Curva, elegante y la más parisina de la ciudad de Buenos Aires. La calle Arroyo es una de las joyas urbanas que atesora el barrio de Retiro, que concentra glamour y exclusividad en apenas dos cuadras: desde Carlos Pellegrini hasta Esmeralda. Entre galerías de arte, cafés de especialidad, hoteles cinco estrellas y una de las barras más premiadas de la región (Florería Atlántico), el circuito que late fuerte en el corazón de la Comuna 1 fue denominado como el “codo aristocrático de Buenos Aires”, por el escritor Eduardo Mallea.
La arteria más instagrameable de la zona nació como Calle de las Tunas en 1882 y recién en 1902 fue bautizada con una parte del apellido de Manuel Andrés Arroyo y Pinedo, presidente del Congreso de 1825 y dueño de la quinta emplazada en Carlos Pellegrini y Arroyo. Sin embargo, hace 32 años, el 17 de marzo de 1992, un coche bomba detonó frente a la Embajada de Israel, en Arroyo y Suipacha, dejando 29 muertos. El atentado dejó también una cicatriz urbana: allí, en medio de edificios patrimoniales y pastelería francesa, se recuerda la tragedia con una plaza seca que funciona como memorial.
Entre palacetes y joyas patrimoniales, como el Palacio Estrugamou, la Torre Mihanovich, el Palacio Pereda y la embajada de Brasil, Arroyo conserva el porte que le valió ser llamada como “la París de Buenos Aires”. Hoy es una de las calles más visitadas por amantes del arte y más concurridas por quienes buscan rincones secretos: las opciones gourmet de alta calidad son exclusivas y casi todas requieren reserva. Tragos de autor, platos a base de cereales en los jardines de un museo icónico, cocciones entre fuegos en un hotel 5 estrellas que se incendió a los seis meses de inaugurarse. Y volvió a renacer.
Caminar la continuación natural de la Avenida Alvear es viajar por una calle única que rompe el molde.
CANTINA. Hotel Casa Lucía, Arroyo 841
El restaurante del hotel de cinco estrellas apuesta por los sabores locales y la esencia argentina. Decorado con tacos de polo, se destacan platos que celebran la influencia de la inmigración, como croquetas de jamón serrano, fainá con burrata, tortilla de papas o revuelto de gramajo con salchicha parrillera, creaciones del chef Lucas Russo: “Me gusta la gastronomía simple, las cocciones con fuego de leña, el hierro y realzar los verdaderos sabores de cada producto”, dice.
LOS JARDINES DE LAS BARQUIN. Suipacha 1422 (Museo Fernández Blanco)
Rodeado de un entorno único –el patio andaluz y la vegetación de los jardines del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco- Germán Sitz, Pedro Peña y Alejandro Feraud—ponen el foco en los cereales como base de la propuesta. “Fueron el motor económico histórico del país”, afirman. Y destacan que no cualquier trigo es igual ni hay dos granos de arroz semejantes. Empanadas de centeno, risotto de hongos, pesca del día con almendras dominan el menú.
LE CLUB BACÁN. Hotel Casa Lucía, Arroyo 841
Tragos inspirados en el adn argentino y más de 400 etiquetas de vinos nacionales, junto con una gran propuesta de tapas. El maestro coctelero Martín Suaya señala que la estrella es “Suspiro de bandoneón”, con Johnnie Walker Red Label, albahaca, solución cítrica y almíbar simple. Otro de los favoritos, “Puente”, viene con Tanqueray Gin, frutas rojas, cardamomo negro y marshmellow tostado. Además, quesos tortillas, croqueta y sándwich de cachopo asturiano. Todos los nombres del menú corresponden a temas musicales nacionales.
FARINELLI. Arroyo 900
Bagels de atún, sándwiches de ternera, brunch y proveeduría para llevar panes multicereal o mermeladas. La propuesta es descontracturada, según la inspiración de la chef María José Moretti, que refuerza que todo “está hecho en casa” y con ingredientes de estación que llegan de productores locales seleccionados. Un hit: la cheescake con frutos rojos o maracuyá.
GALERIA PALATINA. Arroyo 821
Desde 1975, es un clásico del circuito de arte. Por la galería pasaron muestras de artistas emblemáticos: desde Carlos Alonso, Antonio Pujía, Cristina Santander, Teresa Pereda hasta Joaquín Torres García y Alicia Penalba, cuyas esculturas en bronce se destacan en el espacio. Actualmente se puede ver la expo “Miradas oníricas”, de Lucrecia Orloff junto a María Soledad Majdalani. “Un universo de esculturas y grabados de ensueño”, señala Norma Quarrato, al frente de Palatina.
FLORERÍA ATLÁNTICO. Arroyo 872
El bartender Tato Giovannoni está al frente de este bar encriptado que combina tragos de autor con una florería boutique que ofrece los mejores ejemplares locales. El contraste entre la puesta escenográfica de fonda de marineros, en el subsuelo, con pétalos, orquídeas y ramas en flor es único. Hace 11 años que el bar integra la lista de los 50 Best Bars del mundo: en esta edición, ocupó el puesto 46.
KISSATEN TOSTADOR. Arroyo 826 1°piso
Entre variedades de Bolivia, Rwanda, Costa Rica, Etiopía, Perú y Colombia los métodos de filtrado de café exclusivos son el caballito de batalla. Aromas sutiles, matices y preparaciones especiales elevan la experiencia en este rinconcito japonés en plena ciudad. Té, objetos de bazar y galletas también disponibles.
THE SHELTER COFFEE. Arroyo 940
Estilo inglés y dedicación especial para el café, que preparan con 6 métodos distintos. Se destacan las variedades french press, moka, chemex, syphon, coffee dripper, aeropress: distintos granos, distintas máquinas, distintas temperaturas en este café íntimo con sillones tapizados en cuero cuyos macarons de pistacho son el secreto mejor guardado.
GALERÍA AZUR. Arroyo 981
Una de las clásicas casas de subastas de la zona, donde el foco está puesto en el arte argentino moderno y en el arte contemporáneo internacional. En exhibición, las muestras de Carmela Blanco, y Futuros Posibles, de Horacio Inchausti. Entre las últimas expos se destacan la de Ides Kilhen, Juan Carlos Romero y Guillermo Tottis.
ESPACIO DE ARTE FUNDACIÓN OSDE. Arroyo 807
La colección de la Fundación OSDE es privada, con acceso libre al público. Está conformada por 135 obras vinculadas a premios de las artes visuales que fue recientemente reeditado. Entre los artistas exponen Eduardo Stupía, Elisa Strada, Marcela Cabutti y Soledad Dahbar. Actualmente se puede ver la muestra La mirada encendida. El espacio, vidriado, es una obra de arte en sí misma.