La Emperatriz de los Ántrax tuvo una muerte que hoy día aún despierta dudas. (Anayeli Tapia/Infobae)

Claudia Berenice Ochoa Félix, apodada “La Emperatriz de Los Ántrax”, fue una influencer mexicana cuya vida y muerte estuvieron marcadas por controversias y rumores sobre su relación con el narcotráfico. Aunque negó cualquier vínculo con actividades delictivas, su imagen pública estuvo asociada a lujos, armas y al Cártel de Sinaloa, uno de los grupos criminales más poderosos del país.

Aunque ella negó cualquier relación con actividades ilícitas, su imagen se convirtió en un ícono de la narcocultura mexicana. Su muerte, ocurrida en 2019, dejó incógnitas que aún generan interés.

Claudia Ochoa Félix nació el 15 de enero de 1987 en Culiacán, en el seno de una familia de clase media. Creció en el fraccionamiento CANACO y estudió en el Colegio de Bachilleres de Sinaloa antes de cursar la carrera de enfermería.

Se le relacionó con

La joven se casó a una edad temprana con Juan Carlos Félix Gastélum, mejor conocido por su alias de “El Chavo Félix”, quien también llegó a ser el yerno de Ismael ‘El Mayo’ Zambada tras casarse con Teresita, una de sus hijas. Con este jefe de seguridad del Cártel de Sinaloa tuvo tres hijos.

Durante esos años, llevó una vida alejada de los reflectores, pero más tarde un supuesto noviazgo con José Rodrigo Aréchiga Gamboa, alias “El Chino Ántrax”, quien fue líder de Los Ántrax, el brazo armado del Cártel de Sinaloa, la pondría en el radar y marcaría su vida de manera irrevocable.

La Kim Kardashian del narco

En 2013, Claudia Ochoa comenzó a ganar notoriedad cuando aparecieron en redes sociales imágenes que la mostraban rodeada de lujos: autos deportivos, aviones privados, armas personalizadas de colores llamativos y viajes por el extranjero. Esta ostentación le valió el apodo de la “Kim Kardashian del narco”, en parte también por su parecido físico.

La influencer mexicana negó vínculos con el narcotráfico, pero sus relaciones y publicaciones la delataron. (Archivo Infobae).

Su presencia en plataformas como Instagram, donde tenía más de 200 mil seguidores, y Snapchat reforzó esta imagen. Publicaciones que mostraban su estilo de vida la convirtieron en una figura pública polarizante: admirada por algunos y señalada por otros como un reflejo del poderío del narcotráfico.

La joven influencer fue vinculada con Los Ántrax, luego de que se asegurara que tenía una relación sentimental con “El Chino Ántrax”, quien lideró esta célula antes de su detención en Ámsterdam en 2014. Tras la captura, circularon rumores de que Ochoa Félix asumió el liderazgo del grupo.

Sin embargo, en junio de 2014, Ochoa Félix convocó a una conferencia de prensa para desmentir estas afirmaciones. Acompañada de su hermano y sus hijos, leyó un comunicado en el que declaró ser víctima de difamaciones y aseguró que las cuentas de redes sociales que la vinculaban con Los Ántrax no eran suyas.

“Se me menciona como una de las mujeres más poderosas del narcotráfico y se exhiben fotos en las que ni siquiera soy yo… Estas cuentas de Facebook y de Twitter en las que me hacen referencia, no son mías, yo no las abrí”, expresó entonces.

Claudia Berenice Ochoa Félix durante la conferencia de prensa. (Archivo Infobae)

En 2017, surgieron rumores de que Claudia vivió en Argentina durante tres años, específicamente en Nordelta, un exclusivo barrio de Buenos Aires. Se decía que llevaba una vida de lujo, con guardaespaldas, un avión privado y una estancia dedicada a la cría de caballos de polo. Aunque estas versiones incluyeron supuestas evidencias, como folletos promocionales con su nombre, nunca se confirmaron oficialmente.

La noche de su muerte

El 13 de septiembre de 2019, “La Emperatriz de los Ántrax” asistió a un centro nocturno en Culiacán. Según reportes, al amanecer se retiró con un hombre a una residencia en el fraccionamiento Isla Musala. Horas después, el hombre intentó despertarla, pero ella no respondía, por lo que llamó a la Cruz Roja. Cuando los paramédicos arribaron, confirmaron su fallecimiento alrededor de las 18:50 horas.

La Fiscalía General del Estado (FGE) de Sinaloa informó que la causa de muerte fue asfixia por broncoaspiración, producto de la combinación de alcohol y sustancias controladas. El entonces fiscal Juan José Ríos Estavillo descartó que hubiera indicios de violencia o asesinato.

“En el reporte correspondiente se hace un análisis de las diversas sustancias ingeridas por la occisa, que afectaron su organismo y resultaron en su fallecimiento”, declaró Ríos Estavillo.

El 13 de septiembre de 2019, Claudia Ochoa murió. (IG/claudiaa8af)

El hombre que la acompañaba proporcionó información detallada sobre los eventos previos y colaboró con las investigaciones, lo que ayudó a descartar cualquier responsabilidad en su muerte.

En sus últimas horas de vida, Claudia compartió en Instagram un video desde un restaurante en Culiacán, mostrando botellas de alcohol y disfrutando de la música.

Otro aspecto que alimentó la fama mediática de Claudia Ochoa Félix fue el supuesto interés romántico del rapero canadiense Drake hacia ella. En redes sociales, fanáticos señalaron que ambos se seguían mutuamente y que intercambiaban mensajes privados. Tras la muerte de Claudia, su nombre y el del músico estuvieron en tendencias de Twitter, con comentarios que aseguraban que el cantante habría mostrado admiración por su belleza. Sin embargo, estas afirmaciones nunca fueron confirmadas oficialmente y permanecen como rumores dentro del círculo de misterio que rodeaba a “La Emperatriz de Los Ántrax”.

Entre sus últimas publicaciones realizadas en Instagram, había agradecido a Alejandrina Guzmán, hija de Joaquín “El Chapo” Guzmán, por regalarle una sudadera de la marca “Chapo 701″. “Muchas gracias, Alejandrina, por mi sudadera. Muy buena calidad, me encantó”, escribió Claudia en su cuenta privada, según usuarios que compartieron capturas de pantalla de su publicación.

La Emperatriz de los Ántrax se mostraba con armas. (Captura de pantalla)

Por otro lado, el 15 de mayo de 2020, “El Chino Ántrax” fue asesinado en Culiacán tras escapar de la prisión domiciliaria en San Diego, California. Su muerte reforzó las especulaciones sobre las cuentas pendientes que la joven y él podrían haber dejado en el mundo del narcotráfico.