La exclusión de las mujeres del mundo financiero no es casualidad, es algo histórico. Durante siglos se les negó el acceso a herramientas básicas de autonomía, al punto de que no podían abrir cuentas bancarias o tener tarjeta de crédito sin permiso de un hombre hasta bien entrados los años 70. Inclusive, se les prohibió heredar patrimonio y se las relegó al trabajo no remunerado del hogar como si fuera un destino natural. En los últimos años, sin embargo, gracias al activismo feminista, la creciente profesionalización de la mujer o la llegada –aunque moderada– a puestos de jerarquía, se comenzó a hablar más de autonomía económica. Ciertamente el debate que se viene dando desde distintos sectores de la sociedad sobre las tareas de cuidado incentivó la charla sobre educación financiera y cómo manejan las mujeres su dinero.
Aun así, para Laura Visco esa exclusión estructural nos sigue condicionando, tanto en la conversación sobre dinero como en nuestra relación con él. Por eso, luego de desarrollarse como publicista y comunicadora con una sólida trayectoria internacional de más de dos décadas, y habiendo liderando equipos en agencias de Ámsterdam y Londres, arrancó un proyecto personal dedicado a hablar más de esto. En principio porque, según su visión, el gran problema en el mundo financiero es que está diseñado para ser aburrido, difícil de entender y hecho a la medida de los hombres. Pero, además, porque Visco, de personalidad directa y efusiva, nunca le temió a los temas polémicos –es la creativa detrás de la campaña viral sobre la invisibilización del aborto que salió en 2018, en la previa a la ley–.
El camino personal y profesional de Visco, pasando de ser reconocida como directora creativa del año y destacada en la lista de Women Trailblazers por sus avances en materia de género dentro de la industria publicitaria hasta llegar al presente, no es lineal, ni tampoco rosa. “Después de 20 años en publicidad entendí que estaba perpetuando un sistema que no me representaba. Gané premios, llegué a lugares impensados para una mujer, incluso fuera del país, y me abrí camino en una industria dominada por hombres, sin dejar de ser yo. Fui el ejemplo para generaciones de mujeres que vinieron después, pero al final sentí que esa etapa estaba cumplida. También fue una carrera que me permitió construir un patrimonio desde cero, porque no vengo de familia de dinero. Cuando pude plantearme dejar de trabajar porque mi dinero ya generaba lo suficiente, me pregunté si quería seguir en publicidad y la respuesta fue clara: no. Rotundo”, admite con desenfado.
Esa misma irreverencia la llevó a organizar uno de los primeros sondeos que se están desarrollando en la Argentina sobre casos de abuso sexual y otras violencias de género en el ámbito creativo, de la mano de otras asociaciones y actores como MEP (Mujeres en Publicidad). Del mismo modo, Visco no teme hablar públicamente de por qué decidió dejar la publicidad o su “desenamoramiento” con la profesión, siendo una de las pocas argentinas en ocupar posiciones de liderazgo en agencias internacionales de prestigio, convirtiéndose así en una referente clave para las nuevas generaciones de creativas en su país.
“Obvio que cuesta dejar la publicidad. Es un poco como estar en una relación tóxica: hace rato que ya no te mueve como antes, y en el fondo sabés que no te hace del todo bien, pero estás cómoda, y te da pereza dar el paso. Porque no te acordás ni cómo era tu vida sin ella”, relata esta creativa que, además, hace poco lanzó un espacio diseñado para quienes estén listos para explorar qué viene después de la publicidad. Algo que puede parecer osado, pero que para Visco no es más que otra aventura.
El gran tabú
Tras un par de meses de no saber bien qué hacer, se dio cuenta de que su experiencia –entender el dinero desde cero– podía ser útil para otras mujeres. No solo por todo lo aprendido, sino también porque Visco entendía a la perfección lo que significa empezar sin una base y lograr construir algo propio. “¡Siempre me especialicé en hablar de temas que incomodan! Así nació Amiga, hablemos de plata: no como un proyecto personal, sino como una herramienta para recuperar lo que nos arrebataron durante siglos”.
Hoy, como fundadora y autora de Amiga, hablemos de plata (@amigahablemosdeplata), combina un lenguaje directo, amigable y con algo de sarcasmo para desafiar las narrativas tradicionales que han mantenido a las mujeres alejadas de las grandes decisiones económicas. Su misión es transformar la manera en que las mujeres se relacionan con el dinero, haciéndolo accesible, claro y diseñado para ellas.
Lo cierto es que en la Argentina últimamente se habla más de educación financiera con foco en mujeres; entonces, ¿qué hace diferente a su propuesta? “Mi propuesta no infantiliza a las mujeres –desafía Visco–. No les hablo de privaciones y de obsesionarse con las planillas. Siento que hay una suerte de paratización de las finanzas femeninas. De todo lo que nos hablan es de ahorrar, la obsesión con la economía doméstica, la ‘caja chica’, ahorrarse el cafecito. También entiendo algo crucial: no es lo mismo ser una mujer con privilegios que una mujer que vive en la lucha diaria por llegar a fin de mes, pero muchas de las conversaciones sobre dinero ignoran esto, suelen ser miradas clasistas, paternalistas y sumamente simples”, desafía Visco. Es decir, destaca que a las mujeres siempre les proponen “tips” de ahorro que no atacan el problema de fondo.
Sobre el salario, considera que muchas no lo negocian porque les enseñaron a no ser “agresivas” y a no mostrarse “interesadas”. A esto se agrega la economía de cuidados, ese trabajo invisible y no remunerado que sostiene la cotidianidad y del que tanto se habla hoy. También existen señalamientos de que el financiamiento para empresas de mujeres siempre es menor que en el caso de los varones (y que ellas son menos invitadas a sentarse en las mesas de las gerencias), o que las condiciones en los préstamos para sus negocios son peores. Y ni hablar de la violencia económica, ese control financiero que sufren muchísimas mujeres en sus relaciones de pareja, a veces disfrazado de cuidado.
“Cada vez que no pedimos lo que merecemos, perdemos dinero que nunca se recupera. Yo no estoy acá para ‘motivarte’, estoy acá para darte herramientas y recordarte que esto no es culpa tuya, y hacerte pensar en cómo reclamar lo que es nuestro: negociando mejor nuestros sueldos y condiciones laborales, aprendiendo de macroeconomía para entender dónde pararnos en el contexto, entendiendo cómo hablar de dinero en pareja”, advierte la publicista que, además, empezó a dar asesoramiento a muchas mujeres para que aprendan a negociar su sueldo o un aumento.
Basta mirar lo que se propone desde cuentas de Instagram sobre las billeteras virtuales, las publicidades o incluso lo que plantean los influencers. Como dice Visco, si parece que las mujeres están hablando de cosas pequeñas es porque están, efectivamente, concentradas en las migajas y no en las conversaciones grandes (“Así no es como se hace el dinero”, afirma).
Ese hablar de “cosas pequeñas” abarca desde volverse especialistas en cazar descuentos, entender cuál es la billetera virtual que da más rendimiento o la opción que conviene para ganarle a la inflación. Inclusive, se las insta a disminuir los llamados “gastos hormiga”, como el cafecito de todos los días. Sin embargo, en una época donde la productividad manda, también esto parece una mala idea: solo se fomenta la culpa y se les saca los pocos espacios de placer cotidiano que les quedan.
Inspirada en este tema, Visco propone “tomate el p**o café y vení a hablar de guita”, como reza uno de sus posteos en Amiga... “El objetivo de la comunidad es claro: romper el tabú del dinero entre mujeres. Que hablemos, aprendamos y nos apropiemos de un espacio que históricamente nos fue negado”.
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Si bien Laura es argentina y tiene familia acá, vive actualmente en España y viaja seguido. La comunidad es global, pero por ahora toma cuerpo allá y acá. De hecho, durante fines de 2024 realizó un encuentro fugaz en Buenos Aires. Aunque tenía el eje puesto en sus dos oradoras (Laura y Sabrina, de la comunidad Mujeres Soberanas), con temas específicos para charlar como feminismo y finanzas, el encuentro evolucionó a un conversatorio que duró casi cuatro horas. Hablaron todas las asistentes, contando historias personales de frustración con la plata, violencia económica, ganas de aprender o dudas sobre cómo administrar patrimonios personales y familiares. “Me encanta lo que se dio porque no solo cuestionamos; nos reímos, fue cero solemne”, describe.
¿Hay diferencias en cómo nos relacionamos con el dinero en la Argentina y en España? “En la Argentina lidiamos con una incertidumbre económica constante que nos obliga a ser sobrevivientes. En España, hay estabilidad, pero también una profunda comodidad que anestesia la urgencia por cuestionar el sistema. La diferencia no es de actitud, sino de contexto: allá es más fácil ignorar las desigualdades porque no están todo el tiempo estallándote en la cara. Pero en ambos casos, el patriarcado se beneficia de que no sepamos nada de plata. Porque mientras sigamos ocupándonos de todo menos de nuestro dinero, seguimos siendo funcionales al sistema”.
¿Otro tema del que no se está hablando y que preocupa a Visco? En un continente como Europa, que envejece más rápido que su tasa de recambio generacional, Laura vislumbra que el gran desafío es entender no solo cómo vamos generar riqueza, sino también gestionar nuestro futuro previsional. De este lado del océano también debería ser un tema relevante: según el estudio Tsunami Latam, la región envejece rápidamente y el 21% de la gente cree que puede llegar a los 100 años, al tiempo que las tasas de natalidad vienen en baja desde los últimos 40 años.
En la Argentina existe brecha de género a la hora de acceder a la jubilación, lo que genera desigualdad patrimonial entre hombres y mujeres de edad avanzada. Para complejizar aún más la cuestión, se estima que las argentinas tienen la tasa de alfabetización más alta en la región en relación a educación universitaria y posgrados (63,5% de las personas que se gradúan en carreras de grado son mujeres), pero también tienen la brecha salarial mas alta de la región (26% entre no profesionales y 30% entre profesionales).
Qué hacer
Ante un escenario que puede resultar abrumador, ¿por dónde comenzar? “Primero, tenemos que dejar de ver el dinero como un tabú, como algo sucio o frívolo. Hablar de dinero tampoco es individualista, es la base sobre la que podemos construir todo lo demás, incluso lo colectivo. Segundo, invertir en vos misma es clave: formación, tiempo, cuidado. Vos sos el primer activo que tenés, no todo son bonos y acciones. Y un punto crucial: negociar tu sueldo. Es el acto más feminista que podés hacer hoy. Cada vez que una mujer se planta y exige lo que merece, está sentando un precedente para todas. Porque no es solo tu plata la que está en juego, es el espacio que estamos reclamando para todas nosotras”, afirma con seguridad.
Sobre lo que le espera a ella y a su emprendimiento, Visco adelanta varias cosas que incluyen un libro pero también mentorías, talleres y más encuentros. “En realidad, empecé escribiendo el libro, pero en el medio de ese proceso decidí abrir la comunidad. Primero, porque no me aguantaba más, y segundo porque necesitaba entender la experiencia de todas con el dinero, no solo la mía. Lo que se viene: publicar el libro en marzo (si no sigo metiendo capítulos) y divulgar contenido, guías, sobre todo actividades que conecten a las mujeres con este tema. No busco que esto sea un proyecto personal, quiero que sea un movimiento. Un cambio real”.