Un cruce en redes sociales reavivó una tensión latente dentro de La Libertad Avanza y expuso la dificultad del oficialismo para equilibrar su vínculo con la Iglesia. Una de las espadas discursivas del presidente Javier Milei en Twitter, Daniel Parisini, alias “Gordo Dan”, arremetió con dureza contra el Papa Francisco después de ser cuestionado por el sacerdote Javier Olivera Ravasi, un referente ultraconservador de la Iglesia católica que cobró notoriedad el año pasado cuando se lo vinculó con la organización de la visita de legisladores libertarios a represores en el penal de Ezeiza.

Lo que comenzó como una disputa aislada apenas tuvo eco en el microclima libertario de X. A diferencia de otros comentarios, no se replicó de manera masiva ni condicionó la conversación digital. Pero dejó un interrogante incómodo: mientras el Gobierno trabaja para concretar una visita del Papa a la Argentina, una de sus voces más estridentes en redes lo ataca con dureza. Una complicación para la estrategia diplomática.

El papa Francisco junto a Javier Milei y su hermana Karina

La chispa en redes la encendió el propio sacerdote. “Che, @GordoDan_, lo dije antes y lo reitero ahora. Llamar ‘Misa’ a un programa de militantes digitales es una infamia y una posible blasfemia”, escribió Ravasi en X. Y subió el tono con una advertencia electoral: “Jugar con el Evangelio y poner a Milei como a Cristo que camina por las aguas es no solo escupir al Cielo sino mofarte de muchos, muchísimos católicos y cristianos de Argentina (que encima los votaron)”.

Parisini, lejos de amedrentarse, lo cruzó sin filtro. “No voy a hacer absolutamente nada de lo que usted me pida, Padre, hasta que usted no critique a su jefe por adherir a cuánto dictador asesino existe en el mundo”, respondió el influencer libertario, que ilustró su mensaje con una foto del Papa junto a Nicolás Maduro.

La ofensiva de Parisini contra Francisco apunta al rol del pontífice en la política global y su supuesto sesgo ideológico. Sin embargo, en el ala católica de La Libertad Avanza minimizaron el episodio. Ante la consulta de LA NACION, un funcionario que sigue de cerca el vínculo entre la Casa Rosada y el Vaticano desestimó cualquier impacto en la relación con el Papa: “La relación con Francisco no se ve perjudicada”, aseguró. En la Cancillería prefirieron el silencio.

Los libertarios nunca comulgaron con Francisco. Los más ortodoxos lo etiquetan de “comunista” y le reprochan sus gestos políticos, tanto dentro como fuera del país. Su prédica social, alineada con sindicatos y movimientos populares, y su cercanía con figuras como Juan Grabois, les resulta indigerible. Sin embargo, entienden que confrontar abiertamente con el líder de la Iglesia católica sería un error estratégico. Por ahora, el puente sigue en pie, aunque bajo una tensión constante.

Olivera Ravasi, conocido por su postura católica ultraconservadora, estuvo en el centro de la polémica el año pasado. Se debió a su participación en la visita de legisladores libertarios a represores, así como por haber impulsado la idea de indultar a militares condenados por delitos de lesa humanidad. Su propuesta nunca llegó ni siquiera a convertirse en un proyecto concreto ante el rechazo social de la foto en Ezeiza y por la resistencia dentro del propio oficialismo.

El lazo de Ravasi con sectores castrenses lo puso en la órbita de Victoria Villarruel, que hizo de la defensa de los militares una bandera política. Su afinidad con las Fuerzas Armadas y su agenda sobre seguridad y defensa alimentaron la especulación sobre un vínculo más estrecho. Sin embargo, en el entorno de la vicepresidenta lo desmienten. “Victoria no tiene relación con casi nadie”, ratificó otro dirigente libertario, que aprovechó para graficar el aislamiento por el que transita Villarruel.

Más allá del ruido en redes, la posibilidad de que Francisco visite la Argentina enfrenta un escollo mayor: su salud. En los últimos meses, el Papa lidió con dolencias respiratorias que limitaron sus viajes y lo obligaron a reducir su agenda. En Roma, nadie se anima a confirmar si podrá volver a cruzar el Atlántico. En Buenos Aires, el Gobierno sigue apostando a que sí. “Si mejora su condición, podría venir”, se esperanza un funcionario con llegada al Presidente.

El papa Francisco y el secretario de Culto, Nahuel Sotelo

La misión de acercar al Papa al país recayó en Nahuel Sotelo, secretario de Culto y hombre de confianza de Karina Milei. En los últimos días, el funcionario quedó en el centro de otra batalla: salió a defender al Presidente luego del discurso en Davos que desató críticas internacionales. En su arenga, Milei vinculó a la homosexualidad con la pedofilia, un comentario que encendió alarmas en sectores moderados. Sotelo, en lugar de matizar, reforzó el mensaje: “El mensaje es claro… ¡Con los chicos no!”.

El Gobierno apuesta a una foto de Milei con Francisco. Pero, entre la fragilidad del Papa y los reflejos incontrolables del oficialismo, esa posibilidad es tan incierta como lejana.