy a Europa, no puedo imaginarme conduciendo al otro lado de la carretera’. Esa soy yo, pero literalmente en el país de donde soy. No sé, lo encuentro muy extraño y me pregunto si le ha pasado a alguien más, si has aprendido a conducir en un lugar diferente. Ahora me siento literalmente como un extranjero en mi propio país”. Un ejemplo claro de que nuestras costumbres se moldean en función del lugar en el que pasemos más tiempo, haciendo posible que nos adaptemos a nuevos entornos.