Después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmara los decretos para poner aranceles a las importaciones de aluminio y acero de todos los países sin excepciones, representantes de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina y de empresas norteamericanas promocionaron hoy las inversiones en ese país mediante la visa EB-5 que, a cambio de un desembolso de US$800.000, permite a los inmigrantes obtener la residencia permanente.

En un evento que tuvo lugar en el hotel Four Season, Jonah Tizabi, consejero comercial de la embajada, habló del vínculo bilateral con la Argentina, el trabajo que hacen para atraer inversiones y del evento SelectUSA, que tendrá lugar entre el 11 y el 15 de mayo próximos en el centro de convenciones National Harbord, de Maryland.

En tanto, Andrés Echeverría, chairman del estudio jurídico Vivanco & Vivanco, habló de la visa EB-5 e introdujo a Chris Foulger, presidente de Homefed Corporation, empresa que propone invertir en el proyecto inmobiliario Cota Vera 2 en San Diego para conseguir la residencia.

Sin embargo, la política migratoria de Trump y los aranceles que viene imponiendo a distintos países y productos se coló en la conversación con distintos miradas sobre la postura del republicano. Por ejemplo, según el analista financiero Claudio Zuchovicki -presente en el encuentro-, Trump negocia.

“A la Argentina le va bien cuando el dólar está débil, los precios de los commodities son altos y la tasa de los Estados Unidos es baja. En este sentido, algunos creen que el gobierno de Trump es proteccionista y eso sería sinónimo de más inflación, suba de la tasa de interés y por eso tuvimos una primera reacción negativa de los mercados. Otros como yo, en cambio, creemos que negocia. Lo vemos en los casos de Colombia, México, Canadá, aunque no sabemos con qué racionalidad, ya que a algunos países les pone aranceles del 10% y a otros del 25%”, opinó.

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El analista insistió en que Trump negocia, aunque tiene modales que generan nervios y desconfianza. “Eso hizo que subiera el índice de volatilidad, pero si nos quedamos con lo que dice Elon Musk, de que el futuro pasa por la conectividad, y la inteligencia artificial, que sale de la minería y la energía ¿Qué país conocen que venda esto y alimentos?”, se preguntó, en clara referencia a las ventajas que tendría la Argentina en este contexto.

En el evento también expuso Diego Guelar, exembajador de la Argentina ante China, para quien el “pseudo proteccionismo” estadounidense no va a afectar a la Argentina, ya que el mayor volumen exportado de carne y granos se dirige a China y no a Estados Unidos.

Sin embargo, aclaró que, más que al proteccionismo, el gobierno de Trump “se parece más a un imperialismo” por sus intenciones en Gaza, Groenlandia, Canadá, el golfo de México y el canal de Panamá, y que la cultura estadounidense históricamente es más proclive a la alternancia y a la diversidad.

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Por último, Clemente Vivanco, socio director del estudio Vivanco & Vivanco, dijo que los Estados unidos ha sido siempre un país abierto y desregulado y que estuvieron hablando con productores argentinos de acero y aluminio sobre los aranceles.

“Los aranceles son juegos geopolíticos que siempre van a estar. Hay que ayudar a las personas a navegar esas aguas. Hubiera sido complicado si el arancel era por países, pero hoy por hoy no hay diferencias, si bien, ciertamente, hay países más cercanos que otros. Los países que están más alineados a los Estados Unidos podrían acceder a beneficios si los hubiera”, explicó.

Distintos exfuncionarios y especialistas coinciden en que el Gobierno argentino debería negociar bilateralmente con los Estados Unidos para conseguir una exclusión del aluminio y acero local o un cupo como el que hubo durante el gobierno de Mauricio Macri en el que fueron exceptuadas hasta 180.000 toneladas anuales en cada caso.

El presidente Javier Milei viajará el próximo 19 de febrero a Washington y la prioridad de la visita sería firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos.

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