En una antigua cantera de piedra caliza en Gloucestershire, Reino Unido, un equipo multidisciplinario trabaja en un proyecto que podría cambiar la relación del ser humano con el océano.
Se trata de Deep, una iniciativa financiada por un inversor anónimo que busca establecer una presencia humana permanente bajo el mar mediante el desarrollo de unidades habitables submarinas.
Si todo avanza según lo planeado, los primeros ocupantes podrían descender a las profundidades en 2027, lo que marcaría un hito en la exploración oceánica.
El proyecto Deep y su misión
Deep está desarrollando estructuras sumergibles denominadas centinelas, diseñadas para albergar hasta seis personas a profundidades de hasta 200 metros, en la denominada zona crepuscular del océano.
En esta franja submarina, la luz solar apenas penetra y la vida marina es en gran parte desconocida. La idea es que los centinelas sirvan primero como estaciones de investigación, pero con el tiempo puedan conformar verdaderos asentamientos humanos.
Mike Shackleford, director de operaciones de Deep, resumió en The Guardian el propósito del proyecto en una frase contundente: “El objetivo es vivir en el océano para siempre. Tener asentamientos humanos permanentes en todos los océanos del mundo.”
Ubicación y desarrollo de la infraestructura
El sitio elegido para la construcción y pruebas de las unidades es un terreno de 20 hectáreas en Gloucestershire, donde una cantera inundada en los años 90 proporciona un entorno ideal.
Hasta 2022, el lugar era utilizado por una escuela de buceo, pero ahora está siendo transformado en un complejo de última generación, informó el medio británico.
El campus contará con áreas de entrenamiento, una escuela de capacitación para futuros habitantes submarinos y una base para mini sumergibles que trasladarán a los ocupantes a los centinelas, instalados en el lago de 80 metros de profundidad. La construcción se realiza en el mismo lugar o en una unidad industrial de Bristol.
Desde una perspectiva técnica, los centinelas están diseñados para ofrecer condiciones de vida similares a las de un hogar terrestre, con dormitorios amplios, cocina, espacio para investigación y baños completamente equipados con agua corriente y un sistema de cisterna.
Todo se fabrica con un acero especial capaz de soportar la presión a grandes profundidades.
Financiación y seguridad
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es su financiación. Deep cuenta con el respaldo de un único inversor privado anónimo, cuya identidad y el monto exacto de la inversión no fueron revelados.
No obstante, un portavoz de la empresa confirmó a The Guardian que la cifra es significativamente superior a los 100 millones de libras (más de 120 millones de dólares) ya invertidos en el campus de Gloucestershire.
En cuanto a seguridad, Deep tomó precauciones para evitar accidentes como el del Titán, el sumergible de turismo que implosionó en 2023 frente a las costas de Canadá.
Phil Short, director de buceo, recalcó la diferencia entre ambos proyectos: “Nadie que lea esto pensaría en poner a sus hijos, a su pareja, a su perro en un coche casero sin inspección, con frenos desconocidos y neumáticos hechos a mano”.
Para ello, trabajan en colaboración con Det Norske Veritas (DNV), una agencia de certificación que supervisa cada fase del diseño y la construcción.
Impacto científico y humano
Deep también pretende estudiar los efectos fisiológicos de la vida en profundidad. Dawn Kernagis, especialista en fisiología humana, explicó que la investigación previa sobre buceo de saturación se ha centrado en hombres jóvenes y en forma.
Por eso, esta nueva fase permitirá analizar un espectro más amplio de personas y mejorar la comprensión del impacto del ambiente submarino en el cuerpo humano.
El entrenamiento para habitar los centinelas es otro de los grandes retos. Se estima que alguien sin experiencia en buceo necesitará entre un año y 18 meses de preparación antes de poder manejar con seguridad un sistema de este tipo en el océano.
Los simuladores desarrollados por Deep permitirán evaluar la adaptación psicológica de los participantes, para asegurarse de que puedan soportar largos periodos en espacios reducidos sin problemas de convivencia o claustrofobia.
Desafíos logísticos y cotidianos
Vivir bajo el agua implica modificar aspectos básicos de la rutina humana, incluida la alimentación. Joe Costa, chef de Deep, está diseñando un menú submarino especial para garantizar una dieta equilibrada y sabrosa a grandes profundidades.
“El primer obstáculo fue el desafío de poder saborear algo a gran profundidad, porque las papilas gustativas quedan suprimidas por el cambio de presión”, explicó Costa a The Guardian.
Su propuesta inicial incluyó sopa de cebolla francesa, costillas de ternera marinadas durante una semana en salsa de vino tinto y polenta trufada con ricotta. Incluso ha pensado en pequeños aperitivos como bocadillos de queso al vacío para mejorar la experiencia.
Más allá del gusto, la nutrición es clave para mantener la salud de los ocupantes, dado que el metabolismo se acelera en el agua. Los menús serán evaluados por un nutricionista antes de ser probados en un laboratorio de submarinismo en Plymouth.
Futuro del proyecto
El diseño de los centinelas permite que puedan acoplarse a una base submarina fija, similar a como una bota se ajusta a un esquí.
Esto posibilitaría la creación de estaciones más grandes con múltiples módulos, lo que abre la puerta a futuras colonias submarinas, desde centros de investigación multinacionales hasta asentamientos para civiles.
Con la exploración espacial acaparando la atención durante décadas, Deep busca recuperar la carrera oceánica y ampliar el conocimiento humano sobre el 71% del planeta que permanece, en gran parte, inexplorado.