Después de una década de crecimiento en Buenos Aires, Julieta Alalu, Iara Weich y Sofía Berendorf, socias de Bunker, dieron el salto internacional que venían soñando desde hace muchos años. Fue en agosto pasado que abrieron su primera tienda en Barcelona con el mismo espíritu y esencia que hace años conquistó a sus clientes en la Argentina. “El modelo de negocio es el mismo, es exactamente todo igual. Buscamos que no solo nos sigan eligiendo por la ropa y los precios, sino por la experiencia de compra, donde la gente pase un buen momento y generemos comunidad”, dice Julieta Alalu a LA NACION.

La clave de Búnker siempre estuvo en romper con el tabú de las tiendas de segunda mano -donde en su mayoría las prendas se muestran desordenadas, desprolijas o sucias- para realizar una cuidada selección, donde cada pieza parezca nueva y se encuentre en perfecto estado. Tanto en Buenos Aires como en Barcelona, Bunker ofrece marcas como Zara, Mango, H&M hasta opciones de lujo como Prada, Gucci y Dolce & Gabbana. Operan con un sistema donde cada cliente, además de comprar, puede llevar sus prendas para vender.

Al ingreso de su local en Barcelona, ubicado en El Born, en Carrer Basses de San Pere 2, un cartel muestra el siguiente mensaje, sin rodeos: “Perdón Zara, Perdó Mango, Sorry H&M, Scusa Pull and Bear, Entschuldigung Berska, llegó Bunker”.

Bunker, Barcelona

-¿Cómo surgió la idea del mensaje?

-Estando en Barcelona, le escribí a Sebastián Lugo, creativo que trabajó con nosotras en la Argentina, para pensar cómo podríamos presentar nuestro producto y conectar con el público. Sin muchas idas y vueltas, me propuso esta frase en el momento. Al otro día ya estábamos poniéndola en la entrada y no hubo persona que no frenara a sacarle una foto al cartel. La gente quedó fascinada porque no existe en España otro lugar donde puedas comprar y vender tu ropa de esta manera; somos las únicas. De hecho, a dos meses de la apertura, ya tuvimos que limitar el sistema de compra de lotes de prendas a una vez por semana debido a la cantidad de personas interesadas en vender.

-¿Qué las diferencia de estas marcas que mencionan?

En Europa la gente está buscando otras alternativas al fast fashion. Ya no buscan el consumo masivo y prefiere opciones más sostenibles, lo cual impulsó notablemente el mercado de segunda mano. En Bunker, cuidamos cada detalle para brindar una experiencia única. Muchos clientes que ingresan nos dicen: “Qué lindo lugar, qué bien cuidada está la ropa”. Creo que ahí radica nuestra diferencia: en tener una propuesta donde puedas comprar ropa que se ven en las mejores marcas, incluso en las premium. En la tienda, vas a poder encontrar marcas desde Zara, H&M, Mango hasta Massimo Dutti, Prada, Gucci y/o Dolce & Gabbana. Por ejemplo, con las marcas más premium es una situación win-win, tanto para que las vende como para la que compra, porque se cotizan a buen precio, pero a su vez se venden a 50% menos de lo que cuestan y están como nuevas. Para la que lo compra, no puede creer que está comprando unas zapatillas de Prada, por ejemplo, a 300 euros. Si analizamos las opciones de segunda mano, generalmente se asocia con prendas más descuidadas o sucias y eso genera una gran resistencia a la compra. En Bunker, es todo lo contrario.

-¿Podría decirse que tuvieron una buena aceptación desde el momento que abrieron?

-Sí, nos sorprendió la respuesta que tuvimos desde el primer día. Un dato curioso es que no solo vienen para vender o comprar ropa, sino que también ingresan grupos de turistas para conocer el local, ya que es un patrimonio histórico. Descubrimos que, en el siglo XIV, en esta zona funcionaban industrias textiles y se lavaban prendas, ya que la calle Basses de Sant Pere era parte del canal Rec Comtal, que traía agua del río Besòs para abastecer y dar energía a la ciudad. En la tienda, todavía se conservan dos orificios gigantes donde se lavaba la ropa. Es espectacular. No tocamos nada de la estructura original, solo ajustamos la iluminación y el mobiliario.

Bunker, Barcelona

-¿Cómo fue la experiencia de encontrar ese local en Barcelona?

-Tuvimos mucha suerte. Llegué a Barcelona en abril. Salí del aeropuerto, me cambié y, junto a mis socias, empezamos a buscar. Tuvimos la necesidad de caminar la ciudad para encontrar el local que queríamos. Fue el primer que vimos y nos enamoramos. No es la típica zona comercial, es una zona más de bares. Incluso, nos decían que la ubicación no era ideal, pero nosotras siempre creíamos que nuestro potencial no estaba en la ubicación, sino en la propuesta que teníamos para dar. En abril encontramos el local y en agosto ya estábamos inaugurando. Lo digo y se me pone la piel de gallina porque acá es muy difícil el mercado inmobiliario y encontrar un lugar así. Casi no se consigue.

-¿Cómo es el sistema de compra y venta de ropa? ¿Es el mismo que aplican en Buenos Aires?

-El modelo de negocio es el mismo. No cambió. En Bunker nos especializamos en la selección. Todo lo que compramos tiene que estar como nuevo. Buscamos ropa de moda, principalmente de marca, aunque también tomamos algunas sin marca que nos parecen interesantes. Cotizamos por lote según la marca, el estado y la temporada y ofrecemos en el acto un precio por todo o un voucher por 50% más del precio que dimos para utilizar durante un año para, de esta manera, favorecer la circulación de la ropa. La mayoría en Barcelona elige el crédito, porque está más aceptado recircular las prendas. En la Argentina, todavía la mayoría prefiere el efectivo en el momento.

-A la hora de seleccionar las prendas, ¿qué fue lo más raro que vendieron en la tienda?

Soy bastante audaz, compro muchas prendas diversas que pienso se van a vender. Por ejemplo, una vez vendimos unos patines, también hemos vendido disfraces y hasta vestidos de novia.

Bunker, Barcelona

-¿Y las que más rápido se vende?

-Se rige mucho por temporada. Ahora que arrancó el frío en Barcelona, lo que se vende mucho son abrigos. Lo más difícil, los zapatos, porque a veces no coincide el talle de calzado justo del modelo segunda mano que tenemos.

-A tres meses de la apertura en Barcelona y a diez años de haber creado Bunker, ¿cómo se sienten?

-Estamos muy emocionadas con todo lo que estamos logrando. Una de las grandes decisiones fue sumar a Sofía como socia. Ella es amiga nuestra desde hace años y vive en Barcelona hace cinco años, lo cual era ideal para instalarnos allá. Necesitábamos a alguien de confianza, que conociera bien el mercado y movernos ahí de locales. Es un momento muy especial porque es ver de repente el resultado de tanto esfuerzo y trabajo.

¿Y qué aspiran en un futuro?

-Estamos trabajando en nuevos proyectos. Contratamos recientemente a otra persona porque queremos lanzar una línea de ropa customizada. La idea es que nuestros clientes puedan personalizar sus prendas, algo que creemos va a hacer que la experiencia de compra sea todavía más especial. Esperamos lanzarlo en unos tres meses. También estamos trabajando para lanzar el shop online de Bunker Barcelona y envíos a toda España, tal como tenemos en Buenos Aires. Por último, te diría que me encantaría tener Bunker en otros países, pero vamos de a poco.

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¿Dónde queda Bunker?

– Bunker Buenos Aires: José A. Cabrera 5045, CABA.

– Bunker Barcelona: Carrer Basses de Sant Pere 2, Born.