“¡Ganó Trump! Presidente que busca reindustrializar, que ve a la energía como vector de desarrollo, que pelea con una visión nacionalista por el valor agregado y para que el trabajo vuelva a Estados Unidos. Lo hizo en su gestión anterior y profundizará fuertemente en ésta”, publicó en su cuenta de X el joven industrial Tomás Karagozian, CEO de TN & Platex, una de las firmas textiles más grandes de la Argentina.
El mensaje, leído por algunos como un mensaje al gobierno aperturista de Javier Milei, parece haber calado hondo en el pensamiento de los empresarios industriales, que desde hace ya varios meses insisten en que la Argentina está yendo a contramano de un mundo cada vez más proteccionista.
Las promesas de campaña que el republicano venía haciendo mostraban a las claras cuál sería su línea de acción si regresaba a la Casa Blanca. Además, había tomado medidas proteccionistas durante su gestión pasada. Ahora, ya con el resultado sobre la mesa, más que nunca empieza a ser sujeto de comparación con Milei y de preocupación para los industriales. En primer lugar, porque se trata de Estados Unidos, potencia desarrollada mundial, que protegerá a sus empresas por sobre las de origen extranjero (lo cual habilita el debate acerca de qué debe hacerse y qué camino tomA Occidente); y por otro, porque las decisiones que tome Trump frente a las importaciones chinas tendrán naturalmente consecuencias indirectas sobre la región, incluida la Argentina.
Dónde coloque China sus excedentes de producción ya eran una preocupación para los empresarios locales desde que cambió el Gobierno, llegó Milei, y comenzaron a liberarse las importaciones. Frente a un comercio exterior más normalizado, sin controles, con casi nulas restricciones para pagar, con un impuesto PAIS que se eliminará a fin de año; y un tipo de cambio cada vez apreciado, en 2025 las compras al exterior empezarán a crecer, empujadas además por un repunte de la actividad. Frente a esta realidad, las decisiones arancelarias que adopte el presidente electo de los Estados Unidos para frenar el ingreso de productos chinos, podrían tener un impacto en la Argentina y los países vecinos, ya que el gigante asiático buscará vender en la región lo que no pueda colocar en el país del norte.
De hecho, este temor fue mencionado por otro industrial que le respondió a Karagozian, vía redes. “A mí lo único que me asusta de eso es que cuando le bloquee a los chinos (por Trump), si nosotros no estamos alineados con esa industrialización, China salga a reventar sus productos en América Latina”, manifestó Ernesto Serrat, empresario pyme en Argentina y Uruguay.
“El mundo se está volviendo más defensor de sus producciones, defensor de sus intereses. Nadie rifa su soberanía industrial; nadie rifa sus producciones, su mano de obra. Eso es lo que triunfó en los Estados Unidos. Triunfó un presidente que está diciendo que quiere volver a traer las producciones a su país, que va a defender el trabajo estadounidense y que para eso los tiene que poner en igualdad de condiciones”, afirmó, ante la consulta de Infobae, el titular de la Fundación Protejer, Luciano Galfione. Y agregó: “Está dispuesto a tomar todas las medidas que sean necesarias para competir de igual a igual; esa es la derecha moderna, la derecha conservadora que se viene en el mundo”.
Por su parte, el santafesino Walter Andreozzi, vocal del comité ejecutivo de la UIA, coincidió en los planteos de sus pares y enfatizó que más allá de los “reparos institucionales” que le generan dirigentes como Trump, “los desafíos que plantea desde el punto de vista industrial, de defensa de la industria norteamericana, deberían ser la línea de acción del Gobierno argentino, en defensa de la industria nacional, y no sólo generar simpatías ideológicas doctrinarias o meramente especulativas”. “El primer mundo va en ese sentido, y nuevamente, más allá de los discursos oficiales, vamos a quedar aislados y fuera del mundo. En la guerra comercial global, estamos absolutamente desamparados en las condiciones actuales”, consignó el industrial, director de Arag Argentina, que produce componentes para pulverización.
Consultado al respecto, el economista y titular de la consultora Abeceb, Dante Sica, remarcó que si bien el comercio de la Argentina con Estados Unidos no implica grandes flujos –ambos países tiene producciones similares–, sí podría haber más presión de China y ahí será necesario activar todos los mecanismos de defensa comercial. De todos modos, explicó que las grandes protecciones que están estableciendo los países son para autos eléctricos, paneles solares, semiconductores y, recientemente, con el acero. Y excepto este último, en el resto la Argentina no es productor.
“Hay preocupación entre los productores siderúrgicos, pero todavía no se ve un crecimiento de las importaciones chinas de acero. El año que viene sí habrá que mirarlo con más atención. Aun así, el desafío que tiene gran parte de la industria es ir por otro lado, ver cómo se puede avanzar con otros mecanismos de protección de más largo plazo, como puede ser la sustentabilidad”, explicó Sica.
También el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, consideró que la situación de un tipo de cambio atrasado, el fin del impuesto PAIS, un gobierno que no tiene pruritos en liberar las importaciones y bajar aranceles, sumado a un gobierno de Trump que puede ir a una guerra comercial con China sería un “combo muy nocivo para la Argentina”. “Si Trump va a una guerra comercial con China, como hizo en su primera presidencia, lo que no entra a Estados Unidos va a invadir al resto de los países. Y China, además, particularmente en la industria, es muy potente, y eso se va a sentir y lo vamos a sentir en la Argentina. En la siderurgia ya hay varios quejándose de la competencia desleal, y eso se va a poner peor”, señaló el analista.