Desde tiempos inmemoriales, circula la historia de que piratas y corsarios, en su constante búsqueda de refugio y botín, solían acampar en las costas cercanas a los humedales de Ventanilla. Se dice que bautizaron este rincón del mundo como ‘Ventanilla’, debido a los espacios abiertos que descubrían entre las gigantescas rocas, como si fueran ventanas hacia un paraíso oculto.

De este relato, algo de verdad persiste: un paraíso que aún conserva agua y áreas verdes. Este oasis, que se mostró en todo su esplendor en la segunda mitad del siglo XX, comenzó a cambiar cuando los peruanos, en busca de un hogar, levantaron sus casas de esteras y plástico azul alrededor de los humedales.

A comienzos del nuevo milenio, más de un asentamiento humano comenzaba a expandirse lenta pero inexorablemente. A medida que avanzaba, rodeaba el manchón de ‘arena verde’, poniendo en riesgo el refugio natural de cientos de aves migratorias y nidificantes.

Dentro de los humedales de Ventanilla, se observan formaciones geológicas esculpidas por la erosión eólica y marina. (El Peruano)

En la actualidad, este fragmento de naturaleza podría desaparecer si la desidia y la despreocupación siguen en aumento. La intervención humana, lejos de protegerlo, compromete un refugio imprescindible para diversas especies.

Entre septiembre y octubre, las aves que migran desde Alaska hasta la Tierra del Fuego comienzan a llegar al ‘pulmón’ de Lima, un santuario donde se alimentan y recuperan fuerzas antes de reanudar su extenso viaje.

El manchón de ‘arena verde’ incluye el Área de Conservación Regional (ACR) Humedales de Ventanilla. Este refugio de vida silvestre forma parte del corredor biológico costero para las aves migratorias. Está compuesto por 13 espejos de aguas salubres que albergan una biodiversidad en flora y fauna. Además, cuenta con formaciones geológicas y paisajes casi de ensueño, de gran importancia para el Gobierno Regional del Callao.

En el pasado, la fauna alada disponía de un territorio mucho más amplio. (Mincetur)

El ‘pulmón’ de Lima que ha perdido gran parte de su extensión debido al avance urbano

Ubicado en la zona baja y centro-occidental de la cuenca del río Chillón, en el distrito de Ventanilla, dentro de la Provincia Constitucional del Callao, el Área de Conservación Regional (ACR) Humedales de Ventanilla cuenta con suelos de una textura arenosa y franca arenosa, pero de tipo pantanoso e inestable.

Según la Plataforma Digital Única del Estado peruano, los humedales de Ventanilla abarcan 275.45 hectáreas protegidas y administradas por la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente del Gobierno Regional del Callao. También se señala que albergan 126 especies de aves y 27 de plantas nativas.

En el pasado, la fauna disponía de un territorio mucho más amplio. Por ejemplo, en el año 2000, se contaba con 336 hectáreas reconocidas como zona natural intangible.

Hace más de 70 años, este extenso oasis se extendía por 1.500 hectáreas, incluidas áreas protegidas y sectores donde la ‘arena verde’ y las lagunas predominaban sobre la aridez. Sin embargo, para el año 2000, se pudo conocer que el refugio de flora y fauna se había reducido a solo 600 hectáreas debido al crecimiento urbano, que poco a poco fue invadiendo los últimos mechones de verdor y restándoles espacio.

El ACR ofrece condiciones óptimas para el ecoturismo, la recreación, la educación, la investigación científica y la cultura. (El Peruano)

En un artículo académico de Mauricio Villagra Dill’erva, se expusieron las razones por las cuales el extenso oasis fue perdiendo terreno. “Se fueron reduciendo debido al gran crecimiento poblacional que sufrió la zona por la aparición de AA. HH. (asentamientos humanos). Hoy en día solo quedan 275.45 ha y esto se debe a un nuevo factor que está afectando esta área natural que es la contaminación ambiental que sufre el distrito”, señaló la investigadora.

Es preciso señalar que, en las últimas décadas, las zonas no protegidas han sido aprovechadas por agricultores que utilizan las aguas estancadas para regar sus tierras.

Al margen de esta problemática, los humedales de Ventanilla todavía brindan un entorno adecuado para una gran variedad de especies. Entre las aves nidificantes que habitan este ecosistema se encuentran el pato colorado, el gorrión europeo, el cuculí, la tortolita peruana y el zambullidor pico grueso.

La flora y la fauna encuentran refugio en los humedales de Ventanilla, un santuario de vida en medio del desierto. (El Peruano)

Por otro lado, las aves migratorias, como la zarapita trinador, la cigüeñela, el chorlo semipalmado, el halcón peregrino y el payero pata amarilla, encuentran en estos humedales un refugio indispensable durante sus largos viajes.

Este lugar, que actúa como una despensa natural para la fauna alada, también alberga una diversidad de plantas, tales como Salicornia fruticosa, Chenopodium macrospermum y Distichis spicata. Además, en sus aguas se encuentran numerosos peces pequeños, que caen fácilmente en las redes improvisadas de los niños del asentamiento humano cercano.

Al sudeste del manchón de ‘arena verde’, dentro del Área de Conservación Regional (ACR) Humedales de Ventanilla, se observan formaciones geológicas esculpidas por la erosión eólica y marina. Entre ellas se encuentran la Cueva del Pirata, la Cueva del Lobo y la Cueva del Diablo. En sus proximidades, se alzan imponentes esculturas naturales talladas en roca.

Finalmente, el ACR ofrece condiciones óptimas para el ecoturismo, la recreación, la educación, la investigación científica y la cultura. Dispone de tres senderos: ‘Junco’, ‘Aves’ y ‘Acuático’, cada uno equipado con infraestructura turística, señalización y guías interpretativos.