Meir Javedanfar recuerda vívidamente la sensación que experimentaba de niño cuando oía los bombardeos iraquíes en Teherán, su ciudad natal, en la década de 1980. Casi 40 años después, este investigador, escritor y docente iraní de 51 años volvió a padecer la angustia de los estruendos sobre su cabeza cuando hace poco más de dos semanas Irán lanzó casi 200 misiles contra Israel, su país adoptivo desde hace 20 años.

“El sonido de los misiles iraníes que Israel estaba interceptando era una cosa espantosa”, recuerda Javedanfar, en diálogo con LA NACION. “Gracias a Dios mis hijos estaban refugiados en el búnker y no escuchaban eso. Por suerte no lograron pegarnos porque hubiera sido un desastre.”

El 1° de octubre Irán cubrió el cielo de Israel con 180 misiles balísticos, provocando una escalada muy significativa en el conflicto de Medio Oriente y amenazando con una guerra regional que podría involucrar a los Estados Unidos y otras potencias mundiales. Israel, con la ayuda de los Estados Unidos, logró repeler el ataque mediante su sistema Domo de Hierro que intercepta los misiles en el aire y los destruye.

La lluvia de misiles, que fue la segunda en lo que va del año, se produjo luego de varios éxitos militares israelíes, algunos de ellos en suelo iraní. Israel asesinó este año a varios miembros de la elite militar iraní, así como al líder de Hamas Ismail Haniyeh, cuando se encontraba en Teherán el 31 de julio último con motivo de la asunción del recientemente electo presidente iraní Masoud Pezeshkian. El jueves, el ejército israelí mató en Rafah a Yahya Sinwar, arquitecto de la masacre del 7 de octubre de 2023, que dejó más de 1200 muertos y 250 secuestrados.

La escalada bélica con Irán ha puesto a Javedanfar en el centro de la escena. Pocos pueden exhibir un currículum tan contundente para abordar la coyuntura actual. Nacido y criado en Teherán, estudió en su país en instituciones judías e islámicas. En 1987 emigró como refugiado al Reino Unido, donde cursó estudios de posgrado en Relaciones Internacionales, especializándose en Medio Oriente. Ya afincado en Israel en 2005, obtuvo un doctorado en la Universidad de Haifa con una tesis sobre la última monarquía iraní. Hoy dedica su vida profesional a asesorar sobre la política de la región. Actualmente es docente e investigador de la Universidad Reichman en Tel Aviv y docente no residente del Middle East Institute, en Washington DC. Ha publicado un libro sobre la historia del expresidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y es colaborador de varios medios internacionales.

Propaganda oficial contra Israel, en una calle céntrica de Teherán

“La pregunta que más me hacen los medios es si Israel va a bombardear las instalaciones nucleares iraníes y la verdad que eso es muy difícil de predecir”, se sincera Javedanfar, en diálogo desde Tel Aviv. “Las únicas personas que saben si Israel va a destruir el programa de Irán son el ministro de Defensa y los miembros de su servicio de inteligencia. Y eso es totalmente secreto”.

Javedanfar señala que el escenario ofrece múltiples complejidades. Por un lado, Israel debe trabajar de forma muy cercana con los Estados Unidos, su principal aliado en el mundo, que viene pidiendo moderación para evitar una conflagración mayor. El presidente Joe Biden fue explícito en reclamar “proporcionalidad” en la respuesta y se manifestó en contra del bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, no dio precisiones, pero prometió que su país respondería a la agresión iraní de forma “letal, precisa y sobre todo sorpresiva”. Y agregó: “No sabrán que pasó o cómo sucedió. Solo verán los resultados”.

Javendanfar no duda que Israel tiene la capacidad de afectar la infraestructura nuclear iraní, pese a que se trataría de una operación muy delicada y difícil. Las instalaciones iraníes se encuentran mayormente bajo tierra, pero Javedanfar señala que en las últimas semanas Israel logró matar al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, que también se encontraba escondido a decenas de metros debajo de la tierra. La distancia tampoco sería un problema, dice. Israel atacó recientemente infraestructura de los hutíes en Yemen, que se encuentra a mayor distancia de Israel que Irán.

Pero Javedanfar explica que los medios iraníes ya dicen abiertamente que si Irán es atacado, trabajará incansablemente hasta obtener una bomba nuclear. Eso supondría un cambio radical en la posición iraní, que ha sostenido hasta el momento no tener intenciones de fabricar una bomba atómica. “Eso puede funcionar como un elemento de disuasión para Israel”, dice. “Porque los iraníes pueden reconstruir sus plantas en un par de años y allí todo estaría peor”.

Israel ya ha atacado a países de la región con el objetivo de destruir sus infraestructuras nucleares y de producción de armas. Lo hizo en Irak, en 1982, cuando liquidó las facilidades construidas por Saddam Hussein y en 2007, cuando destruyó el programa sirio para la producción de armas químicas.

Informes publicados en medios internacionales dieron cuenta en estos días de que el primer ministro israelí habría decidido no atacar ni la infraestructura nuclear ni la energética –el 70 % de la economía iraní se basa en gas y petróleo– y enfocarse en objetivos militares como fábricas de armamentos y misiles.

–Entonces, ¿la única certeza sería que Israel va a atacar?

–Así es. Es inevitable. En Israel tenemos muchos desacuerdos sobre nuestra política en Gaza, pero no sobre Irán. Ahí la gente está totalmente alineada y cree que ha llegado el momento de que Irán pague el precio por su agresiones constantes a Israel. Ni los rusos bombardearon tanto a Ucrania como lo ha hecho Irán con Israel. Y lo que puedo decir, mirando el desempeño aéreo de Israel y las actividades recientes de los servicios de inteligencia [Mossad], es que saben lo que están haciendo. Lo único que me preocupa es que no haya interferencias políticas de Netanyahu [primer ministro israelí], que termine tomando decisiones basadas más en sus necesidades políticas que en objetivos militares. Por otro lado, Irán no tiene buenos sistemas de defensa. Son fuertes en su armamento ofensivo, pero su sistema de defensa es muy antiguo.

–¿Cree que Netanyahu va a acatar las demandas del gobierno estadounidense?

–Es difícil de predecir. El primer ministro cree que la estrategia de ser cada vez mas agresivo le ha funcionado. Y la verdad es que en algunos casos ha logrado victorias significativas desoyendo lo que pide Estados Unidos. Netanyahu es un provocador. Desde la primera vez que asumió el poder, en 1996, siempre se dedicó a provocar y utilizar la respuesta para fortalecerse. Lo hizo internamente y también en el plano internacional. Y sus provocaciones nos han costado muy caro. Hacerlo con nuestros aliados más importantes le hace mucho daño a Israel. Pero también es cierto que aquí, a los israelíes les gusta tener un líder combativo y confrontativo. Tenemos muchos políticos mucho más decentes e inteligentes que Netanyahu, pero no tan combativos, y está claro que acá ese elemento es importante.

–Pero pareciera que los vínculos con los Estados Unidos se mantienen sólidos.

–Mire, Israel y Estados Unidos tienen relaciones e intereses comunes en este Medio Oriente y las relaciones entre ambos pueblos es muy fuerte gracias a los judíos norteamericanos, que han invertido muchísimo dinero y esfuerzo para que eso sea así. Por el momento no veo la posibilidad de un presidente norteamericano que no vaya a estar firmemente del lado de Israel.

–¿Y cómo están las cosas en Irán en lo político?

–El actual presidente Pezeshkian es muy débil. No tiene una red de apoyos propia. Se dice reformista, pero la realidad es que es un soldado fiel de Khamenei [líder supremo de Irán]. Sin Khamenei no puede hacer nada. Y la economía está sufriendo una de las tasas de inflación más altas del mundo, tienen cortes de energía eléctrica todas las semanas. Están viviendo en un régimen donde las autoridades reprimen a una mujer por tener el hijab mal colocado y mientras tanto los medios publican que oficiales corruptos se robaron 4000 millones de dólares y escaparon a Canadá. Hay corrupción en cada sector de la economía, con mafias enquistadas que le pagan al régimen.

–¿Es imposible un cambio de régimen en Irán?

–Lo que hay que entender es que el régimen teocrático ve la secularización como un peligro existencial y por eso reprime. Eso es lo que está ocurriendo. Los iraníes están cambiando. Hay mucha gente que viene de familias religiosas y hoy ya no quieren saber nada con eso. Por eso vemos el levantamiento de las mujeres que se resisten a utilizar el hijab. La gente no quiere vivir en una sociedad donde molestan a las mujeres por no usar hijab mientras que los bancos están quebrados por darles créditos al gobierno, que quedan impagos.

–¿Porqué la obsesión iraní por destruir a Israel?

–El régimen iraní ve todo Medio Oriente desde un prisma de antagonismo con Estados Unidos. Israel es un aliado norteamericano muy próximo y por eso tiene que ser destruido. Es una obsesión para el régimen. Pero para la gente las cosas son muy distintas. Irán no está siendo invadido. El país ni siquiera comparte fronteras con Israel. Esto es una guerra que escogió Khamenei y su régimen teocrático, pero para la gente común lo importante es su bienestar, que hoy está seriamente comprometido.