El sábado previo a su muerte, Ayrton Senna pensó que una vez finalizada su participación en el Gran Premio de Fórmula 1 de San Marino, en Imola, viajaría rumbo a una de sus residencias en Lisboa, Portugal, donde se encontraba su novia de entonces, la modelo paulista Adriane Galisteu, con quien pocos días atrás había festejado su cumpleaños número 21.
Ya con 34 años, tenía decidido pedirle casamiento y por eso dejó alistado su avión privado y quería sorprenderla con un encuentro a solas puramente romántico. Pero el anhelo se frustró pasadas las dos de la tarde de aquel domingo 1° de mayo de 1994, en la vuelta 7 del histórico circuito Enzo e Dino Ferrari, cuando al comando de su Williams FW16 se estrelló a casi 300 kilómetros por hora contra un muro de contención en la curva Tamburello.
El golpe fue tan brutal que le generó una gran variedad de fracturas en la base del cráneo con severas lesiones en el cerebro. Los paramédicos y equipos de rescate intentaron todo para reanimarlo. Además de RCP, hasta le realizaron una traqueotomía en el propio piso del autódromo para no perder un instante. Fue en vano. Pese a todo lo trasladaron en helicóptero al Hospital Maggiore de Bolonia donde llegó muerto.
Adriane, su último amor
A Adriane la había conocido en el boliche Limelight de San Pablo en una fiesta que se llevó a cabo en la noche del 28 de marzo de 1993, luego de disputar el Gran Premio de Interlagos en el que Ayrton se impuso con su McLaren. En esa oportunidad compartió el podio con Damon Hill (Williams Renault) y Michael Schumacher (Benetton), segundo y tercero respectivamente. Senna estaba feliz esa madrugada y el flechazo fue mutuo mientras ella cumplía tareas como promotora en la disco. Hubo tanta química entre ambos que pasaron juntos el próximo fin de semana en Angra dos Reis.
La relación entre ambos era increíble. En poco tiempo, además de enamorarse profundamente se hicieron muy compinches. Entre ellos no existían los secretos, se tenían una confianza ciega, llegando a revelarse los detalles y sensaciones más íntimas tanto en lo personal como en lo profesional. Por eso la noche previa a la carrera él le confesó que tenía una sensación extraña, mezcla de intranquilidad con ansiedad por todo lo que había sucedido en el circuito los días previos respecto a la seguridad. Y fue más allá, al reconocerle que ya se había coronado tres veces campeón mundial de Fórmula 1 y que pensaba retirarse porque no sentía las mismas ganas de correr y hasta cierto temor de continuar en las pistas.
Toda esa preocupación comenzó el viernes en las pruebas de clasificación cuando su compatriota Rubens Barrichello se estrelló a 230 km/h en la chicana Variante Bassa, introducida en 1973 para bajar la velocidad máxima con el fin de brindar mayor seguridad por tratarse de uno de los sectores más rápidos del trazado. El piloto salvó su vida de milagro y Ayrton quedó marcado por ese accidente.
Presentimientos de una tragedia
Hubo más hechos que perturbaron su mente, ya que el sábado el piloto austríaco Roland Ratzenberger se fue de pista, impactó contra un muro en la curva Villeneuve y se mató.
El domingo de la carrera, Senna estaba como ausente, con su cabeza más concentrada en todas esas inquietudes que lo atormentaban que en la competencia en sí misma. Caminaba casco en mano a poco de iniciarse el Gran Premio cuando se topó con Frank Williams, quien había padecido un severo accidente el 8 de marzo de 1986 cuando se retiraba del circuito Paul Ricard en Francia. Rumbo al aeropuerto, perdió el control de su coche y cayó desde dos metros y medio al salirse de la ruta. El impacto le provocó una fractura entre la cuarta y la quinta vértebra de la columna vertebral que terminó en una parálisis que lo dejó en silla de ruedas. Ayrton lo saludó con cariño y quiso saber cómo estaba. Se asombró al verlo de tan buen ánimo cuando a él, que se encontraba en plenitud, se le venían planteando una infinidad de conflictos y dudas que lo agobiaban.
Sus pensamientos confusos y oscuros se sucedieron uno tras otro durante todo el fin de semana. No comprendía por qué en el pico de su carrera se hallaba insatisfecho. Tan era así que minutos antes de comenzar la carrera recorría con la mirada fija una y otra vez el auto, al que no lo percibió seguro como a él le gustaba porque siempre iba a fondo. Así, minutos después de las dos de la tarde de aquel domingo que asomaba trágico, terminaba su vida.
Lo que siguió después fue un desconcierto brutal que enlutó al mundo, y en especial al pueblo brasileño que lo idolatraba. Adriane, su novia, no encontraba consuelo. No podía creer que ese domingo nefasto por la mañana había charlado por teléfono con su madre y aprovechó para contarle las incertidumbres y miedos que enfrentaba y le había relatado su novio. Horas después su mamá fue la que la llamó para darle la terrible noticia. Galisteu entró en pánico y de inmediato organizó su regreso de Portugal.
Pasión y anhelos con Xuxa
La información de la muerte estallaba en los canales brasileños y pronto llegó a oídos de María da Graça Meneghel, popularmente conocida como Xuxa, otro más que apasionado amor de Senna que ocupó durante años la atención de la prensa de ese país.
La star estaba descansando en su casona de Río de Janeiro luego de un sábado intenso de grabaciones de su nuevo disco en la TV O Globo. Estaba feliz ya que por la noche había cenado en el restó Tanaka junto a su gran amiga argentina, la cantante Mercedes Sosa. Descansaba plácidamente cuando su manager de entonces, Marlene Mattos, la despertó para contarle lo sucedido. Sin decir palabra encendió la televisión y entró en crisis. Pidió que nadie la molestara y enseguida llamó a Viviane, hermana de Ayrton. El lunes se trasladó a San Pablo en su avión privado para encontrarse con ella y sus padres, Neide y Milton en el departamento que compartían en el selecto barrio Pacaembu.
La pasión entre Senna y Xuxa nació en 1988. Al principio se veían evitando los medios. Pero luego el amor estalló y ambos se confesaron muy enamorados. Por sus obligaciones profesionales vivían un amor a distancia, y eso provocó que no se vieran lo suficiente como para sostener la relación en el tiempo. Pese a la ruptura, Ayrton dijo de su amada: “Sueño con una carrera en la que no esté presente todo el circo de la Fórmula 1. No hay público y yo subo al auto que tiene lugar para dos, y doy vueltas y más vueltas cada vez a mayor velocidad junto a mi gran amor”. Se refería a Xuxa en un reportaje que dio a la radio CBN donde además agregó que en sus momentos más románticos se ilusionó con proponerle matrimonio y tener varios hijos con la animadora infantil.
El cuerpo de Senna llegó el miércoles 4 de mayo en un vuelo de VARIG al Aeropuerto Internacional de Cumbica en Guarulhos. El féretro no se trasladó como carga, viajó en la cabina de pasajeros de un McDonnell Douglas MD-11 acompañado por su hermano Leonardo. Millones de personas que congestionaron todas las rutas y accesos durante varias horas siguieron al camión de bomberos que lo llevó hasta el edificio de la Asamblea Legislativa, sede en la que se llevó a cabo el velatorio.
Su pareja y su ex en el adiós más convocante
La presencia de Xuxa en el velorio acaparó toda la atención de las cámaras. Apareció vestida totalmente de negro y allí comenzó una especie de competencia entre las mujeres de Senna para estar a su lado pero evitando cruzarse de cualquier manera. De forma sorpresiva la animadora infantil apareció parada al lado del cajón sobre el que estaba el casco de Senna, cubierto por una bandera de Brasil, junto a los padres del piloto y los hermanos, Leonardo y Viviane, dejando algo relegada a Adriane Galisteu.
Las diferencias y el recelo no terminaron ahí: al concluir el velatorio, Xuxa fue la que se sentó junto a los familiares de Senna en el auto principal del cortejo fúnebre, y Adriane, la novia, tuvo que recurrir a otro coche donde recibió la contención de su grupo de fieles amigos y parientes directos.
Pero más allá de esta especie de desplante y pase a segundo plano, luego fue Galisteu quien recibió como pareja de Ayrton en el Cementerio Parque Morumbí el pésame de parte de destacados colegas del mundo de la Fórmula 1 de la talla de Michele Alboreto, Damon Hill, Ron Dennis, Jackie Stewart, Frank Williams, Alain Prost, Emerson, Wilson, Gerhard Berger y Christian Fittipaldi, entre otros grandes del automovilismo.
Finalizada la emocionante despedida en la que reinó el silencio y un profundo respeto, volvió a suceder una nueva situación de manejo de poder entre ambas. Cuando Adriane intentó subir a la camioneta para retirarse esta vez junto a los padres de su novio, agentes de seguridad le hicieron saber que ese lugar era para Xuxa, como había sucedido en el viaje de ida.
Galisteu prefirió retirarse en silencio caminando un largo trecho rodeada y contenida por sus íntimos, que la acompañaron hasta el coche en el que había llegado. Eso sí: las dos mujeres tuvieron el mismo destino. El piso donde residía la familia Senna en Pacaembu, donde volvieron a cruzarse y evitarse.