“Colombia tiene un balance muy increíble entre el caos y el orden”, expresa en un español fluido James Downer, un estadounidense que se quedó en el país fabricando bicicletas eléctricas. Acostumbrado a que le digan “gringo”, el nacido en Nueva York recorre las calles de Cali a bordo de una de las bicicletas que trasladó desde Bogotá para la COP16, la Cumbre de la Biodiversidad. En la capital del Valle del Cauca le relató a El Tiempo por qué se interesó por el país.
Tras graduarse de Ciencias de la Computación y Relaciones Internacionales, Downer salió de Estados Unidos. Siguió el ejemplo de su papá y mamá, quienes trabajaron en Latinoamérica: “Me inspiraban a buscar un camino más independiente”.
Nicaragua fue su primera parada. En 2015, creó Colibrí, una empresa de energía solar enfocada en proveer soluciones para familias y pequeñas empresas de zonas rurales y urbanas. Sin embargo, replanteó su estadía en el país centroamericano cuando este se sumió en una crisis durante 2018 por las protestas contra el entonces presidente Daniel Ortega.
“Busqué el próximo capítulo de mi vida y me llamaron mucho la atención las cifras de la migración venezolana. Era algo incomprensible. Leí el reporte de una periodista y me generó curiosidad venir a Colombia para entender cómo era la realidad más compleja que no cabía en un artículo de 500 palabras”, señala en charla con este diario.
Estuvo en Cúcuta y otras ciudades hablando con migrantes, “gente de todo tipo que hacía malabares en un semáforo, que vendía lo que fuera”. “Les encanta hablar; siempre estuvieron dispuestos a contarle su historia a un gringo cualquiera como yo que apareció”, añade. Así empezó a estructurar su próxima idea de empresa que pretendía aterrizar en 2020.
“Había una necesidad grande de oferta de crédito para migrantes. Estuve organizando las ideas; iba a trabajar con microemprendimientos”, recuerda.
Bicicletas eléctricas financiadas para domiciliarios
Pero la pandemia del Covid-19, la cual llevó a la quiebra a decenas de negocios, lo hizo cambiar de camino: “Hablé con un domiciliario que tenía un ciclomotor. Me echó el cuento de que sus ingresos se duplicaron con eso. Él se demoró año y medio ahorrando lo suficiente para comprarlo. Ahí vi la necesidad de financiar movilidad para los domiciliarios”.
De esta manera, surgieron dos empresas que fundamentó en las barreras de extranjeros para acceder a créditos en Colombia y en los problemas que los domiciliarios afrontan para trasladarse por las grandes urbes como Bogotá con tal de llevar alimentos, mercado y demás. Fundó Roda, enfocada en servicios financieros; y Guajira Bikes, fabricante de bicicletas eléctricas.
Para sacar a flote las iniciativas, una de las primeras personas que contrató fue a Carlos Sánchez, venezolano que se desempeñaba en el área de transporte y logística y abandonó su país ante la falta de oportunidades laborales.
“En Colombia trabajé en la banca. Conocí a James a través de amigos. Supe de una oferta de empleo con un puesto grande, pero no sabía que íbamos a empezar de cero. Me reuní con él, concordamos en muchas problemáticas que queremos resolver y ahora estoy trabajando aquí con él”, dice Sánchez, quien es el gerente de operaciones de Guajira Bikes, en charla con El Tiempo.
¿Cómo funcionan las bicicletas de pedaleo asistido que fabrican James Downer y su equipo?
Consciente de que las bicicletas de ciclomotor pueden representar un peligro en las ciclovías de Colombia, Downer enfocó Guajira Bikes en el montaje de bicicletas eléctricas de pedaleo asistido. Es decir, cuando la persona pedalea se activa todo el sistema eléctrico, el cual le permite alcanzar una velocidad de 32 kilómetros por hora y una autonomía de 70 kilómetros en promedio.
Al ser de pedaleo asistido, pueden transitar por las aceras, andenes, ciclovías, ciclorrutas y cualquier lugar destinado al tránsito de bicicletas, pues cumplen con la resolución 160 de 2017 del Ministerio de Transporte.
“Las bicicletas de combustión contaminan, son ruidosas y no pueden circular por la ciclovía. En cambio, este tipo de eléctricas hacen que sea mucho más efectivo ir de un punto A a un punto B”, describe Sánchez.
Downer enfatiza que pueden beneficiar a todos aquellos que usan la bicicleta como una herramienta de trabajo y, cómo no, de transporte. A partir de sus cálculos, en lugar de gastar 20 mil pesos en gasolina al día, con una de pedaleo asistido, el usuario solo debería invertir 20 mil pesos [colombianos, unos US$4,5] en el recibo mensual de la luz: “Se carga como si fuera un teléfono”.
“Viajamos de Bogotá a Cali para la COP16. La bicicleta subió el Alto de La Línea sin problemas, hemos subido el alto de Las letras sin problemas. Mi mamá también se ha subido altos relajada, mientras a veces yo voy sudando, con mi corazón a 170 pulsaciones por minuto”, dice entre risas.
Guajira tiene tres diseños de bicicleta: Magdalena, Sinú y Cauca, las cuales pueden costar alrededor de cuatro millones de pesos. Si bien esta empresa se dedica al montaje en Colombia de los vehículos, Roda por su parte ofrece servicios de financiamiento para que los interesados puedan concretar la compra. Bajo estas ideas, ya han vendido 250 bicicletas y esperan cerrar el 2024 con 400 entregas.
“Al principio, fue un poco difícil vender la primera porque la gente piensa que la bicicleta eléctrica es un juguete, pero ahora nos dicen que es un ‘toro’”, sentencia el estadounidense, de 32 años. Aunque sus mayores clientes han sido domiciliarios, Downer busca llegar a más personas, teniendo en cuenta que el mundo se dirige hacia los vehículos eléctricos. Por ello, trabaja en alianzas con otras entidades.
Downer todavía ve un largo camino por recorrer en Colombia. No piensa irse, sino pedalear más: “El país ha pasado por tiempos traumáticos, pero tiene una esencia especial, de optimismo, de querer progresar y asegurar que mañana sea mejor que ayer”.