Las llamadas “zonas azules” son seis regiones en el mundo donde las personas disfrutan de una vida significativamente más larga y saludable, gracias a un conjunto único de factores como la cultura, la mentalidad, la dieta y el entorno.
Estas zonas, identificadas por el investigador Dan Buettner, no cuentan con un manual específico para la longevidad, pero sí existen lecciones clave que pueden ayudarnos a adoptar hábitos saludables. Una de estas zonas se encuentra en Nicoya, Costa Rica, una península de 128 kilómetros de largo, famosa por sus vistas costeras y por ser hogar de una de las poblaciones más longevas del planeta.
En su serie documental Live to 100 de Netflix, Buettner resalta que una de las razones fundamentales de la longevidad de los habitantes de Nicoya es su dieta, que incluye tres alimentos básicos desde hace más de 6000 años: frijoles, calabaza y maíz, conocidos localmente como “las tres hermanas”.
A diferencia de las dietas occidentales, que suelen basarse en la carne como fuente principal de proteínas, estos tres ingredientes vegetales brindan una fuente accesible y económica de proteínas, sin los riesgos del colesterol y las grasas saturadas presentes en la carne roja. Según Buettner, “no es necesario ser rico para comer sano”, y la dieta tradicional de los nicoyanos es una prueba de ello.
Los beneficios de cada uno de estos ingredientes clave de la “dieta de la longevidad”
Maíz
En Nicoya, el maíz no solo es un alimento básico, sino que se procesa de manera tradicional, remojando los granos en ceniza de madera para mejorar su valor nutricional. Este proceso aumenta el contenido de carbohidratos complejos, esenciales para mantener altos niveles de energía durante todo el día. Además, el maíz es rico en fibra, lo que contribuye a una digestión lenta y a mantener la sensación de saciedad durante más tiempo. Aunque las tortillas de maíz son una preparación tradicional, el maíz también puede consumirse en sopas, ensaladas o guisos.
Frijoles
Los frijoles negros son una fuente abundante de antioxidantes que refuerzan el sistema inmunológico, así como una excelente fuente de proteínas vegetales y fibra. Estos alimentos, que forman una parte fundamental de la dieta de las zonas azules, se destacan por ser económicos, accesibles y altamente nutritivos. Buettner, en su libro The Blue Zones American Kitchen, subraya que los frijoles son un pilar de la longevidad y la salud. Se pueden consumir de diversas formas: en sopas, tacos o incluso solos, lo que los convierte en un ingrediente versátil y fácil de incorporar a cualquier dieta.
Calabaza
La calabaza es otro alimento esencial en la dieta de Nicoya, y no es para menos, ya que está cargada de nutrientes esenciales como las vitaminas A, B y C, además de minerales como el magnesio y el potasio, que son clave para la salud ósea, cardiovascular y celular. Los antioxidantes presentes en la calabaza también son fundamentales para reducir el estrés oxidativo, el cual puede dañar las células y contribuir al envejecimiento prematuro. Esta hortaliza puede incorporarse en una variedad de platos, desde sopas y guisos hasta acompañamientos asados, y es especialmente sabrosa en su variedad de temporada.
La filosofía alimenticia de las zonas azules no se trata de seguir una dieta estricta, sino de aprender a combinar ingredientes vegetales de manera sabrosa, accesible y económica para promover una vida más larga y saludable. Según Buettner, “si puedes aprender a combinar ingredientes deliciosos que amas, estarás en el camino correcto para disfrutar de una vida longeva”. Las lecciones de Nicoya y otras zonas azules son una invitación a replantearse la relación con los alimentos y a buscar la salud a través de hábitos simples pero poderosos.