El omeprazol, desarrollado a finales de los años 70, es uno de los medicamentos más utilizados en el mundo para tratar enfermedades relacionadas con el exceso de ácido gástrico, como el reflujo gastroesofágico, la gastritis o las úlceras. Su mecanismo de acción bloquea la llamada “bomba de protones”, reduciendo la producción de ácido en el estómago de manera eficaz. Sin embargo, su uso ha trascendido las indicaciones médicas y se ha popularizado como un supuesto “protector gástrico”, a menudo consumido sin prescripción o para contrarrestar excesos alimentarios.
Los efectos adversos del omeprazol
Aunque es un medicamento seguro cuando se usa correctamente, el omeprazol tiene efectos secundarios. Entre los más comunes, según el portal Quirón Salud, se encuentran los dolores de cabeza y la diarrea. También puede afectar la absorción de nutrientes esenciales como el calcio, el magnesio y la vitamina B12, lo que puede provocar problemas de salud si se mantiene su consumo durante largos períodos.
Además, este fármaco puede interferir con otros medicamentos, como los antiagregantes plaquetarios (ejemplo, clopidogrel) o ciertos antivirales. No obstante, los mitos sobre su relación con enfermedades como la osteoporosis, la demencia o incluso el cáncer han sido desmentidos. Si bien puede contribuir a la osteoporosis en personas con otros factores de riesgo, por sí solo no la provoca. Lo mismo ocurre con la deficiencia de vitamina B12, que en algunos casos está vinculada a la demencia, pero sin una relación directa con el uso de omeprazol.
El problema de un uso prolongado
En los últimos años, diversos especialistas han alertado sobre los riesgos del consumo prolongado de los inhibidores de la bomba de protones (IBP). El nutricionista Xevi Verdaguer, en su libro Tu salud empieza aquí, señala que el 20-30 % de los pacientes que toman IBP siguen experimentando síntomas a pesar del tratamiento, y casi la mitad (47,8 %) recaen tras suspenderlo.
El experto advierte que la reducción del ácido estomacal puede afectar la digestión y la absorción de proteínas, minerales y vitaminas. Esto puede aumentar el riesgo de fracturas, osteoporosis, fatiga, anemias, arritmias, infecciones, enfermedades renales, colitis y cáncer gástrico. Por ello, subraya que estos medicamentos son “pan para hoy y hambre para mañana”.
Errores más comunes al tomar omeprazol
Acorde a los datos de Clínic Barcelona, una de cada diez personas toman IBP diariamente. No obstante, pese a ser uno de los fármacos más prescritos, suelen cometerse errores a la hora de tomarlos, esto son algunos de los más comunes:
- Tomarlos con alimentos, ya que se reduce su efecto. Lo ideal es consumirlo en ayunas, idealmente al menos 30 minutos antes de la primera comida.
- Si un médico plantea la retirada del IBP, se debe tener en cuenta que puede haber un efecto rebote de hipersecreción de ácido y los síntomas se pueden agravar. Por ello, la retirada debe ser gradual.
Cómo evitar los riesgos
El omeprazol y otros IBP deben utilizarse sólo cuando sean estrictamente necesarios y siempre bajo supervisión médica. Su consumo indebido, como tomarlo con antibióticos sin justificación o para prevenir molestias digestivas tras comidas copiosas, puede traer más perjuicios que beneficios.
Si se requiere un tratamiento prolongado, los especialistas recomiendan realizar controles médicos periódicos y evaluar alternativas, como cambios en la dieta y hábitos de vida, para reducir la acidez de manera natural. En cualquier caso, los beneficios del omeprazol superan ampliamente sus posibles efectos adversos cuando se usa adecuadamente.