Junto al Palacio de los Papas hay terrazas y jardines muy bonitos.

“No cantaban sobre el puente, sino debajo”, me cuenta Delphine Peteux cuando le pregunto por la canción popular infantil. “Sur le pont d’Avignon / On y danse, on y danse / Sur le pont d’Avignon / On y danse tous en rond”, entona y cuenta que la versión original, del siglo XV, decía sous (“debajo”) en lugar de sur (“sobre”), pero que en algún momento cambió. Acabamos de entrar en Avignon, “la ciudad de los papas”, pero a mí me intriga más el puente.

Llegar hasta acá fue muy fácil. En la estación Gare de Lyon de París, tomamos el TGV (tren de alta velocidad), que con puntualidad nos dejó, en poco más de dos horas, en Avignon. Retiramos el auto de alquiler y fuimos hasta el casco histórico de esta ciudad medieval. Estacionamos sin problemas en el parking del Palacio de los Papas, gracias a las indicaciones de Laureline Lucas, de la oficina de turismo. Caminamos con las valijas por los adoquines –¡pobres rueditas!– hasta el Hôtel de l’Horloge, que está muy bien ubicado.

El Petit Palais es un museo imperdible de arte sacro.

Avignon –su casco histórico, en rigor– tiene al Palacio de los Papas como epicentro, pero también está la Place de l’Horloge (“del reloj”), repleta de restaurantes, con el ayuntamiento (antes Hôtel de Ville), el Palacio de la Moneda y la Ópera, excepcionalmente de acceso gratuito por las Jornadas Europeas del Patrimonio, y aprovechamos para colarnos en el ensayo de la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi. No nos da tiempo para más teatros, pero la ciudad tiene 350 salas con entre 10 y 1.000 butacas. Además, todos los años organizan un gran Festival de Teatro que el actor Jean Vilar creó en 1947.

Muestra itinerante en el Palacio de los Papas.El altar principal de la catedral Notre Dame des Doms.

En la región de la Provence, en el departamento de Vaucluse, Avignon cuenta con 92.000 habitantes, de los cuales 15.000 viven entre las murallas. Un millón de visitantes llegan por año a esta ciudad. Se nota la presencia de gente mayor, tal vez por lo fácil y accesible que resulta moverse. La calle de la República es central y también hay muchas peatonales –no todas, aunque parezcan–, que son entreveradas y muy lindas. Hay puestos con comida barata (wraps por 3 euros, por ejemplo), oferta de saldos (de zapatillas a sábanas), grandes tiendas (como H&M) y negocios de souvenirs (venden desde jabones hasta linos). Algunos carteles están escritos en provenzal, dialecto que recién se empezó a usar en el siglo XIX gracias a Federico Mistral.

La catedral Notre Dame des Doms se empezó a construir en el 1100.Avignon es una ciudad alegre y ligada al arte.

¿Por qué es la ciudad de los papas? Delphine resume: “Durante las guerras civiles en Roma, a principios del siglo XIV, la Iglesia católica eligió un papa francés, Clemente V. Querían mejorar el vínculo con Felipe El Hermoso, rey de Francia, que se empezaba a rebelar a las reglas de la Iglesia. Este nuevo papa se instaló en Avignon, que resultaba un lugar estratégico sobre el valle del Ródano. El plan inicial era convocar a un concilio a los dos años, pero cuando murió Clemente V, el cónclave eligió a un nuevo papa francés, Juan XXII, que se quedó en Avignon. Lo mismo ocurrió con los siguientes (Benedicto XI, Clemente VI, Inocencio VI, Urbano V), hasta que el séptimo, Gregorio XI, volvió a Roma. Entonces, mientras un sector de la Iglesia quería seguir con los papas en Avignon, otros querían que volvieran a Roma. Por eso se desató un cisma y durante 40 años hubo dos sedes del papado. Es decir que esta ciudad tuvo nueve papas en 115 años. Los primeros siete oficiales y los últimos dos (Clemente VII y Benedicto XII) extraoficiales”.

El encanto está en las calles de Avignon.

Con sólo entrar al Palacio de los Papas entiendo semejante escándalo. Imponente, se empezó a construir en 1335 y está emplazado sobre 15.000 metros cuadrados. Es una construcción bien medieval, con pocas ventanas y muchas campanas, torres, galerías y arcos. Hacemos el recorrido con una tablet que nos explica cada espacio. Todo es tan grande y descomunal que por momentos me pierdo. Me impactan los pasillos angostos, los vitrales, la piedra labrada, los frescos y los techos abovedados, así como también enterarme de cómo los papas vivían, seguían los dogmas y dirigían los destinos –espirituales, políticos y financieros– del mundo en la Edad Media.

El Teatro de Avignon convoca multitudes.

“Avenio, que es Avignon en celta, existe desde el siglo V a. C. No se sabe si significa ‘ciudad del viento’ o ‘ciudad del río’”, comenta Delphine mientras caminamos por el Jardin du Rocher des Doms, que está junto a la catedral Notre Dame des Doms, que data de 1100. Desde el jardín, que está en lo alto, vemos la muralla que desde el siglo XIV rodea el casco histórico de Avignon. Tiene 35 torres y 24 puertas. También vemos el Pont Saint-Bénézet, que para nosotros siempre será el Puente de Avignon, y termina en la mitad del río. De los 22 arcos que tenía originalmente, sólo quedan cuatro. Levantado en el siglo XII, se lo llevó puesto el río, lo reconstruyeron varias veces, y así luce desde el XVII. Verlo desde arriba multiplica mis ganas de caminarlo, y allá vamos.

El Palacio de los Papas es la visita fundamental de la zona.

De pasada, nos metemos en el Petit Palais, que es un museo muy lindo de arte sacro y renacentista, con muchas vírgenes, mucho dorado y joyitas de artistas como Sandro Botticelli. Una vez frente al Puente de Avignon, hay cartelería y maquetas que cuentan su historia. Caminarlo hasta el final, me deja en medio del Ródano. Caudaloso y triunfal, comprendo que haya sido (y siga siendo) central para Europa.

Datos útiles

Air France. Opera siete vuelos semanales entre París y Buenos Aires en un Boeing 787 Dreamliner con ventanas más espaciosas que en los modelos más antiguos y con wifi durante todo el viaje. Para clientes Premium y –al igual que Business y La Première– cuenta con SkyPriority (prioridad para el check-in, trámites y embarque). Desde u$s 1.200 ida y vuelta en Economy.

Tgv Inoui. Trenes modernos –con enchufe, cargador usb, wifi–, restaurante, asientos regulables y buen espacio para guardado de equipaje. Van a una velocidad de 300 km por hora. Hay muchas frecuencias. Desde € 50 por trayecto.

Avignon Tourisme. Ofrece muy buena información a través de la web. Tienen venta directa del Avignon City Pass, para acceder a los museos. Es fundamental para tener tickets sacados antes del viaje. Lunes a sábado: 9 a 18 horas. Domingo cerrado, excepto en vacaciones, de 10 a 13 horas. 41 cours Jean Jaurés. T: +33 (432) 743274.

Hotel De L’ Horloge. Frente a la Place de l’Horloge, en el centro de Avignon, la ubicación es privilegiada. Recibe en 66 habitaciones que aprovechan el espacio. La atención es muy amable. Tiene ascensor, pero hay cuartos a los que se accede solo por escalera. Desayuno bien completo. Desde € 90 la doble con desayuno. 1-3 rue Félicien David. T: +33 (4) 9016-4200. IG: @hotelhorlogeavignon

El Hotel De L’ Horloge está muy bien ubicado.Le Vintage es una muy buena opción para comer en el casco histórico de Avignon.

Le Carré Du Palais. Con vista al Palais des Papes, abrió en 2018 y tiene gran cava. Elegante, entre las propuestas más ricas del menú está el gazpacho de tomate, el risotto de vegetales y el café gourmand. De 12 a 22. 1 Place du Palais des Papes. T: +33 (4) 6500-0101.

Le Vintage. Cocina provenzal en un salón relajado, con terraza y mesas en la vereda. Tienen buen menú fijo: entrada, plato principal, postre y una copa de vino. Todos los días, de 12 a 14 y de 19 a 22. 10 Rue Galante. T: +33 (4) 8665-4854.