Que el fútbol argentino es un semillero de talentos de exportación se refirma cada fin de semana, cuando llegan imágenes de las principales ligas de Europa. En Italia, hay un vínculo fraterno con los jugadores nacionales que viajan a probar suerte en el calcio. Y ni hablar si son goleadores. Más allá del consagrado Lautaro Martínez (Inter) y del sorprendente Mateo Retegui (Atalanta), empiezan a asomar otros jóvenes que también quieren gritar bien fuerte. En estos días se habló de Santiago Castro, el ex Vélez que empieza a dar que hablar en Bologna. Y este sábado le tocó a Mateo Pellegrino, el delantero de 23 años también surgido de las inferiores del Fortín, que anotó un doblete en el empate 2 a 2 de Parma ante Torino, en la 28a. fecha de la Serie A.

Pellegrino llegó hace muy poco a tierras italianas. Apenas había sumado un puñado de minutos ante Bologna y Udinese. Hoy, en su tercera posibilidad con la camiseta de Parma, aprovechó su intuición y su altura para salvar a su equipo y darle un respiro en la lucha por no descender. Sus tantos sirvieron para equilibrar un marcador que en dos ocasiones puso a Parma en desventaja.

El longilíneo atacante nacido en Valencia, España (cuando su padre, el hoy entrenador Mauricio Pellegrino, jugaba en esa ciudad), ingresó a los 10 minutos del segundo tiempo en reemplazo del francés Ange-Yoan Bonny cuando el encuentro iba 1 a 0 para Torino (gol de Elmas). Pellegrino tardó poco en anotar: ocurrió a los 15, cuando luego de un centro rasante desde la izquierda de Valeri, dio unos pasos hacia atrás y definió con un latigazo de zurda.

Torino volvió a ponerse arriba en el tanteador con un gol de Adams y parecía que la situación se tornaba irremontable para los de Emilia Romaña. Pero volvió a aparecer Pellegrino para hacer delirar a los fanáticos que poblaron el estadio Ennio Tardini: tras un córner ejecutado por el brasileño Hernani, el ex Vélez se elevó en el vértice del área chica y cruzó un cabezazo inatajable. Fue el 2 a 2 definitivo.

Formado en Europa

La historia futbolística de Mateo Pellegrino está ligada a la de Mauricio, su papá, que durante sus años europeos aprovechó para probar a su hijo en varios clubes del Viejo Continente, como Valencia e Inter. Aquellas experiencias fueron fundamentales en sus años formativos: “Cuando hice inferiores en Europa, tenía 10 años y tenía el trato de un profesional por cómo era la ropa, estructura y demás. Igualmente me gusta cómo se vive acá, está bueno hacerse de abajo”, contaba hace un par de años.

Ya cuando su padre volvió para vivir en Argentina, Pellegrino entró en las inferiores de Vélez a los 16 años, y sus 23 goles en 36 partidos con la Reserva fortinera despertaron la atención, una vez más, de su papá, que en 2020 había vuelto para dirigir el primer equipo. El día del debut para el delantero de 1,93m de altura llegó el 1° de abril de 2021, cuando entró durante los últimos diez minutos en el desempate ante Banfield para entrar en la Copa Sudamericana, que terminó en derrota por 3-2. Desde entonces comenzaría a sumar minutos poco a poco en la campaña del Fortín hasta ir de titular por primera vez un año más tarde, en la Copa Argentina frente a Cipoletti, casi por accidente: entró a último momento por la lesión de Sebastián Sosa Sánchez. Mateo validó la decisión de su padre cuando convirtió el 2-0 parcial en la goleada por 5-0, con un zurdazo cruzado de primera.

Pellegrino, celebrando un gol para Platense, en 2024: en el club de Vicente López se asentó y a fuerza de goles llamó la atención de los clubes europeos

En aquellos meses posteriores, sin embargo, Pellegrino no encontraría un lugar en el plantel. Llegó a jugar apenas ocho encuentros más en primera división mientras seguía alternando en la reserva, pero necesitaba más experiencia en la mayor. Fue por eso que el Fortín decidió prestarlo por un año a Estudiantes a mediados de 2022, pero tampoco tendría muchas oportunidades en La Plata. Eduardo Domínguez le otorgó un total de 466 minutos, repartidos en apenas 19 partidos, hasta que el Pincha decidió no renovar el vínculo al término de la última Liga Profesional. Fue ahí donde apareció Platense, y el destino empezó a torcerse para él.

En el Calamar jugó 53 partidos y anotó 15 goles, y terminó transformándose en una pieza fundamental. Pero el préstamo se terminó y tuvo que volver a Vélez, que era el campeón del fútbol argentino. Con los ojos de varios equipos europeos puestos en él, Pellegrino no lo dudó y pidió que aceptaran la oferta de Parma. De esa manera, a cambio de 2 millones de euros, el hijo de Longaniza llegó a un club que busca sostenerse en primera. Este sábado, con dos goles, Mateo Pellegrino empezó a forjar su nombre entre los artilleros del fútbol italiano.