San Valentín se festeja en muchas partes del mundo como una celebración para todos los enamorados. Es una fecha en la que se estilan regalar flores, chocolates y cartas de amor, y también otros objetos relacionados con la pasión y al romance. Muchos se preguntan cuándo cae esta fecha tan popular para no dejarla pasar y agasajar a sus parejas o seres queridos.
Algunos historiadores ubican el origen del Día de los Enamorados en la fiesta romana de Lupercalia, que se realizaba en esta época del año y tenía como eje la fertilidad. Como recuerda la Enciclopedia Britannica, era un evento encabezado por un grupo de sacerdotes, los Luperci, en cuyo nombre se advertía la veneración al lobo —lupus es la palabra latina para este animal—, asociada de manera indisociable a Roma, dado que fue una loba la que en la leyenda fundacional de ese pueblo alimentó a Rómulo y Remo, quienes establecieron el primer asentamiento que dio forma a la ciudad. Incluso existieron santos católicos relacionados con la fecha, pero no se conoce el origen certero de la fecha y su utilización actual es totalmente laica.
Cuándo cae el Día de los Enamorados
San Valentín cae, año tras año, el 14 de febrero, una fecha cargada de romanticismo que este año es viernes. En este día, las parejas tienden a organizar citas, hacerse regalos especiales y pasar tiempo juntos. Es más, algunas personas realizan cartas o envían mensajes a parejas que están lejos.
Quién fue San Valentín
Existen varias leyendas en torno a San Valentín: algunos informes hablan de un religioso que repartía rosas en las calles; otras narraciones indican que existió un Valentín que cortó corazones de pergamino y se los dio a los soldados para que miraran esas tarjetas y recordaran a sus seres queridos; y la teoría de la Iglesia es que era un mártir que nació a fines del siglo II en el Imperio Romano.
En este último caso, se cree que todo comenzó cuando el emperador romano Marco Aurelio Claudio (214-270), “El gótico”, decretó la prohibición de que los soldados se casaran, con la idea de que —si no mantenían lazos familiares— tendrían menos miedo arriesgar su vida y, por consecuencia, serían más valientes. Tal como indica la BBC, en aquel momento, existía un obispo llamado Valentín que consideró injusta la medida y continúo casando en secreto a las parejas, haciendo caso omiso a los deseos imperiales.
Según reconstruye este medio, el emperador tomó conocimiento de lo que sucedía y mandó a llamar al sacerdote para exigirle explicaciones y que negara su fe y los matrimonios que había oficiado. Sin embargo, Valentín no accedió, por lo que fue condenado a muerte y decapitado.
De esta forma, pasó a integrar la lista de cristianos martirizados en el Imperio Romano: una persecución que data del año 64 y que se extendió hasta el año 313, cuando el edicto de Milán legalizó el cristianismo en las fronteras romanas.
¿Existió realmente San Valentín?
De acuerdo con los registros de los santos católicos, existen 11 llamados Valentín; tres de ellos, relacionados con mensajes de amor.
“El San Valentín que celebra la Iglesia, el San Valentín de Roma, tiene más que ver con la historia de un médico que se hizo sacerdote y, en contra de la ley del emperador, siguió celebrando bodas entre soldados. Pero se discute su propia existencia”, explicó al medio británico el estudioso de la hagiografía Thiago Maerki, investigador de la Universidad Federal de San Pablo.
Más allá de las contradicciones y dudas que existen respecto de si efectivamente existió o no un sacerdote llamado Valentín que casó a parejas en secretos contra el edicto imperial, lo cierto es que en el año 496 el Papa Gelasio I (410-196) estableció que San Valentín debía celebrarse cada 14 de febrero. De este modo, aunque no es seguro que esa haya sido la fecha de su fallecimiento, la Iglesia impuso esa fecha con el objetivo de resignificar prácticas paganas existentes.
En la actualidad, se trata de una celebración laica, dado que a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia “eliminó” santos cuya veracidad histórica no podía ser probada. Entonces, San Valentín fue quitado del calendario litúrgico tradicional en la década de 1960.