La sandía es una de las frutas que más se consume en verano. Refrescante y compuesta por un gran porcentaje de agua, esencial para nuestro organismo, aporta propiedades inimaginables: desde el fortalecimiento inmunológico hasta la protección de la piel y mejoras oculares.
Según el prestigioso instituto European Hydration Institute, una rodaja aporta hasta 150 ml de agua, lo que ayuda a alcanzar los dos litros diarios recomendados en seres humanos. Asimismo, contiene vitaminas A, C, E, B1 y B6; potasio; fibra; azúcares y antioxidantes.
Tal como explica el sitio WebMD, la fruta originaria de África, con una gran presencia y difusión en todo el mundo, tiene efectos positivos para nuestra salud, entre los que se encuentran:
- Licopeno: se trata del antioxidante que le da a la sandía el color rojo. Este puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer y diabetes. Además, el licopeno puede protegerte del sol. Sin embargo, es importante que también se utilice protector solar.
- Corazón más sano: la sandía es rica en un aminoácido llamado citrulina, que puede ayudar a mover la sangre por el cuerpo y puede reducir la presión arterial. Además, evita ataques cardíacos.
- Protege tus articulaciones: la sandía tiene un pigmento natural llamado beta-criptoxantina, que puede proteger las articulaciones de la inflamación. Algunos estudios muestran que, con el tiempo, podría reducir la probabilidad de sufrir artritis reumatoide.
- Agradable para la vista: una rodaja mediana de sandía aporta entre el 9 y el 11 % de la vitamina A que necesitas cada día. Este nutriente es una de las claves para mantener tus ojos sanos.
- Suaviza tu piel: las vitaminas A, B6 y C de la sandía ayudan a que tu piel se mantenga suave, tersa y flexible. Como está llena de agua, la sandía también es una excelente mascarilla facial. Si mezclás una cucharada de jugo de sandía con la misma cantidad de yogur griego, extendé sobre tu rostro y dejá actuar durante 10 minutos. Enjuagá y secá suavemente.
- Mejora tu entrenamiento: el alto contenido de agua, antioxidantes y aminoácidos de la sandía puede contribuir a un mejor entrenamiento. También tiene un alto contenido de potasio, un mineral que puede reducir los calambres en el gimnasio.
- Fácil de digerir: su fruta blanda es fácil de digerir incluso para un intestino inflamado.
Pero, ¿cómo elegir la sandía más rica? Desde la revista Healthline dieron a conocer una serie de tips para no fallar a la hora de la selección de esta noble fruta.
1. Elegir una sandía que tenga una forma uniforme: lo ideal es que sea simétrica. Además, se debe chequear que no tenga protuberancias, abolladuras o cortes irregulares.
2. Chequear el peso: debe ser pesada para su tamaño; este aspecto significa que tiene la necesaria cantidad de agua y esto indica que está madura.
3. Encontrar la mancha: la sandía debería tener la llamada “mancha de campo”, se trata de un lamparón amarillo en uno de sus extremos. Esto indica que su maduración es la correcta.
4. Análisis de vibración: se debe detectar que mediante una palmada a la sandía se devuelva un sonido profundo, lo que indica que está madura. Si se genera uno hueco o plano significa que se pasó de maduración.
5. El tallo: si se observa esta parte de la fruta se puede determinar su estado. Si está seco significa que su sabor es ideal para su consumo, pero su color verde indica que fue cosechada antes de tiempo.