El caso de Lucy Letby, ex enfermera neonatal británica, conmocionó al Reino Unido y al mundo entero al revelarse los detalles de sus crímenes y el impacto que dejaron en las familias afectadas. Letby, quien trabajaba en el Countess of Chester Hospital, fue condenada en agosto de 2023 a cumplir 15 cadenas perpetuas consecutivas tras ser hallada culpable del asesinato de siete bebés y del intento de asesinato de otros siete entre 2015 y 2016. Sin posibilidad de libertad condicional, Letby se ha convertido en una de las criminales más infames del país. A medida que avanzan las audiencias de la investigación pública sobre los sucesos, nuevos detalles emergen sobre su personalidad, su entorno y el sistema hospitalario que, de alguna manera, no pudo prevenir esta tragedia.
Letby fue acusada de haber cometido sus crímenes mientras trabajaba en la unidad de neonatología del hospital Countess of Chester. Los crímenes, que involucraron métodos que incluían la inyección de aire y sustancias tóxicas en los cuerpos de los recién nacidos, ocurrieron en un lapso de dos años. Ante la sospecha de que los eventos eran más que meras coincidencias, el hospital reasignó a Letby en 2016 a un rol administrativo mientras realizaban investigaciones internas. No obstante, fue en 2018, dos años después de su primer desplazamiento de funciones, que las autoridades decidieron arrestarla.
Las conversaciones con su amiga y colega
Un aspecto perturbador revelado en la investigación fueron las conversaciones de WhatsApp entre Letby y su amiga y exc olega Hayley Griffiths. En estos intercambios, fechados en marzo de 2017, Letby comentó que podría ofrecer “consejos para salir impune de un asesinato”, en referencia a la serie de televisión How to Get Away with Murder. Griffiths le respondió en tono aparentemente sarcástico, mencionando que necesitaba “alguien con quien practicar para ver si podía salirse con la suya”. Letby, por su parte, continuó el tono de la conversación diciendo que podría sugerirle “dos personas para practicar” y que incluso podrían encubrirla.
La inquietante charla tuvo lugar mientras Letby ya estaba apartada del trabajo clínico debido a las preocupaciones sobre su conducta en la unidad neonatal. Estos mensajes salieron a la luz como parte de la Thirlwall Inquiry, una investigación ordenada por el gobierno británico para esclarecer los hechos y la posible cultura permisiva en el hospital.
Durante su comparecencia en la investigación pública, Griffiths se mostró arrepentida por la conversación que mantuvo con Letby, calificando el intercambio como “completamente insensible e impropio”. Ante las preguntas del abogado Shahram Sharghy, quien representa a algunas de las familias de las víctimas, Griffiths aseguró que lamentaba haber iniciado ese tipo de conversación y que su comentario no pretendía minimizar las serias acusaciones en contra de Letby. Griffiths expresó su remordimiento, diciendo que se sintió “profundamente arrepentida” al releer los mensajes y empatizó con el dolor de las familias afectadas.
La investigación también examinó una carta enviada al hospital por John y Susan Letby, padres de la condenada, en la que defendían a su hija y sugerían que ciertos consultores médicos tenían “rencores personales” en su contra. La carta fue escrita después de que Lucy Letby presentara una queja formal contra el hospital al ser reasignada de la unidad de neonatos. La queja fue aceptada, y los directivos del hospital ordenaron a los médicos involucrados disculparse con ella, según consta en los registros revisados por la investigación. La carta refleja la angustia de los padres, quienes cuestionaron repetidamente los motivos detrás de las acusaciones y afirmaron no encontrar una explicación para lo que llamaron una “persecución injusta”.
La investigación pública y su alcance
La Thirlwall Inquiry tiene un alcance extenso y se espera que se prolongue hasta 2025. Esta investigación se estableció no solo para analizar los crímenes de Letby, sino también para identificar posibles fallos en los protocolos hospitalarios, con el objetivo de mejorar los estándares de protección en el sistema de salud británico. La investigación ya resaltó las fallas en la detección temprana y la protección de los pacientes, especialmente aquellos en estado vulnerable como los recién nacidos.
La investigación está liderada por la jueza Dame Kathryn Thirlwall, quien convocó a múltiples testigos, incluidos médicos, enfermeras, autoridades hospitalarias y expertos en salud pública, para proporcionar un análisis detallado del caso. El objetivo es proponer recomendaciones que ayuden a evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir y establecer pautas más estrictas para la evaluación de personal en unidades de alta especialización. El informe final de la investigación está previsto para el otoño de 2025, y se espera que explique cómo el sistema falló en detectar y prevenir las acciones de Letby.