Su humor y su compasión lo obligaron a dejarnos con una última risa”; esa fue la reflexión final que hizo la familia real de Luxemburgo para mostrar la alegría con la que vivió su hijo Frederik al confirmar su muerte a la corta edad de 22 años. Se trata de una pérdida que conmocionó a todo el país europeo, no solo por su importancia en la cadena de sucesión de la realeza, sino también por la historia de resiliencia y compasión que transmitió el joven heredero a la corona hasta su último suspiro.

Frederik nació el 18 de marzo de 2002 como el hijo menor del príncipe Robert de Nassau y la princesa Julie de Nassau, pertenecientes a la casa Nassau, la dinastía reinante en Luxemburgo. Era el tercer hijo de la pareja tras el nacimiento de sus hermanos mayores, Alexander y Charlotte, y además, era primo del Gran Duque Enrique de Luxemburgo.

Nacido en el seno de una de las familias más importantes del país, el joven transitó su niñez con normalidad, alternando su estadía entre ciudades como Londres, en Inglaterra, y Ginebra, en Suiza, donde estudió en algunas de las escuelas internacionales de mayor prestigio.

El príncipe Robert de Luxemburgo y sus hijos en una imagen compartida en redes sociales

Tal y como lo describió su padre en la carta donde comunicó su muerte, “Frederik nació con una capacidad especial para la positividad, la alegría y la determinación. Cuando era pequeño, siempre decía que si había un hijo nuestro por el que nunca tendría que preocuparme, era él. Tiene habilidades sociales como ningún otro, un sentido del humor asombroso, una inteligencia emocional y una compasión fuera de serie, un sentido de la justicia, la equidad y la decencia que no conoce límites. Era disciplinado y organizado más allá de lo imaginable”.

Sin embargo, su vida cambió de manera rotunda cuando a la edad de 14 años fue diagnosticado con una rara enfermedad conocida como PolG, un trastorno mitocondrial genético que priva a las células del cuerpo de energía, lo que causa disfunción y falla progresiva de múltiples órganos.

Enseguida su familia se abocó a invertir en la búsqueda de una cura para la enfermedad, pero con el pasar de los años esa esperanza se vio cada vez más debilitada. Sin embargo, Frederik no cambió y se encargó de utilizar aquella alegría, positividad y determinación para enfocarla en generar conciencia sobre las enfermedades raras que afectan a miles de personas en todo el mundo y sobre cómo es vivir con una condición genética sin cura.

El príncipe Frederik (22), hijo menor de Robert de Luxemburgo y la princesa Julie de Nassau, falleció el viernes a raíz de una rara enfermedad conocida como PolG

Esto fue posible gracias a la Fundación POLG, dedicada a la investigación y búsqueda de tratamientos para este trastorno. Desde el primer minuto, Frederik se comprometió activamente en la lucha contra esta dolencia, creando la fundación para apoyar la investigación y aumentar la conciencia sobre este trastorno genético.

La misión principal de POLG es financiar proyectos de investigación que busquen tratamientos efectivos y, eventualmente, una cura para la enfermedad. Además, la organización trabaja en la difusión de información para educar al público y a la comunidad médica sobre esta condición poco común, con el objetivo de mejorar el diagnóstico y la atención a los pacientes afectados.

Tras el fallecimiento de Frederik, su familia reafirmó su compromiso de continuar su legado a través de la fundación, con la esperanza de que algún día esta enfermedad tenga una cura.

La emotiva despedida de la familia al príncipe Frederik

La muerte de Frederik fue confirmada pro sus padres mediante un sentido mensaje difundido en sus redes sociales, en donde comentaron cómo fue la despedida con su familia y el último mensaje que dejó el joven de 22 años. “Es con un corazón muy pesado que mi esposa [Julie de Nassau] y yo [Robert de Luxemburgo] quisiéramos informarles del fallecimiento de nuestro hijo, fundador y director creativo de la Fundación PolG. El viernes pasado, 28 de febrero, en el ‘Día de las Enfermedades Raras’, nuestro amado hijo nos llamó a su habitación para hablar con él por última vez. Frederik encontró la fuerza y el coraje para despedirse de cada uno de nosotros por turnos”, dijeron.

La familia Nassau. Robert y Julie con sus hijos: Alexander, Charlotte y Frederik

“Después de regalarnos a cada uno de nosotros nuestras despedidas, algunas amables, algunas sabias, algunas instructivas, nos dejó colectivamente con una última broma familiar de larga data. Incluso en sus últimos momentos, su humor y su compasión lo obligaron a dejarnos con una última risa”, destacaron.

Y recordaron: “La última pregunta de Frederik para mí [Robert de Luxemburgo], antes de sus otros comentarios, fue: ‘Papá, ¿estás orgulloso de mí?’. Apenas había podido hablar durante varios días, por lo que la claridad de estas palabras fue tan sorprendente como profundo fue el peso del momento. La respuesta fue muy fácil, y la había escuchado tantas veces… Frederik sabe que es mi superhéroe, como lo es para toda nuestra familia, para tantos buenos amigos y ahora, en gran parte gracias a su Fundación POLG, para tanta gente de todo el mundo. Parte de su superpoder era su capacidad de inspirar y dar ejemplo”.

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En los últimos tramos del comunicado, los padres repasaron el último día de Frederik: “El viernes, su alarma sonó como de costumbre… pero no era un día normal. Este sería su último en este mundo… y en el Día de las Enfermedades Raras, un día que se creó con el fin de crear conciencia y generar cambios para las personas que viven con una de estas enfermedades huérfanas y, por supuesto, para sus familias y preciados cuidadores. Frederik luchó contra esta enfermedad hasta el final”.

“Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento por todos los mensajes de apoyo y amor que ha recibido nuestra familia en este momento tan difícil. Con la ayuda de nuestro superhéroe esperamos convertir nuestro profundo dolor en resultados positivos y, de ese modo, seguir su ejemplo inquebrantable. ¡Su mensaje más importante es el de la esperanza, la compasión y la resiliencia! Estamos todos muy orgullosos de vos, Frederik. ¡Descansá en paz eterna!”, concluye.