ATENAS.- El más fuerte de los cientos de terremotos registrados en los últimos días sacudió la isla volcánica griega de Santorini el martes con una magnitud de 5,3° en la escala de Richter. El personal médico realizó un simulacro de evacuación hospitalaria mientras los científicos aclaran que no saben si la actividad sísmica es preámbulo a un terremoto mayor.
Desde el 25 de enero, fecha de inicio de la serie de terremotos casi constantes en la zona, por lo menos 13.000 de los 15.500 habitantes abandonaron la isla. El laboratorio de sismología de la Universidad de Atenas detectó más de 12.800 movimientos telúricos entre las islas de Santorini y Amorgos entre el 26 de enero y el 8 de febrero.
Varios terremotos con magnitudes entre 4° y 4,8°, algunos registrados con minutos de diferencia entre sí, golpearon asimismo el martes con epicentros entre Amorgos y Santorini, según informó el Instituto de Geodinámica del Observatorio de Atenas (IGOA).
El sismo más fuerte tuvo lugar el lunes a las 22.16 (hora local) y llegó a sentirse en la capital griega, Atenas, a más de 200 kilómetros de distancia, aunque no provocó heridos ni daños.
Las autoridades declararon la semana pasada un estado de emergencia en Santorini, donde la incesante actividad sísmica motivó el despliegue de equipos de rescate con drones y un perro rastreador y puso en alerta a guardacostas y buques de la marina.
Panorama incierto
Aunque la mayoría de los temblores han sido relativamente pequeños, en los primeros nueve días de febrero se han registrado 160 sismos con una magnitud superior a 4°, en comparación con los 90 de esa magnitud ocurridos en todo el año pasado, informó el lunes Vassilis Karastathis, director del IGOA.
La gran incógnita es si los temblores actuales constituyen un “enjambre sísmico”, una secuencia de temblores sin un terremoto principal claro, o si son el preludio de un sismo mayor de magnitud cercana a 6°, explicó el director. Los expertos señalaron que es imposible hacer una predicción confiable sobre lo que ocurrirá.
Por ende, el panorama de la isla volcánica de las Cícladas, que atrae anualmente alrededor de tres millones de turistas, sigue siendo incierto. La duda y el miedo llevaron a miles de residentes y visitantes a abandonar la isla, mientras que las escuelas en Santorini y las islas cercanas recibieron la orden de permanecer cerradas durante la semana.
El viceministro de Salud Marios Themistokleous anunció que se habían enviado médicos especializados al hospital de Santorini, donde se instalaron tiendas de campaña en el patio como precaución. El personal médico practicó un simulacro de evacuación, corriendo hacia afuera mientras empujaban camillas con personas que actuaban como pacientes.
“Hay señales de estabilización, pero necesitamos ver una mayor disminución en la frecuencia de los temblores para estar seguros”, explicó Karastathis. “Se ha liberado gran parte de la energía sísmica, pero aún no podemos descartar un terremoto de gran magnitud”.
Algunas zonas de Santorini fueron acordonadas por temor a deslizamientos de tierra, y se colocaron sacos de arena junto a las casas frente al mar. Psicólogos de la Cruz Roja Helénica han brindado apoyo a los residentes preocupados.
Los científicos han estado monitoreando la cadena de terremotos y los dos volcanes en la zona. El laboratorio de sismología de la Universidad de Atenas detectó más de 12.800 terremotos entre ambas islas, entre el 26 de enero y el 8 de febrero. Por otro lado, un comité científico afirmó la semana pasada que la actividad sísmica no está relacionada con los dos volcanes de la zona y descartó una erupción.
Aunque intentan transmitir mensajes de calma, los expertos estiman que este ciclo puede alargarse todavía algunas semanas.
Giorgos Kalamatas, de 37 años, quien tiene un negocio que organiza espectáculos de fuegos artificiales para bodas en Santorini, regresó el lunes pasado a la casa de su familia en Atenas junto con su esposa y sus tres hijos. “El temblor constante era angustiante y estábamos preocupados por los chicos”, dijo Kalamatas, aunque agregó que tiene pensado volver el próximo fin de semana. “Vamos a tener que convivir con esto”.
Sismólogos y vulcanólogos se reunieron con funcionarios gubernamentales el martes por la tarde como parte de las discusiones regulares sobre la situación.
El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, afirmó que se estaban tomando todas las medidas posibles. “Nos preparamos para lo peor mientras esperamos lo mejor”, dijo durante una visita a la isla el viernes, en la que instó a los residentes a mantener la calma.
Aunque Grecia se encuentra en una parte del mundo con fuerte actividad sísmica y los terremotos son frecuentes, es muy raro que cualquier parte del país experimente una serie tan intensa de terremotos durante un período de tiempo tan prolongado.
Los que se quedan
Otros dijeron que no tenían más opción que quedarse. Renia Bledaki, una maquilladora de 52 años cuyos clientes son en su mayoría novias estadounidenses, británicas y australianas que se casan en la isla, envió la semana pasada a sus dos hijos adolescentes a vivir con un familiar en Atenas. Ella se quedó para cuidar de su tía y su tío, que son ancianos.
Durante varios días, ella y su esposo pasaron las noches acurrucados en mantas mientras dormían en su auto contó Bledaki, agregando que durante los temblores más fuertes, “el auto saltaba”.
Muchos de los que permanecen en Santorini trabajan en hoteles, aunque la mayoría están cerrados. Las renovaciones anuales están en suspenso, ya que las obras de construcción y reparación fueron prohibidas durante los sismos. “Un empleado se asustó y se fue, y otros no están seguros de regresar en abril”, comentó Antonis Iliopoulos, propietario de tres hoteles en la isla. Dijo que aún no recibió cancelaciones para las reservas de primavera y consideró los sismos como “una molestia más que un peligro”.
Para Bledaki, lo más angustiante es la incertidumbre. “¿Habrá un terremoto de magnitud 6°? ¿Resistirán nuestras casas? ¿Entrará en erupción el Columbo?”, preguntó, refiriéndose a un volcán submarino cercano. “Es como una película de ciencia ficción”.
El Ministerio de Medio Ambiente del país detuvo en noviembre, por un año, la construcción en la caldera de Santorini, el borde de un antiguo volcán que dio a la isla su forma única. El ministerio citó preocupaciones sobre la sobreexplotación del área y pidió a los operadores hoteleros que realizarán evaluaciones de riesgo. Los sismos han reavivado las dudas sobre la estabilidad de muchas estructuras en la isla.
Los hoteles en las zonas acantiladas de Fira y Oia, populares entre los turistas por sus vistas espectaculares, podrían estar en mayor riesgo de deslizamientos de tierra, advirtió Dimitrios Papanikolaou, profesor de geología de la Universidad de Atenas. Explicó que los cimientos hechos de lava endurecida y piedra pómez serían “frágiles”.
“En esas áreas, un terremoto más fuerte podría hacer que se derrumben secciones de edificios, como balcones y piscinas”, afirmó.
Según Papanikolaou, las autoridades discutieron estos mismos riesgos durante un enjambre sísmico en 2011. “Hablaron de reforzar los edificios, pero no se hizo nada”, dijo. “Ahora vuelven a hablar del tema, pero cuando los sismos cesen, probablemente lo olvidaremos hasta que vuelva a ocurrir en 10, 20 o 30 años”.
Agencias AP y AFP, y diario The New York Times