CIUDAD DE MÉXICO.- El riesgo de una crisis constitucional por un eventual choque entre el Ejecutivo y el Judicial, quedó conjurado este martes luego que la Suprema Corte ratificó la reforma del Poder Judicial, aprobada por el Congreso en septiembre pasado, y que por primera vez somete a voto popular a unos 2000 jueces federales y 5000 locales.

México se convierte así en el único país en el mundo, después de Bolivia, en el cual todos los impartidores de justicia serán electos entre 2025 y 2026 de forma universal y directa, lo que ha generado todo un torbellino de reacciones de rechazo de los propios afectados y paros y protestas callejeras de trabajadores del sector, y el temor de que la medida afecte la independencia de los magistrados y los deje a merced de criminales.

Manifestantes contra la reforma judicial, el martes, en las afueras de la Suprema Corte mexicana (Foto AP/Fernando Llano)

El máximo tribunal no pudo conseguir el martes la cifra mágica de 8 de los 11 votos de sus miembros para poder echar abajo la reforma, después de que tres de ellos, vinculados al oficialismo y otro del bloque contrario, rechazaron aprobar un proyecto que cambia la enmienda constitucional.

La propuesta solo proponía someter a voto popular a los integrantes de la Suprema Corte y a los magistrados de los tribunales colegiados de circuito (de apelaciones) pero no de los jueces y eliminaba algunas atribuciones del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial que sustituirá al Consejo de la Judicatura Federal, un órgano fiscalizador del poder judicial.

La presidenta Claudia Sheinbaum se declaró “muy contenta” por la decisión de la Corte y señaló que “triunfó el pueblo de México” y prevaleció “la cordura sobre la irracionalidad”, así como “la fuerza de la razón”, indicando que la resolución “marca un antes y después en la transformación del sistema de justicia mexicano”.

Agencias AFP y ANSA