A partir de los 30 años, a algunas personas les empiezan a salir canas. Hay quienes deciden dejarlas y otras quienes prefieren ocultarlas pintándolas. Este accionar tiene diferentes significados según la psicología.
En un mundo donde la apariencia física juega un papel importante en la expresión personal, el pelo se convirtió en un lienzo para transmitir emociones, identidad y estados de ánimo.
Pero ¿qué dice la psicología sobre aquellas personas que deciden cambiar el color de su pelo? Más allá de una simple moda, teñirse puede ser una ventana a la personalidad, las emociones y los procesos internos de un individuo.
Expresión de identidad y autonomía
Según expertos en psicología, pintarse el pelo puede ser una forma de reafirmar la identidad y ejercer control sobre la propia imagen. Para muchas personas, especialmente adolescentes y jóvenes, cambiar el color del cabello es una manera de explorar su identidad y diferenciarse de los demás. Este acto puede simbolizar un deseo de autonomía y una búsqueda de individualidad en un mundo que a menudo impone estándares de belleza y comportamiento.
Cambio emocional o nuevo comienzo
La psicología también sugiere que pintarse el pelo puede estar relacionado con momentos de transición o cambio emocional. Por ejemplo, después de una ruptura amorosa, una pérdida importante o incluso al comenzar una nueva etapa en la vida, algunas personas optan por cambiar su apariencia como una forma de marcar un “nuevo comienzo”. El pelo, al ser una parte visible del cuerpo, se convierte en un símbolo de transformación interna.
Autoestima y confianza
Para algunas personas, cambiar el color del pelo puede ser una forma de aumentar su autoestima y confianza. Un nuevo look puede hacer que alguien se sienta más atractivo, seguro y en control de su vida. Esto puede ser especialmente relevante en momentos en los que la persona se siente estancada o insegura sobre su apariencia.
El Universal (México)