Oculto entre las montañas de Los Santos, un mundo maravilloso y sin ley, está el Vinewood Bowl, un gigantesco anfiteatro diseñado en base al verdadero Hollywood Bowl de la ciudad de Los Ángeles. El lugar suele estar vacío: se encuentra en un lugar mayormente escondido, incluso para los jugadores más experimentados del videojuego Grand Theft Auto Online.

Cuando Sam Crane y Mark Ooaterveen, dos actores londinenses sin trabajo, se toparon con el Vinewood Bowl mientras jugaban a ese juego durante la cuarentena por la pandemia, en 2021, el lugar de inmediato les despertó su curiosidad actoral.

“Me pregunto si realmente podría montar una obra en este lugar”, murmura el avatar de Crane al inicio del documental Grand Theft Hamlet.

Así empieza el insólito viaje para montar una de las versiones más extrañas de una de las obras de teatro más famosas de la literatura: una puesta en escena del Hamlet de Shakespeare que se desarrolla íntegramente dentro del universo virtual del videojuego Grand Theft Auto. Es un montaje en el que un atormentado monólogo de pronto puede verse interrumpido por un lanzacohetes disparado por un avatar digital vestido con un mameluco galáctico. “Para mí, la película es una yuxtaposición de alta cultura y baja cultura”, dice Oosterveen.

La película Grand Theft Hamlet, inspirada en el videojuego Grand Theft Auto

En parte documental absurdo sobre un montaje y en parte investigación posmoderna, Grand Theft Hamlet transcurre íntegramente dentro de un juego conocido por su violencia sin límites. La película sigue los pasos de Crane y Oosterveen en su intento por montar su producción virtual, incluidas las bizarras audiciones con desconocidos o las discusiones para determinar la mejor manera de saltar de un edificio hasta un dirigible. Ese formato surrealista termina dando vida a Shakespeare, al tiempo que revela los conflictos internos de los actores en aquellos días sombríos de aislamiento y cuarentena. “En realidad, es como un romance de amigos”, dice Pinny Grylls, la documentalista que codirigió la película con Crane. “Es sobre dos actores perdedores”, agrega entre risas Crane, esposo de Grylls.

Justo antes de que la pandemia pusiera la vida de todo en stand-by por tiempo indefinido, Crane había sido elegido para encabezar la producción de Harry Potter y el legado maldito en un teatro del West End londinense. Y durante la pandemia, lo impresionó que los videos de gamers que miraba su hijo en YouTube eran parecidos a una forma de teatro. “Hay un elemento de actuación en vivo cuando miramos a esa gente jugando online”, dice Crane.

Una escena de Grand Theft Hamlet, un documental sobre un montaje de Hamlet en el universo del videojuego Grand Theft Auto

Aburridos y con poco y nada de experiencia en videojuegos, Crane contactó a Ossterveen, un colega actor con quien había trabajado pero también un gamer experimentado, para comentarle su vaga idea de hacer una obra de arte a partir de eso. Juntos empezaron a experimentar grabando horas y horas de ellos jugando al Grand Theft Auto Online, la extensión para múltiples jugadores de Grand Theft Auto V.

Dedicaron un par de días a coreografiar un extensa rutina de baile interpretativo, y también comentaron en vivo por streaming un partido de fútbol desde la terraza de un casino. Cuando uno de los videos de sus aventuras empezó a tener muchas visualizaciones en YouTube, decidieron avanzar más seriamente con el proyecto de llevar a escena Hamlet, una obra en la que todos, al igual que en Grand Theft, terminan muertos.

“Testigos mudos”

A la larga, Crane terminó sumando a su esposa para que documentara su aventura. Utilizando solo herramientas incluidas en el juego, Grylls le dio a la película tanto una visión orgánica de los videojuegos como una mirada cinematográfica y contemplativa a la vez. “Pasé mucho tiempo deambulando literalmente por mi cuenta y estando simplemente dentro de ese espacio, observando los cambios de luz, los diferentes paisajes y también los personajes no jugables”, apunta Grylls. Esos PNJ, los personajes computarizados que pueblan el videojuego, “se convirtieron casi en testigos mudos de lo que estaba pasando”.

La película Grand Theft Hamlet, inspirado en el videojuego Grand Theft Auto

Una escena en la que Crane recita el icónico monólogo de “Ser o no ser” se superpone a escenas de juego de silenciosa desesperación: figuras sin nombre acurrucadas en un bar, tomándose un descanso para fumar, o pidiendo dinero. Ese extraño formato brinda una visión inquietantemente adecuada de la tragedia de Shakespeare y de la existencia cada vez más desorientadora de la postpandemia. “Uno quiere reflejar el mundo, pero no por completo”, señala Oosterveen, quien también se desempeñó como director asociado. “Algo tiene que hacer ruido”.

La película sigue la obsesiva reclusión de Crane y Oosterveen en el videojuego en medio del confinamiento, fiel reflejo de la extraña realidad de los espacios virtuales. En una escena de inusual crudeza, Grylls ingresa al juego para discutir con su esposo porque faltó a su cumpleaños debido a los ensayos online para la producción del Hamlet.

Sin embargo, la película también desafía la idea de que los juegos online son tóxicos y generan aislamiento: Crane y Oosterveen logran conformar una verdadera comunidad con ese elenco y equipo tan dedicados, algunos de ellos actores entrenados y otros simplemente desconocidos que resultaron ser excelentes y versátiles intérpretes.

Grand Theft Hamlet; el experimento culminó en un espectáculo en vivo que atrajo a unos cientos de espectadores —y luego a miles en YouTube— y ganó un puñado de premios

Crane (que interpreta a Hamlet) y Oosterveen (Polonio) compararon la experiencia técnica de actuar dentro del juego con la de un titiritero: recitaban sus líneas mientras apretaban botones para que sus avatares manifestaran las diferentes emociones.

El experimento culminó en un espectáculo en vivo que atrajo a unos cientos de espectadores —y luego a miles en YouTube— y ganó un puñado de premios, incluido el premio a la innovación en los Stage Awards, una importante festival teatral de Gran Bretaña. Pero el mayor logro fue tal vez que lograron hacer una representación completa de Hamlet en un mundo de caos pixelado.

“En la película hay una línea en la cual digo: ‘El dirigible explotó y todos murieron, pero más allá de eso todo salió bien’,” apunta Oosterveen. “Ni siquiera lo dije en broma: es literalmente lo único que salió mal”.

Con traducción de Jaime Arrambide