WASHINGTON.- Los estadounidenses dieron su contundente veredicto anoche: el expresidente Donald Trump volverá a la Casa Blanca. El republicano recibió durante las primeras horas de este miércoles diversos saludos de distintos mandatarios del mundo que no tardaron en felicitarlo. Pero también se pronunciaron sobre su triunfo países que Estados Unidos históricamente considera enemigos, como Rusia, China e Irán.

Trump se comprometió a intensificar una disputa arancelaria con China, el creciente rival económico y estratégico de Estados Unidos. En Medio Oriente, prometió, sin decir cómo, poner fin a los conflictos entre Israel, Hamas y Hezbollah. También juró terminar la guerra entre Rusia y Ucrania en 24 horas después de asumir el cargo, algo que Kiev y sus partidarios temen que sería en términos favorables para Moscú.

El expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, llega a una fiesta de vigilancia nocturna de las elecciones en el Centro de Convenciones de Palm Beach, el miércoles 6 de noviembre de 2024, en West Palm Beach, Florida

El Kremlin reaccionó con cautela tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, afirmando que este país sigue siendo un Estado hostil y que solo el tiempo dirá si la retórica de Trump sobre el fin de la guerra de Ucrania se traduce en realidad.

La invasión rusa de Ucrania en 2022 desencadenó el mayor enfrentamiento entre Moscú y Occidente desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962, cuando la Unión Soviética y Estados Unidos estuvieron a punto de entrar en guerra nuclear.

La reelección de Trump culmina una notable remontada cuatro años después de que el republicano saliera de la Casa Blanca e inaugura un nuevo liderazgo estadounidense que probablemente pondrá a prueba las instituciones democráticas en el país y las relaciones con el exterior.

El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo que Trump había hecho algunas declaraciones importantes sobre su deseo de poner fin a la guerra de Ucrania durante su campaña, pero que solo el tiempo dirá si conducen a la acción.

No olvidemos que estamos hablando de un país poco amistoso, que está implicado directa e indirectamente en una guerra contra nuestro Estado [en Ucrania]”, dijo Peskov a los periodistas.

El presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso, Vladímir Putin, se dan la mano al inicio de una reunión bilateral el 16 de julio de 2018, en el palacio presidencial de Helsinki, Finlandia

Peskov dijo que no estaba al tanto de ningún plan del presidente Vladimir Putin para felicitar a Trump por su victoria y que las relaciones con Washington estaban en un mínimo histórico.

“Hemos dicho en repetidas ocasiones que Estados Unidos es capaz de contribuir al final de este conflicto. Esto no puede hacerse de la noche a la mañana, pero… Estados Unidos es capaz de cambiar la trayectoria de su política exterior. Si sucederá esto, y si es así, cómo… lo veremos después de [la toma de posesión del presidente] en enero”, agregó.

Diplomáticos rusos y estadounidenses afirman que las relaciones entre las dos mayores potencias nucleares del mundo sólo fueron peores durante lo más profundo de la Guerra Fría. Autoridades rusas, desde Putin hacia abajo, dijeron antes de las elecciones que a Moscú no le importaba quién ganara la Casa Blanca, pese a que la cobertura de los medios estatales, guiada por el Kremlin, mostraba una preferencia por Trump.

La cancillería rusa dijo que Moscú no se hacía ilusiones sobre Trump, señalando que existía lo que denominó una posición bipartidista antirrusa entre la élite gobernante estadounidense diseñada para tratar de contener a Rusia.

“Rusia trabajará con la nueva administración cuando ‘tome residencia’ en la Casa Blanca, defendiendo ferozmente los intereses nacionales rusos y centrándose en lograr todos los objetivos establecidos de la operación militar especial (en Ucrania)”, dijo el ministerio. “Nuestras condiciones no han cambiado y son bien conocidas en Washington”.

Por su parte, el gobierno chino expresó que espera mantener una política de “coexistencia pacífica” con Estados Unidos tras la victoria de Trump.

Las elecciones presidenciales “son asuntos internos de Estados Unidos y respetamos la elección del pueblo estadounidense. Nuestra política hacia Estados Unidos es coherente y continuaremos viendo y gestionando las relaciones de acuerdo con los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación win-win”, dijo la vocera de la cancillería, Mao Ning.

El expresidente Donald Trump y el presidente de China Xi Jinping

El gobierno de Pekín, agregó la vocera, espera una “coexistencia pacífica” con Washington cuando Donald Trump ocupe nuevamente a la Casa Blanca.

Mao no se pronunció directa y explícitamente sobre el escenario de la reelección de Trump a la Casa Blanca, sino que respondió simplemente reiterando que “las elecciones presidenciales de Estados Unidos son un asunto interno” y “respetamos la elección del pueblo estadounidense”.

Sin embargo, “después de que se publiquen y anuncien oficialmente los resultados de la votación en Estados Unidos, manejaremos los asuntos relacionados de acuerdo con la práctica habitual”, añadió la vocera cuando se le preguntó si el presidente chino, Xi Jinping, llamaría a Trump para felicitarlo.

En cuanto al impacto potencial sobre China del agresivo programa arancelario del 60% propuesto por el magnate durante la campaña electoral sobre las importaciones de bienes fabricados en China, Mao respondió que no quería “responder a preguntas hipotéticas”.

Las elecciones estadounidenses no son realmente asunto nuestro. Nuestras políticas son firmes y no cambian en función de los individuos. Hicimos las predicciones necesarias antes y no habrá cambios en el sustento de la gente”, dijo al respecto la vocera del gobierno de Irán, Fatemeh Mohajerani, después de que Trump declarara su victoria.

Representantes de países árabes y occidentales han dicho que Trump podría reimponer su “política de máxima presión” mediante el aumento de las sanciones a la industria petrolera de Irán y dar poder a Israel para atacar sus instalaciones nucleares y llevar a cabo “asesinatos selectivos”.

Durante su primer mandato, Trump volvió a aplicar sanciones a Irán tras retirarse de un pacto nuclear de 2015 entre Irán y las potencias mundiales que había restringido el programa nuclear de Teherán a cambio de beneficios económicos.

El restablecimiento de las sanciones estadounidenses en 2018 golpeó las exportaciones de petróleo de Irán, recortando los ingresos del gobierno y obligándolo a tomar medidas impopulares como aumentar los impuestos y registrar grandes déficits presupuestarios, políticas que han mantenido la inflación anual cerca del 40%.

La moneda nacional de Irán se ha debilitado ante la perspectiva de una presidencia de Trump, alcanzando un mínimo histórico de 700.000 riales por dólar estadounidense en el mercado libre, según la página web iraní de seguimiento de divisas Bonbast.com.

Quién también se pronunció fue el grupo terrorista palestino Hamas, quien pidió el fin del “apoyo ciego” a Israel por parte de Estados Unidos.

“Este apoyo ciego a la entidad sionista debe terminar porque se produce a expensas del futuro de nuestro pueblo y de la seguridad y estabilidad de la región”, indicó Bassem Naim, miembro del buró político de Hamas.

“Instamos a Trump a que aprenda de los errores de Biden”, dijo el responsable de Hamas Sami Abu Zuhri.

Los palestinos, en guerra con Israel desde hace más de un año, expresaron su temor ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, mientras que los líderes del grupo militante Hamas y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) le instaron a actuar en favor de la paz.

En Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, Abu Osama, desplazado por los incesantes bombardeos israelíes, calificó la victoria electoral de Trump de “nueva catástrofe en la historia del pueblo palestino”.

A pesar de la destrucción, la muerte y el desplazamiento que hemos presenciado, lo que viene será más difícil, será políticamente devastador”, dijo Osama.

En tanto, el gobierno talibán en Afganistán afirmó que espera “un nuevo capítulo” con la reelección de Trump, quien durante su primer mandato como presidente de Estados Unidos firmó un acuerdo de paz con los talibanes.

El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores afgano, Abdul Qahar Balkhi, expresó en X su esperanza de que haya “progresos tangibles en las relaciones”, y que Kabul y Washington “puedan abrir un nuevo capítulo”.

Balkhi destacó que el acuerdo de Doha fue “firmado bajo la administración del presidente Donald Trump” y que “puso fin a 20 años de ocupación”.

Los republicanos estadounidenses critican constantemente el caótico retiro de Afganistán en 2021, salpicado por un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul que causó la muerte de 13 soldados estadounidenses. Trump utilizó este incidente como argumento de campaña contra Kamala Harris, la vicepresidenta de Joe Biden.

Biden fue frecuentemente criticado por continuar con el proceso de retirada sin imponer condiciones a los talibanes, en particular un cese al fuego entre estos y el gobierno de Kabul, que finalmente fue derrocado.

Uno de los principales puntos de conflicto entre las autoridades talibanes y la comunidad internacional sigue siendo el tema de los derechos de las mujeres en Afganistán, donde la ONU sostiene que el gobierno talibán impone un “apartheid de género”.

Los estadounidenses no están listos para confiar la dirección de su gran país a una mujer”, afirmó el miércoles en X el jefe del departamento de Información y Cultura de Kandahar, bastión histórico de los talibanes.

Agencias AFP, AP y Reuters