Desde que Javier Milei se puso el traje de presidente y Mauricio Macri decidió convertirse en su principal aliado parlamentario para apoyar la agenda de reformas impulsada por el Gobierno, la gran pregunta es si La Libertad Avanza (LLA) y Pro pueden convivir bajo el mismo paraguas de la derecha liberal. Más allá de que coinciden en la necesidad de blindar el equilibrio fiscal y se sienten socios naturales en la batalla cultural contra el modelo del kirchnerismo, libertarios y macristas tienen una concepción distinta del poder y exponen diferentes recetas en temas estratégicos. Pro, por ejemplo, objeta la candidatura del juez Ariel Lijo, rechaza el decreto presidencial que limitó el acceso a la información pública o reclama más institucionalidad.
Esta semana el manejo de la política exterior de Milei se convirtió en un nuevo foco de tensión y discrepancias entre LLA y Pro. Después de que el Presidente decidiera desplazar a Diana Mondino por una votación a favor de Cuba en las Naciones Unidas, el Gobierno anticipó que pondrá en marcha una auditoría del personal de carrera de la Cancillería para “identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Ese anuncio encendió las luces de alarma en la cúpula del partido que lidera Macri. Quienes asesoran a menudo al expresidente en los asuntos vinculados a las relaciones internacionales cuestionan en privado que el Presidente haya optado por activar una “purga” para desplazar o sancionar a quienes se resistan a alinearse con las directivas que dicta la Casa Rosada.
“Es una lástima. El Presidente puede sacar y poner a un ministro, pero iniciar una auditoria ideológica está fuera de lugar. No lo compartimos, no es nuestro estilo”, señala un exfuncionario del macrismo.
La jueza Servini rechazó el pedido de Ricardo Quintela y Cristina Kirchner será la nueva presidenta del PJ
En el entorno del exmandatario inquieta, sobra todo, la inclinación de Milei por radicalizar sus posicionamientos en el ámbito internacional, si bien resaltan que hay coincidencias respecto de la alineación con las potencias de occidente o la condena a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. “Fue una sorpresa que en el mismo comunicado donde nombra al nuevo canciller Gerardo Werthein se hable de una auditoría. Eso debilita el nombramiento de la nueva conducción y preocupa que parezca una intención de purga”, resalta uno de los especialistas en materia de política internacional que asesoran a Macri.
A su vez, en la cima de Pro consideran que la Cancillería mantuvo una política de Estado de la Argentina al votar en contra del embargo a Cuba. “Hace 30 años que el país vota de esa manera. Ni el departamento de Estado de EE.UU. les pide a sus aliados que voten así [a favor del embargo]. No es un mensaje a favor de Cuba”, apunta un exrepresentante diplomático durante la gestión de Cambiemos.
En Pro se jactan de que Macri hizo un ejercicio de multilateralismo para buscar consensos y garantizó que el país tuviera presencia en los foros internacionales. Por eso, en el núcleo duro del macrismo lamentan que Milei y su mesa chica apuesten a “tensar la cuerda ideológica” o a chocar con los socios comerciales estratégicos de la región, como Brasil.
Pese a los ruidos internos que generó en las filas de Pro la promesa de Milei de activar una “purga” sobre el cuerpo diplomático, la mayoría de los expertos del macrismo en relaciones exteriores optó por el silencio. En el organigrama de la Cancillería hay varios representantes de Pro, como Eduardo Bustamante, vice de Mondino, Paola Iris Di Chiaro, secretaria de Malvinas, o el exsenador Federico Pinedo, titular de la Unidad G20. En tanto, Jorge Faurie está al frente de la embajada argentina en Chile. En el Palacio San Martín hay un temor palpable a opinar sobre la salida de Mondino sin la autorización de la Casa Rosada.
En cambio, Diego Guelar, exembajador argentino en China durante la presidencia de Macri, salió cuestionar duramente la “purga” que dispuso Milei en el cuerpo diplomático. “Debe haber una reorganización porque el kirchnerismo causó un daño muy grande en la Cancillería, pero no se puede hacer con el criterio de la verticalidad ideológica al pensamiento libertario, sino desde la verdadera agenda de la libertad. El pensamiento único no es la agenda de la libertad”, puntualiza Guelar ante la consulta de LA NACION.
En ese marco, el exrepresentante ante los Estados Unidos, Brasil o la Unión Europea (UE) apunta que las “cancillerías democráticas de los países desarrollados tienen una gran experiencia en conciliar el pensamiento libre con la verticalidad de la instrucción”. “O sea, cuando hay una instrucción, el cuerpo diplomático la cumple, pero no tiene que ver con el pensamiento político-ideológico”, expresa.
Por el contrario, el diputado nacional Fernando Iglesias (Pro), titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, un puesto al que accedió por su vínculo con Milei, defendió el accionar de la Casa Rosada. Dijo que la “auditoría” que anunció el Presidente en la Cancillería no implica una “limitación a la libertad de pensamiento”. “Si sos funcionario de Cancillería o un embajador no podés impulsar una agenda distinta a la del Presidente”, justificó Iglesias en diálogo con TN.
Diferencias
La fuerza conducida por Macri ya había tomado distancia del conflicto entre el Presidente y su par español, Pedro Sánchez, o de la postura que trazó Milei durante su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York. Ese día, Milei criticó con dureza la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por la mayoría de los 193 miembros del organismo, que promueve objetivos sobre el cambio climático, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.
Días después, Fulvio Pompeo, funcionario de Jorge Macri y secretario de relaciones internacionales del Pro, motorizó un pronunciamiento partidario para subrayar las diferencias con el planteo que hizo Milei ante la ONU. En ese texto, remarcaron que “el interés nacional” debe guiar a la política exterior, por “encima de cualquier preferencia doctrinaria o de ideología”.
“Una política exterior inteligente es aquella que permite tender y mantener puentes con socios relevantes en un marco de respeto a las diferencias, evitando confrontaciones ideológicas que dañen oportunidades de inversión y comercio que tanto necesita la Argentina para crecer”, indicaron.
En el macrismo tampoco comparten el rechazo de Milei a la agenda 2030. Consideran que el respeto a la lucha contra el cambio climático forma parte de las “banderas y valores” de Pro. “Con el Pacto del Futuro el mundo se propuso un nuevo horizonte hacia 2045. El desafío ahora es pasar de la palabra a la acción, de los enunciados altruistas a los pasos concretos que impacten positivamente en la calidad de vida de las personas”, señalaron.
La Fundación Pensar, el think tank de Pro, publicará en los próximos días un nuevo informe en el que evaluará el rumbo del gobierno de Mieli. Esta vez, estará enfocado en la política exterior.
La integración inteligente al mundo es una prioridad estratégica por la que siempre trabaja el PRO. Nos pensamos (como país y como partido) integrados al mundo, poniendo a las relaciones internacionales al servicio de todos los argentinos.
Vemos al mundo más como oportunidad que… pic.twitter.com/uR7koI29GA
— PRO (@proargentina) September 30, 2024