Imagen de una frutería (AdobeStock)

Las frutas son un indispensable para una dieta saludable. Son fuentes de vitaminas, minerales, fibra y agua. También son el perfecto aliado para quienes buscan un almuerzo rápido y nutritivo. Y además, se adaptan perfectamente a los gustos individuales.

La falta de costumbre o el rechazo al sabor de las frutas más comunes, como las manzanas o los plátanos, son los principales motivos por los que las personas no consumen estos productos. Pero esto es algo que no deja de llamar la atención. Algunas frutas poseen una dulzura natural similar a la de las golosinas, pero con ventajas nutricionales mucho mayores. Una de ellas es el albaricoque.

Albaricoques (Shutterstock)

Propiedades del albaricoque

La Fundación Española de Nutrición (FEN), señala que el albaricoque es una fruta de bajo aporte energético, debido a su alto contenido de agua y a la modesta presencia de hidratos de carbono. Destaca por ser una fuente rica en betacarotenos, un compuesto que el organismo convierte en vitamina A según sus necesidades. En cuanto a los micronutrientes, aporta importantes cantidades de potasio y vitamina C.

Entre sus componentes, también se encuentran ácidos orgánicos como el málico y el cítrico, cuya concentración disminuye a medida que la fruta madura. Los albaricoques más dulces y jugosos están disponibles entre mayo y septiembre, el color rosado en su piel indica un dulzor intenso en la pieza.

Qué beneficios tiene comer albaricoque

El albaricoque es una fruta que destaca no solo por su sabor dulce y su textura suave, sino también por los múltiples beneficios que aporta a la salud. Su bajo contenido calórico, sumado a su alto porcentaje de agua, lo convierte en una opción ideal para hidratar el organismo y mantener una dieta equilibrada.

Entre sus principales propiedades, resalta su riqueza en betacarotenos, un compuesto que el cuerpo convierte en vitamina A según sus necesidades. Esta vitamina es esencial para la salud ocular, el fortalecimiento del sistema inmunológico y el mantenimiento de una piel saludable. Además, el albaricoque contiene cantidades apreciables de vitamina C, que contribuye a la formación de colágeno y actúa como un potente antioxidante, protegiendo las células frente al envejecimiento.

Su aporte en potasio es otro de sus puntos fuertes, ya que este mineral es fundamental para el buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular, así como para mantener el equilibrio de los líquidos corporales. Asimismo, contiene ácidos orgánicos como el málico y el cítrico, que favorecen la digestión y tienen un efecto refrescante.

Adicionalmente, una investigación publicada en la revista Life Sciences analizó los efectos del extracto de albaricoque japonés en células de cáncer de colon. El estudio concluyó que dicho extracto inhibe el crecimiento y la proliferación de las células cancerosas.

Cómo incorporar el albaricoque en la dieta

El albaricoque es una fruta versátil que puede integrarse fácilmente en la alimentación diaria. En los desayunos, los albaricoques son un complemento ideal para yogures, avena o granolas. Trocearlos y mezclarlos con otros frutos frescos es una manera práctica de comenzar el día con energía y nutrientes esenciales.

Otra opción es utilizarlos en recetas de repostería. Su dulzura natural reduce la necesidad de añadir azúcares en tartas, bizcochos o compotas. Además, pueden emplearse como relleno en crepes o como base para mermeladas caseras. Los albaricoques deshidratados, por su parte, son una alternativa perfecta como snack o para enriquecer guisos, arroces y cuscús.