No todo el mundo tiene la suerte de tener un secarropas o un balcón o terraza cubierta para tender su ropa al aire libre. Ante la falta de un espacio exterior o ante un día de lluvia o humedad, una gran mayoría recurre a utilizar un tender en el interior de sus casas.
Los altos niveles de humedad que pueden generarse en el ambiente son perjudiciales para la salud. Según un estudio del Instituto de Investigación de Arquitectura Ambiental Mackintosh de Glasgow (Escocia), este hábito -a simple vista inocuo- podría provocarnos asma, rinitis, infecciones respiratorias y otras alergias.
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Estas investigaciones dieron como resultado que la ropa que se saca de un lavarropas tiene acumulada alrededor de 2 litros de agua aunque esté centrifugada, que a medida que se seca pasa a formar parte del ambiente y además se descubrió que hasta una tercera parte de la humedad dentro del hogar es causada por el secado de ropa lavada.
Qué pasa cuando se combinan humedad y calor
Al tender la ropa en el interior de casa lo que hacemos es aumentar la humedad del ambiente, algo que con frecuencia se ve favorecido por el uso de calefacción al mismo tiempo.
Tanto la humedad como el ambiente templado es el “caldo de cultivo’” perfecto para que proliferen hongos, moho y ácaros, no sólo en nuestros muebles, sino también en la ropa que luego nos ponemos.
La humedad, junto con el calor, supone un excelente medio para que microorganismos como el moho, ciertos hongos o los mismos ácaros del polvo proliferen con mayor facilidad, de manera que las personas especialmente sensibles a estos microorganismos, como las personas asmáticas, bronquíticos o alérgicos pueden padecer un recrudecimiento de su sintomatología.
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“Mi recomendación, si no hay otra posibilidad, es secar la ropa a primera hora del día en un lugar amplio y ventilado para que no se concentre la humedad y de ser posible, que las personas no se encuentren en casa durante las primeras horas del secado, si presenta dicha sensibilización”, explica la profesora de inmunología de la Universidad de Birmingham, Rebecca Drummond. Asimismo, aconseja centrifugar dos veces la ropa, una vez lavada, para que al tenderla no esté tan húmeda.
Por otro lado, la solución que proponen los investigadores escoceses es optar por una secadora, poner algún sistema de ventilación anti humedad o que de ahora en adelante todas las viviendas nuevas se construyan con lugares habilitados para poder secar la ropa al aire libre.
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Consejos para secar la ropa en días húmedos o lluviosos
Los expertos formulan estas recomendaciones para solucionar este problema:
- En lo posible, lavar los fines de semana, porque hay más tiempo disponible para que la ropa se pueda secar totalmente.
- Aprovechar días de sol para lavar la ropa.
- En caso de no tener ningún espacio exterior disponible para secar, tender la ropa en el interior de la casa pero no en zonas de paso habitual, que estén bien ventiladas y evitar tener la calefacción u otras fuentes de calor en marcha cuando se esté secando la ropa.
- Centrifugar la ropa de nuevo una vez acabado el programa del lavarropas para reducir sus niveles de humedad, especialmente si en la casa hay personas susceptibles de padecer alergias o enfermedades respiratorias.
- Ventilar bien la casa cada día para que se renueve el aire y los niveles de humedad en el ambiente disminuyan, así como las partículas de polvo.
- Tender en perchas para favorecer la circulación del aire y además que las prendas se arruguen menos.
- En caso de no tener espacio dentro de la casa, tratar de comprar una secadora.
- En acolchados y ropa gruesa de invierno, acudir a los profesionales de limpieza de ropa o tintorerías. Ellos te devolverán tu ropa en perfecto estado sin que tengas que preocuparte de nada.
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Riesgos de tender la ropa en el interior
Como ya se explicó, la humedad tiene efectos negativos sobre la salud respiratoria pero, además, produce efectos nocivos sobre las paredes o el techo de una casa que son bien conocidos. Todos hemos visto alguna vez esas temidas manchas marrones negras que forma el moho. Lo más habitual es que salgan en cocinas o cuartos de baño, ya que son los lugares más húmedos de una vivienda. Sin embargo, si solemos tender la ropa en otra habitación también podemos potenciar que aparezca moho en ella.
El moho más allá de dañar la pintura y el aspecto de un ambiente, produce esporas que si bien no afectan a quienes tienen un sistema inmunológico normal, pueden afectar a personas susceptibles a tener problemas respiratorios.
Es lo que pasa en pacientes asmáticos, ya que su sistema inmunitario reacciona de una forma exagerada a cualquier amenaza que se presente ante el sistema inmunitario. Eso incluye las esporas de los hongos y en caso de una respuesta excesiva, la inflamación puede ser tan grande que se se produzcan efectos en la respiración adecuada de los pacientes.