Shlomo Nagar, el verdugo que ejecutó a Adolf Eichmann, luego de que el jerarca nazi fuera condenado a muerte por su responsabilidad en la organización del Holocausto, murió este miércoles a los 88 años en Israel. Nagar era miembro del servicio penitenciario y su rol era custodiar a Eichmann, quien fue secuestrado en 1960 en la Argentina (adonde se había fugado) y juzgado en Israel.
Eichmann es el único responsable del Holocausto ejecutado por el Estado de Israel. Según consignó la agencia ANSA, Nagar describió la ejecución contando el sonido escalofriante que salió de la boca de Eichmann en el momento de ser ahorcado. ”Sentí que el ángel de la muerte también venía a buscarme”, dijo Nagar.
Cómo fue el juicio a Adolf Eichmann
Otto Adolf Eichmann tenía 55 años cuando se sentó en el banquillo de los acusados, dentro de un cubículo con vidrios blindados y frente a la mirada de cientos de espectadores, jueces y fiscales, el martes 11 de abril de 1961 en Jerusalén, Israel.
En ese marco, cien supervivientes fueron citados como testigos para narrar los horrores padecidos durante la política de exterminio implementada por el régimen nazi de Adolf Hitler y su gabinete de jerarcas, quienes mientras libraban la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) contra los aliados, aceleraban el plan para aniquilar al pueblo judío de Europa. Eichmann había sido uno de los encargados de llevar adelante ese exterminio, que consistía en expulsar del territorio alemán a millones de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados y matarlos en inmensas fábricas de la muerte ubicadas en otros países europeos ocupados por los nazis, como Polonia.
Durante el juicio de Jerusalén, el fiscal general de Israel, Gideon Hausner, acusó a Eichmann con 15 cargos, entre los que sobresalían los crímenes contra el pueblo judío y los crímenes contra la humanidad. El proceso fue transmitido en vivo y en directo por la radio nacional Kol Israel, se tradujo a cuatro idiomas en simultáneo y cientos de periodistas llegaron de todo el mundo para reportar el mayor juicio de la historia contra un criminal nazi, y también el primero, y el último, realizado en Israel.
“No perseguí a los judíos con avidez ni placer”, alegó Eichmann. “Fue el Gobierno quien lo hizo. La persecución, por otra parte, solo podía decidirla un Gobierno, pero en ningún caso yo. Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia. En aquella época era exigida la obediencia, tal como lo fue más tarde la de los subalternos”, argumentó en aquél momento.
El tribunal presidido por Moshe Landau, Benjamin Halevy y Yitzhak Raveh lo condenó como responsable de la “ejecución fabril” de millones de personas, aniquiladas en los campos de trabajos forzados y exterminio montados por los nazis en los territorios ocupados. Eichmann escribió un diario en prisión durante el tiempo que duró el proceso y donde justificaba su proceder sin mostrar arrepentimiento de los hechos que había protagonizado.