Pionero del periodismo visual, comparte su experiencia transformadora, desde el rediseño de publicaciones icónicas hasta la integración de la IA en la creación de contenido.

Mario García, consultor de diseño editorial con experiencia en 120 países, ha dejado su huella en proyectos para grandes marcas de la industria de medios como The Wall Street Journal (ediciones americana, europea y asiática), The Washington Post, South China Morning Post, Die Zeit y Aftenposten, entre otros. Periodista y especialista en narración móvil y transformación de redacciones para el mundo digital, el “Doctor” (tal como se lo conoce) se ha convertido en una voz influyente en la revolución del periodismo visual.

Su enfoque en la narrativa con el foco puesto en el dispositivo móvil ha reconfigurado la manera de contar historias, demostrando que adaptar el contenido a dispositivos pequeños va más allá de la simple optimización técnica; es una invitación a crear relatos lineales, interactivos y profundamente conectados con el lector. Con la integración de herramientas emergentes como la inteligencia artificial, García redefine los desafíos del medio, convirtiéndolos en oportunidades para transformar el panorama informativo global.

En una entrevista con LA NACION, García dice que el periodismo visual debe reinventarse constantemente, aprovechando la narrativa mobile first para lograr una comunicación más directa y efectiva; que la inteligencia artificial se erige como una herramienta esencial para potenciar la creatividad y automatizar procesos sin sacrificar la calidad, y que la experiencia del usuario es el eje central para diseñar contenidos que realmente conecten con la audiencia.

– Usted llegó a Estados Unidos en 1962 como parte del programa “Peter Pan” (miles de cubanos fueron llevados de su país de origen a los Estados Unidos) ¿Cómo influyó esta experiencia en su vida personal y profesional?

– Ese momento (28 de febrero de 1962) marcó mi vida con un sello fuerte. Lo considero mi segundo cumpleaños. Dicen que a la vez que eres un refugiado, siempre has de ser un refugiado. Creo en eso. El hecho de venir a Estados Unidos a los 14 años, sin tus padres, a un lugar totalmente diferente, donde no conoces el idioma, y te meten ocho horas al día en el colegio, en inglés, sin entender lo que nadie dice, más la incertidumbre de no saber si varias de nuevo a tus padres. Regresar a Cuba ya no era una posibilidad. “No puedes volver a casa otra vez… ya no”, me dijo mi tío Hector, con quien vivía en Miami. Cuando sos un niño refugiado tu vida sufre una transformación dramática: tus documentos de identidad cambian, aparece un nuevo idioma, junto con una nueva cultura y cosas como cerveza de raíz (¿toman medicamentos para la tos en este país?, le pregunté a mi tía). Es como si alguien le diera a tu infancia una dosis doble de tranquilizantes. Mis padres no tenían intención de dejarme regresar y mi visa para regresar había expirado, así que aquí estaba, atrapado en Estados Unidos, yendo a clase sin entender mucho, desnudándome frente a otros 30 niños exactamente a las 11 am cada mañana durante la clase de educación física, y luego ir a trabajar como ayudante de camarero en un restaurante en el centro de Miami después de la escuela, vestido con pantalones blancos, delantal blanco y sombrero blanco. Fue el comienzo de mi transformación de niño a adulto. En el exilio, todos los niños que llegaron a Estados Unidos sin sus padres entre 1960 y 1962 llegaron a llamarse Peter Pan. No sé por qué nos quedamos atrapados con ese nombre. Después de todo, Peter Pan era un niño y Neverland un lugar para niños perdidos que nunca crecieron. En cuanto a nosotros, los Peter Pan cubanos, tuvimos que crecer a toda prisa. No hay ningún cuento de hadas sobre cómo llamar la atención rápidamente y adaptarnos a una vida que no sabíamos que existía. Por otro lado, para muchos de nosotros hubo finales de cuento de hadas: nuestros padres se reunieron con nosotros, crecimos como estadounidenses y alcanzamos la cima del éxito. Personalmente, he ido de niño refugiado a vivir el sueño americano en toda su plenitud. ¡Thank you, USA! Y pues claro que mi experiencia de refugiado ha sido como el sastre que me ha confeccionado un traje para vestir el resto de mi vida. El ser refugiado me ha marcado y creo que influye mucho de lo que ha ocurrido en mi vida: el atreverme a tomar riesgos, el no temer a perderlo todo pues sabes que se puede recuperar, a pensar que mañana siempre ha de ser mejor que el hoy. Las carreras están marcadas por momentos en la vida de una persona, los buenos y los malos. Además, en cierto modo, todos somos refugiados en un momento u otro, escapando de algo, de algún lugar o de alguien. Si no hubiera venido a Estados Unidos tal vez mi carrera hubiera sido totalmente diferente. Quizás hubiera sido actor, en lugar de periodista visual. En realidad, yo ya era un niño actor, así que habría crecido para continuar la vida como actor. Aunque no me considero un “refugiado” y siempre me desagradó ese término, incluso cuando acababa de llegar a los EE.UU. y ese era mi estatus migratorio, soy consciente de la importancia que el hecho de convertirse en refugiado sigue teniendo para muchas de las decisiones que tomo, lo que les digo a mis cuatro hijos y 11 nietos, cómo vivo mi vida, mi manera de abordar el dinero y las lecciones que aprendí a los 14 años: no te apegues a nada físico, porque hoy está aquí y mañana desaparecerá. También aprendes que nada es tan bueno o tan malo como parece.

Mario García es uno de los pioneros en el rediseño y transformación de grandes marcas periodísticas

– Y colaboró en el rediseño y transformación de más de 700 publicaciones a nivel mundial. ¿Cuál considera que ha sido su proyecto más desafiante y por qué?

– Cuando la gente me pregunta cuál ha sido mi proyecto más difícil, normalmente no lo dudo. Después de más de 750 proyectos completados en 123 países, Die Zeit todavía se lleva el codiciado premio al proyecto “más exigente y desafiante” de todos los tiempos. Después de todo, no todos los días se consigue transformar un periódico icónico y legendario. Hacerlo en Alemania se sumó al desafío. A los alemanes les encantaba Die Zeit tal como era: principalmente texto, excepto un par de ilustraciones en blanco y negro; Piezas largas escritas por los mejores escritores. Los profesores asignaron Die Zeit como lectura obligatoria para sus estudiantes, ya fuera ciencia o humanidades. Sin embargo, hoy, aunque sigue siendo el proyecto más difícil de ejecutar, me alegro constantemente de haber formado parte, especialmente cada vez que miro una edición y soy testigo de la evolución que tuvo lugar aquí. Me remontaré a 1994, no hace tanto, pero sí a siglos de distancia, en cuanto a los cambios que veo en este periódico. Algunos recordatorios: no tenía color, no tenía fotografías (sólo ilustraciones y caricaturas) y no tenía director de arte ni departamento de arte (me encontré con un grupo de personas de producción, los llamados maquetadores, encargados de juntar las páginas. Decir que esto era difícil sería quedarse corto en grandes proporciones. Los diseñadores de esa época no agradecían la atención ni las sugerencias de un consultor de diseño externo. Un día tenía un mensaje pegado en el frente de la pantalla de mi computadora: Ve a casa. Menos mal que no lo hice, aunque estuve tentado. Regresar a la cálida Florida nunca tuvo un atractivo más inmediato. Me alegro de haber eliminado ese mensaje de mi computadora, respiré hondo y seguí adelante con un sentido de perseverancia. Perseveramos y lo hicimos, junto con un equipo de periodistas (no todos), que querían un cambio y estaban dispuestos a llevarlo a cabo. El cambio ha sido la gran historia de Die Zeit desde entonces, en todos los niveles: en el uso del color, la fotografía, la ilustración, el diseño y la contratación de periodistas visuales. Estoy orgulloso de decir que este medio ha sido seleccionado 13 veces entre los periódicos mejor diseñados del mundo por la Sociedad de Diseño de Noticias (SND).

Cuando diseñamos para dispositivos móviles, diseñamos para el cerebro, el ojo y el dedo

Mario García

– Como asesor senior en diseño de noticias y profesor adjunto en la Escuela de Periodismo de Columbia, ¿cómo ve la evolución del diseño periodístico en la era digital?

– El diseño periodístico nunca ha sido tan importante como ahora, en la era no solamente digital, sino mobile first, o sea crear contenido para ser consumido en una plataforma móvil, en el lienzo más pequeño, la pantalla de un teléfono. Este es uno de los cambios más radicales que estamos experimentando en el periodismo actualmente. Para los periodistas este cambio hacia un periodismo más ágil y visual, consumido en un teléfono es difícil. A los periodistas siempre les gusta escribir sobre el cambio, pero son los últimos en adoptarlo. Había computadoras en las universidades y hospitales mucho antes de que las tuvieran los periódicos, fueron arrastrados al cambio tecnológico. Por ende, pienso que hay diversos elementos. El temor al cambio ya sea que trabaje en un banco, en un hospital, ya sea que sea médico, veterinario… el cambio siempre produce temor en la gente. Uno se deber reinventar, aprender cosas nuevas, es una de las cosas más importantes que menciono en una parte de mi libro The Story (2019). Nunca dejo de hacerlo aun cuando me acerco a los 80 años. Hoy contamos historias con elementos muy visuales. El lector se mete más dentro del contenido si acompañamos el texto con vídeo, infografías animadas, y, desde luego, audio. Cuando contamos historias confeccionadas al estilo móvil, apelamos a todos los sentidos. Cuando diseñamos para un diario o revista impresa el proceso involucra el cerebro y el ojo. Cuando diseñamos para dispositivos móviles, diseñamos para el cerebro, el ojo y el dedo. La gente desea comprometerse. Quieren tocar la pantalla para avanzar el contenido de la historia con elementos visuales de más impacto. Los periodistas visuales son clave en las redacciones, son aquellos que se convierten en socio del reportero. Juntos crean guiones gráficos, tal como siempre lo han hecho los directores de fotografía, para delinear cómo se unirán la narrativa y las imágenes. El diseño y los elementos visuales son protagonistas en el nuevo modo de narración móvil. Mis dos últimos libros, The Story (2019) y AI: The Next Revolution for Content Creation (2024) se hacen eco de todos los cambios que ocurren en las redacciones a nivel global. Hay dos revoluciones paralelas ocurriendo simultáneamente, la del periodismo móvil, y la incursión de la IA en el trabajo diario del periodista. Los elementos visuales han jugado un papel importante en ambos libros. En efecto, mientras escribo el libro, acudo a fuentes visuales para inspirarme y para que guíen la escritura. Creo que vamos a empezar a abandonar parte de la terminología usada para describir a aquellos que se dedican al diseño periodístico. En vez de directores de arte tenemos directores creativos y en vez de diseñadores tenemos periodistas visuales. Los mejores pueden diseñar para varias plataformas, incluyendo papel.

– En 2012, publicó su primer libro electrónico, iPad Design Lab: Storytelling in the Age of the Tablet. ¿Qué motivó su enfoque en las tabletas y cómo ha cambiado desde entonces la narrativa digital considerando la primacía del celular?

– Este libro nació de mi propia curiosidad. Con la curiosidad de un niño, comencé a experimentar con mi primer iPad 1 el día que salió a la venta, es decir el 3 de abril de 2010. Esa curiosidad sigue conmigo, unas 38 versiones de iPad después. Con la experiencia de varias décadas como periodista visual, inmediatamente comencé a ver el iPad como un escenario maravilloso en el que se pueden contar historias de muchas maneras diferentes. Cuando colegas de mi generación me decían que ellos “no irían por ese camino”, les recordaba que todos nos formamos para ser narradores, y estos son, sin duda, los mejores tiempos para contar historias. Y así, hice un pacto conmigo mismo: dedicar segmentos ocasionales de TheMarioBlog a discutir lo que descubriera en el iPad. Como un científico en un laboratorio, el iPad se convirtió en la “rata” que diseccionaba a diario. Una vez que hacía un descubrimiento, lo transformaba en una entrada de blog. Llegué a llamar esas publicaciones “el laboratorio del iPad”. Después de unas 16 entradas, muchas personas de la industria y del ámbito académico insistieron en que debía unirlas en un libro. Más fácil decirlo que hacerlo, obviamente, ya que una entrada de blog es una reflexión rápida, en mi caso, diaria. Un libro necesita ser más robusto tanto en lo que cuenta como en cómo lo cuenta. Pero el esfuerzo valió la pena. Ningún libro está completo, y la mayoría de los libros quedan desactualizados en el momento en que se publican. Con los libros digitales, es una bendición poder actualizarlos regularmente. No obstante, para este primer libro, quizás el primero escrito sobre los aspectos periodísticos y de diseño del iPad, quise asegurarme de cubrir una variedad de temas inminentes en cualquier discusión en las redacciones y aulas. El libro detalla el proceso de narración de historias, permitiendo a los lectores explorar diversas formas de contar. También nos lleva a la importancia de diseñar para el cerebro, los ojos y los dedos, por lo que “Pop Ups” es un capítulo formidable que, para mí, junto con “Narración de historias”, constituye el eje central del libro. Otros capítulos abordan “Look & feel” (lo que los usuarios ven primero, y cómo los elementos visuales crean una identidad de marca para los títulos en la app), “Publicidad” (esto podría ser un libro en sí mismo, y es el área donde veo un enorme potencial para combinar narración, diseño y generación de ingresos), y “Economía” (cuál es el mejor plan para generar ingresos a través del pago por contenido y suscripciones). Este es, ante todo, un libro de periodismo (en la definición tradicional del término), pero también es sobre periodismo visual, arte y diseño, con énfasis en tipografía, color y retículas. Es, además, un libro adecuado para quienes se dedican a la comunicación empresarial y técnica, relaciones públicas y para cualquiera que esté interesado en traducir información a esta plataforma digital. ¿No somos acaso la mayoría de nosotros estos días? Desde su lanzamiento en 2010, Apple ha vendido más de 500 millones de iPads en todo el mundo. Aunque las tabletas como el iPad siguen siendo populares -especialmente con lectores de la tercera edad- para el consumo de contenido, el panorama mediático ha evolucionado significativamente de acuerdo a lo que informa Pew Research Center, con el 86 % de los adultos en Estados Unidos accediendo ahora a noticias a través de dispositivos digitales como teléfonos inteligentes, computadoras o tabletas. Es notable que la preferencia por los teléfonos inteligentes ha aumentado considerablemente, con el consumo de noticias a través de dispositivos móviles creciendo del 28 % en 2013 al 56 % en 2022, tal como señala Martech Zone. Pero no debemos olvidar que la ola de mobile first, el móvil primero, nace con la tableta iPad. A esa plataforma debemos la preferencia de los lectores a un periodismo más visual, con más elementos de video y audio, la importancia de lo táctil, el dedo que quiere ser protagonista. Si hoy tenemos una narrativa digital que se acerca a la cinematografía y a los documentales de televisión, fue la iPad la que nos puso en ese camino. Fue precursora, sigue vigente y podemos aprender mucho todos los periodistas visuales de lo que nos permite lograr el iPad para contar historias.

Mario García:

– Su trilogía The Story aborda la narración móvil. ¿Cuáles son los elementos clave para una narración efectiva en estos dispositivos cuando se trata de contar noticias?

– Es un mapa con todos los detalles de cómo convertirnos en periodistas de la era móvil. Siempre menciono en mis talleres que la revolución movil ha sido de mucho significado y presenta retos pues es una de las pocas revoluciones en el mundo del periodismo que requiere que cambiemos el estilo en que escribimos y presentamos las historias. El periodismo móvil gira en torno a dos principios fundamentales: historias lineales y contenido optimizado para pantallas pequeñas. Estas historias que son la columna vertebral de la narrativa móvil siguen un flujo natural y progresivo, eliminando la fragmentación típica del estilo tradicional de pirámide invertida. Escribimos un reportaje tal como conducimos una conversación en WhatsApp. O sea, escribimos y mostramos. La narrativa, el texto, fluye con los elementos visuales. Y como el lector está moviéndose verticalmente mientras avanza de una pantalla a otra, yo me refiero a este tipo de historias como una narrativa lineal -las historias deben leerse como una experiencia continua-. La narrativa lineal no solo mantiene al lector comprometido, sino que también permite un consumo más intuitivo en un dispositivo diseñado para desplazar hacia abajo en lugar de saltar entre fragmentos. Esto implica un diseño visual limpio y que prioriza el contenido visual y multimedia: El periodismo móvil es para los ojos, el cerebro y los dedos. Lo visual es tan importante como las palabras. Fotos, videos, gráficos interactivos y textos breves deben trabajar en conjunto. Este enfoque reconoce que los usuarios móviles buscan un equilibrio entre la información rápida y la profundidad narrativa, combinando elementos visuales que capturen la atención en segundos. En la pantalla del teléfono, el espacio es limitado. Yo sugiero que los periodistas deben simplificar las jerarquías, destacando la información más relevante primero, pero sin abandonar el desarrollo lineal: el titular y los primeros párrafos deben atrapar. El lector móvil necesita sentir que ha aprendido algo importante en los primeros segundos, pero también que hay una recompensa en seguir leyendo. Y debe haber interactividad. La narrativa móvil no es estática; aprovecha las capacidades interactivas del teléfono, como toques, desplazamientos y elementos multimedia. El teléfono es una ventana que se abre con el toque de un dedo. La interactividad no es un lujo, es una necesidad. Esto nos lleva a un cambio radical en la manera que redactamos, rompiendo con esquemas pasados. Aunque reconozco el valor histórico de la pirámide invertida, su estructura, diseñada para periódicos impresos, ya no es la más efectiva en la era digital: la pirámide invertida fue útil cuando los espacios eran estáticos y los tiempos lentos. En la pantalla móvil, el usuario no quiere saltar entre partes; quiere seguir el ritmo de una historia que fluye, acompañada de elementos visuales. En una historia móvil, los elementos gráficos son como párrafos en el avance de la historia. El periodismo móvil no es solo una técnica; es un cambio de paradigma. En mis talleres desafío a los periodistas a repensar cómo crean contenido, enfocándose en la audiencia móvil como el lector principal: más del 80% del tráfico a los sitios de noticias proviene de dispositivos móviles. Es hora de aceptar que contamos historias para el teléfono, no para el escritorio ni el papel. Este enfoque no sólo redefine la forma de escribir, sino también la manera en que los periodistas conceptualizan su relación con la audiencia. La conexión inmediata y personalizada que ofrece el móvil es una oportunidad única para reforzar la confianza y el engagement en un panorama mediático fragmentado. Por todo esto, acepto el reto con entusiasmo. Estos son los mejores tiempos para contar historias. El móvil no es una limitación, es una oportunidad para reinventarnos como narradores. En un entorno donde las tecnologías cambian constantemente, el periodismo móvil ofrece un camino hacia una narrativa más íntima, impactante y relevante para la audiencia moderna.

– En 2024, lanzó AI: The Next Revolution for Content Creation. ¿Cómo cree que la inteligencia artificial transformará la creación de contenido en los próximos años?

– Hay algunos que comparan la inteligencia artificial (IA) con la invención de la imprenta, o del Internet. Yo estoy de acuerdo y pues me atrevo a decir que los historiadores la han de poner por arriba de esas grandes invenciones. Ahora bien, escribir este libro, mi número 16, fue una experiencia interesante y un gran reto. Cuando, Neal Thane Boulton, el director de la casa editora, Thane & Prose, quien ya había publicado mi libro anterior, se acercó a mí a fines de 2022, me dijo: “Mario, creo que tú eres la persona adecuada para escribir un libro sobre la inteligencia artificial para periodistas”. Recuerdo mi reacción: “No soy experto en el tema, Thane”. Él me contestó: “En estos momentos nadie lo es, pero tu traes una perspectiva interesante”. Esto me hizo pensar. Había estado investigando sobre la inteligencia artificial en sus diversas manifestaciones -y controversias- como una forma de preparar material para mi curso en Columbia el próximo semestre de primavera. Ya me había dado cuenta de que no se puede enseñar un curso de periodismo -o cualquier otra materia, en realidad- sin hacer referencia a la IA y cómo está cambiando para siempre la forma en que vivimos, aprendemos y trabajamos. La gran cantidad de material de investigación que había organizado en carpetas en mi computadora durante meses resultó muy útil, y pues comencé a darle calor a la idea de este libro. Para empezar, definí que éste sería un libro con enfoque muy preciso en el tema de IA y la creación de contenidos. Segundo, me hice el propósito de escribirlo como un ensayo conversación con los lectores. Por lo tanto, en las primeras páginas hacen su entrada en papeles secundarios, pero importantes, el gran Salvador Dalí y el inmortal Gabriel Garcia Márquez. De Dalí, ese genio artista que muchos tildan de algo loco, utilicé una cita que resuena sin nada de locura en el mundo de IA: “La inteligencia sin ambición es un pájaro sin alas”. He dejado que sea el lector quien interprete esa cita al terminar de leer mi libro. A Gabo lo menciono cuando creo un tipo de sintonía entre la IA y el realismo mágico, aquello de cuando el gran Garcia Márquez escribe: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. Esta cita refleja la novedad y simplicidad del entorno en los primeros días de Macondo -al igual que en los primeros tiempos de la IA-. En mi cabeza rondaban como fantasmas estos dos genios, me los imaginaba sentados en laboratorios rodeados de robots. Aun sueño con cómo se hubieran movido estos dos en medio de la inteligencia artificial. En mi mente, ellos no son solo figuras del pasado; son espectros creativos que rondan los bordes de la imaginación contemporánea. Imaginarlos en un laboratorio rodeados de robots es un acto de evocación, un intento de proyectar sus sensibilidades artísticas y literarias en un contexto que se siente tan realista como surrealista. Dalí, el maestro del surrealismo, no habría simplemente pintado robots; los había transformado en criaturas oníricas. Tal vez sus robots serían amalgamas de carne y metal, con relojes derretidos incrustados en sus cuerpos. Por su parte, García Márquez habría llevado el realismo mágico al lenguaje de los algoritmos. En su universo, los robots no solo hablarían, sino que contarían historias que se entrelazan con las memorias de quienes los programaron. El escritor colombiano habría creado un universo donde las máquinas no solo procesan datos, sino que habitan la frontera entre la lógica y la magia. Mi libro no es una carta de amor a la inteligencia artificial. Quiero que sea una guía para entender la IA y cómo podemos beneficiarnos de lo que puede hacer. Mientras tanto, mi buzón de correo me trae una variedad de reacciones mixtas a la noticia de que he comenzado este proyecto. Por ejemplo: “Mario, no puedo creer que estés dedicando tiempo a escribir sobre inteligencia artificial. Quitará tantos empleos a los humanos”, “No te conviertas en el defensor de la inteligencia artificial, Mario. Está llena de inexactitudes, decisiones poco éticas y pronunciamientos sesgados. No es digno de alguien como tú escribir sobre ello”. Por supuesto, también tengo docenas de mensajes de personas que me animaban y que tambien tenía grandes expectativas con la IA. Luego vino la parte divertida: hablar con expertos en el tema, aunque nadie se considera un experto, argumentando que la IA es un tema en su infancia. No fue un libro fácil de escribir. A diferencia de mis libros anteriores, principalmente manuales prácticos de periodismo visual, este trata un tema que para algunos todavía es algo de ciencia ficción. En su esencia, la IA plantea una variedad de preguntas lógicas sobre los roles de los humanos y las máquinas, el respeto y la propiedad intelectual y, para los periodistas, el importante tema de la precisión. El enfoque de mi libro es cómo la IA puede ayudar a quienes crean contenido y a los diseñadores que lo presentan, pero desde el principio sentí que no podía ignorar los temas más filosóficos que rodean el tema. Para eso, he contado con la colaboración de algunas de las mejores mentes en las áreas académicas y científicas en este campo. Después de meses investigando, con cada pista llevándome a diez más, me di cuenta de que tenía que reducir el alcance de mi libro, y así escribí mi propio manifiesto sobre cómo quería abordar la IA. Todo comienza con la contribución de los humanos (todo lo que retienen los robots ha sido contenido creado por humanos), los robots usan ese material para ofrecernos información, pero al final se requiere la intervención humana para asegurarnos de que todo es correcto, que hay verdad en lo que nos trasmiten los robots. No solo he entrado en el mundo de ChatGPT, sino que, como periodista visual, decidí experimentar con gráficos e ilustraciones a través de Midjourney. Todas las ilustraciones del libro han sido creadas por mí utilizando esta plataforma, siguiendo un lenguaje visual específico. Me complace haberme adelantado para escribir este libro, que ha tenido gran acogida entre los creadores de contenidos por todo el mundo. Aún no soy un experto en la IA, pero no creo que nadie lo sea. Es un campo nuevo, abierto, el futuro que se abre ante nosotros. Como en el Macondo de Gabo, hay muchas cosas que no sabemos ni como llamarlos. Eso es lo que lo hace interesante y que nos atrapa.

The Story es un mapa con todos los detalles de cómo convertirnos en periodistas de la era móvil.

– A lo largo de su carrera ha sido testigo de la transición del papel a lo digital en los medios. ¿Cuál cree que ha sido el mayor reto para los diseñadores en este proceso?

– El reto principal es adaptarse a un arsenal totalmente diferente de posibilidades visuales. En efecto, reinventar tanto su mentalidad como sus habilidades para responder a un entorno digital en constante evolución. Para un diseñador tradicional, diseñando páginas de una revista o diario, las herramientas son la tipografía, el color, una retícula basada en un tamaño de página especifica. Cuando el periodista o director de sección acude al diseñador en un diario impreso, normalmente pide una foto o ilustración. Imagínense entonces el nuevo mundo digital, donde los elementos visuales incluyen videos, galerías de imágenes, gráficos interactivos y audio. Los diseñadores han tenido que dominar herramientas y conceptos nuevos para integrar estos elementos de manera efectiva y mejorar la narración visual. Al mismo tiempo, dichas imágenes tienen que ser seleccionadas idealmente en sintonía con el reportero/editor, para que encajen precisamente en medio de texto. Aumentan los retos, se requieren experiencias en varias plataformas, y, ojo, incluyen el tema audio también. Aunque les llamemos periodistas visuales, también tienen que entender la importancia del audio y poder ofrecer esas experiencias. Yo les digo a mis estudiantes de Columbia que el nuevo periodista visual es muy diferente a su equivalente de hace diez años. Debe hablar un lenguaje visual que comunica más rápido, debe entender elementos visuales de cinematografía, televisión, además de poder aplicar sus conocimientos sobre la selección de tipografías para ser vistas en una pantalla, color para indicar navegación dentro de una plataforma móvil, y trabajar en un lienzo pequeño, como es la pantalla de un teléfono. En el ámbito digital, el contenido debe adaptarse a diferentes tamaños y orientaciones de pantalla. Los diseñadores han tenido que aprender sobre diseño responsivo, donde cada elemento debe ajustarse dinámicamente para ofrecer una experiencia consistente y atractiva en diversos dispositivos. No podemos olvidar tampoco que la velocidad de producción y actualización constante. El ciclo de vida de las noticias en digital es mucho más rápido que en papel. Los diseñadores deben trabajar en tiempos muy reducidos, adaptándose a la necesidad de actualizaciones constantes y publicación en tiempo real. Esto también implica aprender a usar sistemas de gestión y publicación de contenido (CMS, de acuerdo a sus siglas en inglés) para diseñar directamente en las plataformas de publicación. Estos desafíos han llevado a los diseñadores a convertirse en profesionales más versátiles, combinando habilidades de diseño gráfico con conocimientos de tecnología, psicología del usuario y narración multimedia.

Mario García trabajó en más de 750 proyectos de renovación de marcas periodísticas en 122 países

– En la era digital, donde el consumo de noticias está cada vez más basado en el video y la interactividad, ¿qué papel juega el diseñador en un equipo periodístico y cómo puede contribuir a mejorar la experiencia del usuario?

– Entre otras nuevas habilidades, el diseñador de hoy tiene que priorizar la experiencia del usuario (UX) sobre el diseño estático. En el papel, el diseño se centra en la estética visual y la jerarquía de información fija. En digital, los diseñadores deben enfocarse en la experiencia del usuario, incluyendo la navegación fluida, la interactividad y la accesibilidad en dispositivos como smartphones, tabletas y computadoras. Esto requiere un cambio de enfoque hacia la funcionalidad y la facilidad de uso. Es importante que el diseñador, a quien de seguro llamamos ahora periodista visual, sea colaborador, que pueda trabajar en equipo, pues el proceso de creación visual comienza con el reportero en el momento que concibe y propone la historia. Desde ese momento, ya el periodista visual debe estar sentado junto al periodista para crear juntos un storyboard como hacen los directores de cine al hacer un cronograma de cada escena de una película. El papel del periodista visual es esencial. Sin su participación, no hay historia que enganche a los lectores. En el periodismo visual tradicional los diseñadores siempre han jugado un papel importante, ya que es a través de lo visual que penetramos en una página, a veces cuando ni nos interesa el tema de la historia. Entra todo por los ojos. Pues, imaginen entonces en un medio donde hay menos tiempos para enganchar al lector, y donde la preferencia es para elementos visuales con movimiento, no estáticos. No me imagino una publicación exitosa en la retención de lectores sin un buen equipo de periodistas visuales. El papel de estos nunca ha sido más importante.

AI, The Next Revolution in Content Creation, el último libro de Mario García

– Ha trabajado con publicaciones de diversos tamaños y culturas. ¿Cómo adapta su enfoque de diseño para satisfacer las necesidades específicas de cada cliente?

– Buena pregunta pues he trabajado con más de 750 proyectos en 122 países. Esto me hace recordar un intercambio con un editor cliente en El Tiempo de Bogota, Colombia: “Mario, estás empaquetado como un cubano con la cabeza de un estadounidense.” Qué lenguaje más pintoresco con un giro cultural. Y, antes de entrar en el papel que la cultura juega en mi trabajo profesional a nivel global, vamos a entender un poco de cómo me identifico yo personalmente, atrapado entre dos culturas. De vez en cuando, alguien me hace la pregunta: Mario, naciste en Cuba, llegaste a Estados Unidos siendo un adolescente, y has vivido la mayor parte de tu vida como estadounidense, pero viajando por el mundo. ¿Qué cultura te define? ¿Te sientes más cubano? ¿Más estadounidense? A veces me siento como un ciudadano del mundo, y no es algo malo. Hoy en día, el mundo es nuestro vecindario, y la comunicación rápida e inmediata, junto con el acceso a la información, hacen que ese vecindario sea una aldea cada vez más pequeña. Pero, volviendo a la pregunta sobre cultura e identidad, supongo que soy una persona bicultural la mayor parte del tiempo, con momentos en los que me siento extremadamente cubano -como cuando siento el aroma de un buen picadillo o veo un exquisito postre artesanal cubano, como la toronja en conserva, por no mencionar cuando escucho música cubana, momento en el que mis pies son 150% cubanos cada uno-. Por supuesto, amo a Estados Unidos, mi patria adoptiva, que nos acogió como refugiados, algo que uno nunca olvida. Amo todo lo relacionado con América, especialmente a mis hijos y nietos estadounidenses, pero también disfruto de un buen Desfile de Acción de Gracias de Macy’s, los fuegos artificiales del 4 de julio, ese sentido de optimismo y constante renovación que es la base de lo que somos como estadounidenses, incluso en los peores momentos. Pongo la mano en el corazón para recitar el Juramento a la Bandera y, si estoy en el extranjero, se me llenan los ojos de lágrimas al escuchar el Himno Nacional. Soy sentimentalmente patriótico hacia EE.UU., al cual considero mi país; pero estoy simbólica y culturalmente ligado a todo lo cubano, especialmente la música, el arte, la literatura y la comida. Pero después de haberle dado la vuelta al mundo visitando redacciones como es que enfoco un proyecto en la India, otro en Australia, y simultáneamente trabajo en Alemania y en Francia, con una intervención en Brasil y otra en la Argentina. Con cada proyecto, en cada nuevo país, aprendí enormemente sobre el impacto y la influencia que tiene la cultura en la forma en que hablamos, pensamos y llevamos a cabo nuestras responsabilidades profesionales. Un elemento clave de sobrevivencia para mí y de compartir armoniosamente con mis clientes en seis continentes, después de 55 años en este negocio, ha sido respetar cada una de las culturas con las que me he encontrado en mi trabajo. Me quedó claro desde aquel primer viaje a Argentina, a finales de los años 70, para trabajar con La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, mi primer proyecto fuera de Estados Unidos, que el primer paso para triunfar como consultor en un país extranjero era mostrar respeto por cómo piensan los demás. Y, dicho sea de paso, no hace falta salir del país o tratar con una cultura diferente para hacerlo. Especialmente siendo un consultor estadounidense, es crucial evitar imponer puntos de vista que otros puedan interpretar como un “aire de superioridad estadounidense”. Para mí, el primer paso en cada colaboración es escuchar, familiarizarme con las personas y su cultura. Como runner, he aprovechado las corridas matutinas en cada ciudad donde trabajo. Observo mis alrededores: cómo la gente decora sus ventanas, los colores con los que pintan el exterior de sus casas, incluso lo que tiran a la basura. Cómo tratan a sus animales. Cómo anuncian productos de consumo en las calles. Cómo se agrupan o cómo obedecen las señales de tránsito. Todo esto teje un lienzo que, de alguna manera, me envuelve para abordar el proyecto en cuestión. Una vez dentro de la organización, trato de pensar como si fuera una parte permanente de esa cultura. No se puede transferir un modelo de diseño de Brasil a Escandinavia. Algunas ideas pueden ser universales (navegación, legibilidad, claridad), pero otras varían notablemente (color, tipografía y, lo más importante, la apariencia y sensación de un periódico, que he llegado a comprender varía de un país a otro). No existe algo así como un “aspecto de periódico” que funcione para todos. Lo que puede ser un diseño clásico de periódico en un lugar constituye un periódico aburrido, del tipo “ni lo intentes” en otro lugar. Lo que pueden ser colores llamativos, al estilo de Carmen Miranda, para un periódico en Estocolmo, son exactamente los colores que el doctor recetó para un periódico en Fortaleza. El atractivo a los sentidos es importante cuando se estudian los gustos o disgustos de una cultura. Siempre he pensado que el momento en que uno baja del avión y camina por la pasarela hacia la zona de equipaje, uno huele el país. ¿Lo has experimentado? Si desembarcas en Delhi, el primer aroma de la India te envuelve en una bienvenida; pero cuando haces lo mismo en Buenos Aires, es un olor totalmente diferente, al igual que en Copenhague o Moscú. Por lo general, dejo que mis sentidos capturen la cultura, visualmente y de otras maneras. Sobre el punto número uno: Siempre me divierte la manera en que mis clientes alemanes o escandinavos, por ejemplo, me ven como un pájaro exótico. De hecho, puede que lo sea, y eso está bien para mí. Para las culturas nórdicas, más reservadas, una persona que, como yo, habla con las manos, se mueve constantemente durante una presentación, nunca lee un guión e improvisa sobre la marcha, reaccionando al estado de ánimo del momento y de la audiencia (¿culpa de mis días de actuación en mi infancia en Cuba?) es, sin duda, una especie exótica de lo que sea. El hecho de que insista en que me traten de manera informal como Mario, en lugar de Dr. García (siempre es más complicado lograr eso en Austria, por alguna razón), que hable con todos de la misma manera, desde el CEO y propietario hasta la señora que me trae café y agua, es algo que muchos encuentran extraño. Y, por supuesto, no puedo empezar a contarles la cantidad de veces que un cliente extranjero me ha dicho, en tono halagador: “Bueno, Mario, vives en Estados Unidos, pero no eres un estadounidense típico.” ¿Un estadounidense típico? ¿Qué es eso? Sonrío, sabiendo que intentan decirme algo agradable, y nunca abro la caja de Pandora para preguntar: ¿qué es un estadounidense típico? En América Latina, sin embargo, mis clientes siempre me dicen: “Piensas como un yanqui.” Ahí lo tienes. ¿Por qué pienso como un yanqui? Porque insisto en la puntualidad, cumplir con los plazos, la ética de trabajo estadounidense. Como dicen los franceses: Vive la différence!

Los newsletters y las notificaciones push son herramientas esenciales para las redacciones digitales modernas, ya que permiten atraer a las audiencias, mantener la relevancia y adaptarse a los hábitos cambiantes de consumo de información

Mario García

– Como exdirector de la Escuela de Artes Gráficas de la Universidad de Syracuse, ¿qué consejo les daría a los jóvenes diseñadores que buscan ingresar al mundo del diseño de medios?

– En estos tiempos difíciles y desafiantes, donde los cambios llegan a un ritmo acelerado, y no solo tecnológicos, sino también cambios necesarios de mentalidad, mi primer consejo a mis estudiantes es entender cómo piensan sus potenciales jefes y por qué. Les digo que trabajarán para editores y superiores que han tenido una trayectoria distinguida como periodistas, pero que no necesariamente comprenden el periodismo móvil/digital. Les comento que serían afortunados de tener un jefe que quiera ser guiado por un colega joven. Creo firmemente que, en las redacciones donde he visto grandes transformaciones, a menudo los editores senior permiten que los colegas más jóvenes los guiaran. Los roles de mentor y aprendiz cambiaron: el veterano es guiado por el miembro más joven del equipo. Además, les digo a estos jóvenes que están iniciando sus carreras en el periodismo lo siguiente: que aprendan con humildad y paciencia, no subestimen la experiencia de sus superiores. Incluso si no entienden completamente el entorno digital, tienen una riqueza de conocimientos sobre el oficio del periodismo; que compartan su conocimiento con generosidad: si saben cómo hacer algo relacionado con tecnología o nuevas plataformas, ofrézcanse a enseñar. Sean los puentes entre generaciones en la redacción; que sean flexibles y abiertos al cambio: el periodismo siempre ha estado en constante evolución. La capacidad de adaptarse a nuevas herramientas y tendencias es crucial; que conserven la esencia del buen periodismo: aunque las plataformas cambian, los principios fundamentales de investigar a fondo, contar historias veraces y servir a la sociedad permanecen intactos; que fomenten el trabajo en equipo intergeneracional: trabajar juntos, combinando la experiencia de los mayores con la frescura y conocimientos tecnológicos de los más jóvenes, resulta en un periodismo más sólido y equilibrado; que estén siempre aprendiendo: el periodismo digital está en constante evolución. No dejen de explorar nuevas herramientas, plataformas y formas de contar historias. Les recalco que la clave del éxito no está solo en dominar las herramientas tecnológicas, sino en construir relaciones basadas en respeto y colaboración con sus colegas, sin importar su edad o experiencia. Y más específicamente, les aconsejo lo siguiente: adoptar la narrativa móvil; darle prioridad al pensamiento visual; adaptarse a las nuevas tecnologías emergentes y experimentar siempre manteniendo un toque humano; enfocarse en el periodismo centrado en la audiencia (el periodismo ya no se trata solo de transmitir información, sino de involucrar a los lectores de manera que se conecte con sus necesidades e intereses. Somos creadores de contenidos); demostrar ser ágil y abiertos a la reinvención; dominar los fundamentos de la narrativa (dominar las estructuras narrativas, la claridad y la resonancia emocional para conectar profundamente con las audiencias); valorar la sensibilidad y diferencias culturales; aplicar empatía y pasión -tener corazón es importante-; desarrollar fuertes estándares éticos para mantener la credibilidad y la integridad. Hoy, con la IA empezando a tener impacto con los periodistas, asegúrense de que cuando escriban, dejen su esencia en la narrativa. Una firma de autor humano ha ganado gran valor en la era de IA. El periodista debe desde el principio de la narrativa dejar su esencia, demostrar al lector que un humano estaba allí, reportando con todos los sentidos: lo que se huele, se ve, y lo que se siente.

– Con la creciente importancia de los newsletters y las alertas/notificaciones en los móviles, ¿cómo pueden las publicaciones aprovechar al máximo estos formatos para involucrar a su audiencia?

– Siempre destaco que los newsletters y las notificaciones push son herramientas esenciales para las redacciones digitales modernas, ya que permiten atraer a las audiencias, mantener la relevancia y adaptarse a los hábitos cambiantes de consumo de información. Los newsletters son la conexión directa, es decir compromiso personalizado que fomenta la lealtad y crea un hábito de interacción regular. Además, se trata de experiencias curadas, destacando las noticias principales, temas de tendencia o intereses específicos, y atendiendo a segmentos concretos de la audiencia. Son identidad de marca, una oportunidad para reforzar la voz y los valores de la marca de la redacción. Señalo que pueden servir como una extensión de la misión editorial, construyendo confianza y reconocimiento. También contribuyen al crecimiento de suscriptores al mostrar de manera consistente el valor del contenido premium. Por otro lado, las notificaciones representan la relevancia en tiempo real. Son de acceso inmediato: permiten a las redacciones entregar noticias de última hora, actualizaciones en vivo o contenido urgente directamente a los dispositivos de la audiencia, asegurando que sigan siendo la fuente principal de información. Son estratégicas: deben aportar valor y no convertirse en una molestia. El abuso o el envío de alertas irrelevantes puede alienar a los usuarios. Aportan a la retención y el compromiso al atraer a los lectores de vuelta a la plataforma, especialmente en un panorama digital competitivo donde la atención está fragmentada. Ambos, newsletters y notificaciones están perfectamente alineados con una estrategia móvil primero. Estas herramientas capitalizan cómo las personas consumen noticias hoy en día: desde sus teléfonos, en movimiento y en pequeños periodos de tiempo. Insisto en la importancia de utilizar datos y analíticas para perfeccionar estas herramientas. Comprender las tasas de apertura, los clics y el comportamiento de los usuarios permite que las redacciones mejoren continuamente el contenido y el momento en que se envían newsletters y notificaciones. Ambas herramientas contribuyen a fomentar un sentido de comunidad y confianza: los newsletters ofrecen un espacio para conversaciones más profundas y contenido exclusivo. Y las notificaciones push demuestran confiabilidad al mantener a las audiencias informadas sobre los desarrollos importantes. Ya no son opcionales; son componentes vitales del ecosistema digital de una redacción. Cuando se usan de manera estratégica, no solo aumentan el compromiso y la lealtad, sino que también mejoran la capacidad de las redacciones para servir a sus audiencias en el acelerado y móvil entorno digital actual. Estos temas son tan importantes que cada semestre dedico una sesión de mi clase en Columbia University a los newsletters y a las notificaciones, invitando a expertos en el tema del New York Times. Esto es seguido por un ejercicio en que los estudiantes confeccionan un newsletter para un diario local que aún no ha incursionado en el tema. Esto siempre ofrece ricas discusiones que avanzan el aprendizaje y crean conciencia de la importancia de atraer suscriptores con buenos newsletters.

Preveo unidades de contenido creativo donde cada persona que trabaja allí puede pasar de una plataforma a otra. Estos periodistas visuales tendrán una sólida formación en tipografía, color y diseño, pero podrán pasar del diseño de la historia para dispositivos móviles a la impresión o la pantalla más grande de una computadora. Lo único que probablemente no cambiará es la historia misma

Mario García

Ha trabajado en la integración de publicidad nativa en el diseño editorial. ¿Cuáles son las mejores prácticas para equilibrar el contenido patrocinado con la integridad editorial?

– En mi larga carrera como periodista visual y asesor he aprendido dos cosas interesantes sobre el tema de publicidad: los periodistas no le dan gran importancia, y en muchos casos aborrecen todo lo que tiene que ver con ella. Y existe una separación nada saludable entre los departamentos de publicidad y las redacciones. En la era móvil, es necesario que trabajen juntos estos dos grupos. El contenido patrocinado tiene un gran auditorio, y, desde luego, puede ofrecer ingresos a las empresas de medios, que nunca han estado más necesitadas. En mi trabajo como consultor, trato de cerrar la brecha entre todos los aspectos periodísticos y comerciales. Hoy en día, un editor y periodista necesita estar muy consciente de cómo hacer que su periódico sea más rentable. El contenido patrocinado es clave. He explorado ampliamente el papel de este tipo de soluciones comerciales en los periódicos, destacando su potencial para generar ingresos mientras proporciona información valiosa a los lectores. Tanto en mi blog como en mis talleres para editores y periodistas por todo el planeta he mencionado estos puntos importantes: el contenido patrocinado es una prometedora nueva frontera: es una oportunidad significativa para que periódicos y revistas aumenten sus fuentes de ingresos. Resalto siempre la importancia de integrar este contenido de manera reflexiva para mantener la integridad periodística y la confianza de los lectores. ¿Quién lo produce? Discuto el proceso de producción, señalando que, aunque las marcas pueden contribuir, los editores a menudo juegan un papel crucial en la planificación y creación del contenido patrocinado. Esta colaboración garantiza que el contenido se alinee con los estándares de la publicación y resuene con su audiencia. Siempre menciono la importancia de la transparencia, la calidad y la relevancia del contenido patrocinado para mantener el compromiso y la confianza de los lectores. Estoy seguro de que en la era digital, los contenidos patrocinados van a alcanzar aún más importancia. Preveo que incluso los periódicos pequeños y medianos desarrollarán sus propios equipos dedicados exclusivamente a la creación de contenido patrocinado. También imagino el mayor papel que jugará la inteligencia artificial.

– En el ejercicio de mirar el futuro, ¿qué tendencias anticipa en el diseño de medios y cómo deberían prepararse las organizaciones para adaptarse a ellas?

– Como ya he mencionado, el periodismo visual será más importante que nunca. Cuando creamos contenido para dispositivos móviles, ya pensamos en imágenes de todo tipo: vídeos, infografías animadas, imágenes en movimiento. Veremos una mayor necesidad de periodistas visuales que comprendan el papel de los elementos visuales en diferentes plataformas. Anticipo que, para la impresión, las fotografías e ilustraciones grandes serán el camino a seguir. El lienzo más grande de todos, la página de un periódico impreso o la doble página de una revista no tienen igual por el impacto que ofrecen una fotografía de gran tamaño. Así, contaremos con narradores visuales que serán expertos en seleccionar un video para móvil y luego optar por la foto grande o la ilustración para la edición impresa. Preveo departamentos de “arte” (llámelos unidades de contenido creativo) donde cada persona que trabaja allí puede pasar de una plataforma a otra. Estos periodistas visuales tendrán una sólida formación en tipografía, color y diseño, pero podrán pasar del diseño de la historia para dispositivos móviles a la impresión o la pantalla más grande de una computadora. Lo único que probablemente no cambiará es la historia misma. Contenido. Si tienes el contenido adecuado, el resto se vuelve más fácil, incluido el trabajo del diseñador. Creo que la imprenta no desaparecerá, pero sí las ediciones diarias. Eterno optimista, auguro que el periódico seguirá teniendo espacio los fines de semana. Los lectores siguen valorando la buena información y, con menos interrupciones, podrán disfrutar del periódico cuando la gente tenga más tiempo libre. También soy optimista en cuanto a que la Inteligencia Artificial se convertirá en una herramienta mejor, que los diseñadores agradecerán. Veo la IA generativa como una “gran ayuda” para el periodismo visual. Por ejemplo, para infografías, generar automáticamente gráficos informativos del tamaño de un bocado, como cuadros y mapas, puede ahorrar tiempo y dinero a las redacciones, permitiéndoles dedicar recursos a paquetes interactivos en torno a las grandes noticias. En ilustraciones, la Gen-AI puede ayudar a publicaciones más pequeñas que carecen de ilustradores generando automáticamente imágenes para acompañar todas y cada una de las historias y mejorar la calidad. Cuando comencé a jugar con Midjourney, me sentí como un niño pequeño con una caja de crayones. También diseños automatizados: en el caso de las publicaciones impresas, creo que el diseño y la paginación a menudo “chupan el oxígeno” de las salas de redacción, quitándole tiempo a la producción de contenido para dispositivos móviles. La IA ya está haciendo un trabajo fantástico en la automatización del diseño de la impresión, pero veremos más empresas de periódicos utilizando estas nuevas tecnologías, lo que permitirá a los periodistas visuales humanos dedicar más tiempo a ayudar a los periodistas con la narración visual. Mucho de lo que menciono aquí ya está ocurriendo en las redacciones de todo el mundo. Independientemente del tamaño de una sala de redacción, ya es hora de incorporar la planificación de departamentos visuales creativos que consideren estas opciones.

¿Quién es Mario García?

  • Formación. Graduado en Comunicación en la Universidad de South Florida y en Periodismo en la Universidad de Oklahoma. Además, es Doctor en Filosofía, Español y Literatura de la Universidad de Miami.
  • Carrera. Consultor de diseño editorial en 120 países, en proyectos para The Wall Street Journal, The Washington Post, South China Morning Post (Hong Kong), New Straits Times (Malasia) y Aftenposten (Noruega). Mario se formó como periodista y es especialista en narración móvil y en la transformación de redacciones para el mundo digital. CEO y fundador de Garcia Media, con oficinas en Nueva York y Buenos Aires.