El pronunciamiento de 140 instituciones y filiales de la DAIA, la representación política de la comunidad judía en el país, definió este martes por voto indirecto a su nuevo presidente. En un clima enrarecido por acusaciones cruzadas, el joven dirigente oficialista Mauro Berenstein resultó ganador y manejará la entidad por los próximos tres años.

El opositor Darío Epstein, financista y consultor, además de exasesor económico y amigo del presidente Javier Milei, no logró destronar al oficialismo que representa hasta ahora el actual titular, Jorge Knoblovits. Según anticipó el portal comunitario Vis a Vis y luego confirmó LA NACION, la votación se definió por 85 votos contra 75, en una de las elecciones más parejas que se recuerden en la representación política de la comunidad en el país.

“Triunfó un candidato de la comunidad, contra el candidato de la política”, expresó uno de los referentes de la lista ganadora cuando el triunfo de Berenstein, de 45 años, ya era un hecho.

En la previa, cerca de ambos dirigentes confiaban en alcanzar el triunfo y poner de ese modo fin a una campaña que despertó inusual interés. La lista vinculada al actual oficialismo, que cambió de candidato presidencial en mitad de la campaña luego de la renuncia de Marcos Cohen, hizo especial hincapié en los “peligros” que encerraría un triunfo de Epstein por su cercanía con Milei. Terminó siendo ganador, y ahora a Berenstein le espera un trabajo de acercamiento con el Gobierno, siendo prácticamente un desconocido para la política nacional, y con el Presidente especialmente interesado, ya que se halla en un proceso de conversión al judaísmo.

Javier Milei y Darío Epstein

El exasesor económico de Milei había salido a responder las críticas: aseguraba que esa cercanía traería beneficios, y prometía fondos para nuevos proyectos comunitarios, a caballo de sus contactos con el mundo de las finanzas. “Mi compromiso es claro e inquebrantable: defender nuestra institución de intereses personales y exponer cualquier práctica desleal que pretenda apropiarse de espacios que deben servir al bien común. No se trata solo de una promesa electoral; es un compromiso moral con nuestra comunidad”, afirmó Epstein ayer, en un mensaje a la comunidad.

En su entorno, y a modo de contraataque, señalaban los vínculos de integrantes de la lista de Berenstein con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, y su intención de “diluir la DAIA” para fortalecer la AMIA, conducida por un sector de la ortodoxia que apoya al continuismo. Sus argumentos no convencieron a la mayoría de las instituciones, y sobre todo a la “observancia”, la ortodoxia y parte de los movimientos religiosos liberales, que inclinaron la balanza en favor de Berenstein. Después de seis años al frente de la DAIA, Knoblovits “seguirá cerca”, según contaron en su entorno a este diario.

“Pasar de la comunidad a la política nacional es difícil, pero pasar de lo nacional a lo comunitario lo es más todavía”, insisten desde la actual conducción. Además de Knoblovits, sostuvieron la candidatura de Berenstein los rabinos Eliahu Hamra (rabino ortodoxo y parte de la conducción de la AMIA) y Alejandro Avruj, hoy líder espiritual de la exitosa comunidad Amijai. Un tercer religioso, el exministro de Ambiente de Cambiemos Sergio Bergman, había puesto sus fichas en el triunfo de Epstein a través de las instituciones que responden a su liderazgo, pero por unos pocos votos no pudo festejar.

El nuevo presidente, que celebró junto al embajador israelí, Eyal Sela, muestra como pergaminos las dos décadas de experiencia comunitaria como presidente de la comunidad judía El Jai, de Villa Devoto, su pasado como director de la Federación de Escuelas Judías (Feja) y sus trabajos centrados en la educación. “La misión de la DAIA es luchar contra el antisemitismo, no traer plata”, disparan voces del oficialismo en crítica a los frustrados planes de Epstein.

“Tengo un plan de comunicación estratégica para fortalecer la educación judía, para que lo implemente cualquiera de los dos que gane”, había afirmado Berenstein en un breve contacto con LA NACION, a modo de diplomático desafío a su rival, hace dos semanas. Dedicado a la fabricación y venta de juguetes, el joven empresario promete conducir la DAIA y espera recibir la “colaboración” de la lista de Epstein, e incluso considera “valioso” el aporte del empresario y rival, aunque en la noche de la derrota no había señales en ese sentido.