Hilario Ulloa dejó la copa del Abierto de Tortugas, agarró la botella de champagne y saltó del podio directo a empapar a sus familiares y amigos. Una escena similar había vivido minutos antes en el palenque: un breve pero efusivo festejo para enseguida sortear la seguridad e ir a buscar a quienes lo acompañan en esta aventura y compartir su felicidad. Todo en medio de un denso humo verde y el canto incesante de “dale campeón, dale campeón”.
“¡Es increíble! Fueron 10/12 años de ir armando esto, no lo puedo creer. Le agradezco a mis compañeros y a todos mis familiares y amigos que me ayudaron a llegar hasta acá”, dijo Ulloa a LA NACION, todavía incrédulo de haber conquistado el Abierto de Tortugas con su organización. “Es más de lo que soñé. De chiquito soñaba con ganar un título de Triple Corona, pero nunca con hacerlo con La Hache, con este equipo”.
En épocas en que los gigantes de 40 goles, La Natividad y La Dolfina, parecen acaparar toda la platería en juego, que una organización proporcionalmente chica como La Hache llegue a lo más alto es un mérito doble. Más allá del talento de los cuatro, se advierte un plus en el equipo a partir del compañerismo y amistad que emanan.
“Tengo tres locos de compañeros”, resumió Tomás Panelo, MVP y autor del gol del triunfo. Se sumó este año, se acomodó a la función de back y levantó su primer título grande. “Fue arriesgado dejar Cría La Dolfina, porque no estaba tan sólido de caballos, pero me atrajo la chance de estar en un equipo de mejor nivel. Es un equipo muy divertido y nos llevamos muy bien entre nosotros y entre todas nuestras familias. Vamos a disfrutar ésto, y ahora viene lo más importante. Polito Pieres es uno de los mejores jugadores del mundo, un placer compartir la cancha con él. En los momentos bravos estamos tranquilos y eso es clave. Con los tres compañeros que tengo, que me dan confianza, estoy muy cómodo como back”.
Otro que ganó su primer trofeo de Triple Corona fue Francisco Elizalde: “Estoy muy feliz. Por fin se dio, en la séptima final. Muy contento por los chicos, por la gente que está todos los días. La pasamos bien en el día por día, en la cancha. Estoy disfrutando un montón. Tenemos una onda bárbara y laburamos un montón para ser campeones. Nos conocemos, jugamos bien juntos, el año pasado llegamos a dos finales y le pusimos mucho sacrificio. Se nos dio. Toda la organización es un grupo humano muy lindo. Hilario además de ser un jugadorazo es un amigo. Es familia”, dijo sobre su cuñado y líder de La Hache.
Polito Pieres, en cambio, ya ganó Tortugas con tres camisetas: Ellerstina, La Natividad y La Hache. “Haber ganado con estos compañeros la hace especial”, agradeció. Polisha se había perdido el partido con La Dolfina, que definió el pase a la final, por sufrir un cuadro de gastroenteritis (lo reemplazó Lorenzo Chavanne). Pero de ninguna manera iba a perderse la definición. Eso sí, físicamente lo sintió: “No doy más, no puedo más, ni festejar. ¡Estoy muerto! No hice nada en toda la semana. Gracias a mis tres compañeros, que me bancaron para estar. Me dijeron que me necesitaban. En la segunda mitad no tenía ni fuerza. Pero se ganó. Es tremendo. Tommy (Panelo, su primo) está mostrando que es de los mejores del mundo. Es chico, tiene apenas 24, pero parece de 40 años por lo profesional que es”.
En el extremo opuesto del podio se mezclaban las lágrimas del pibe Lucas Monteverde, en su primera final, con la resignación del veterano Gonzalito Pieres, que este año hizo resurgir a Ellerstina. “Duele haber perdido, pero estoy contento por el equipo. Haber llegado hasta acá es un gran mérito. La idea era llegar a semifinales de todos los torneos, así que haber estado tan cerca de ganar es muy importante”, valoró el mayor de los hermanos. “Nos faltó meter algún gol más, estaba para cualquiera. Ahora tenemos que sacarnos la bronca para llegar bien a Palermo. El objetivo es estar en la definición de zona”.
La Hache siguió festejando. No por mucho tiempo. Ya arranca Palermo, y no hay ya sólo dos candidatos.