“Tengo muchas ganas de aprender”. Juan Pablo Varsky se propone llegar a cada emisión de la primera tarde de LN+ lleno de preguntas y de curiosidad. Reconocido como uno de los mejores periodistas deportivos de la Argentina, Varsky empezó a escribir columnas de análisis deportivo en LA NACIÓN hace exactamente 20 años y ahora es una de las destacadas incorporaciones de la señal de noticias del diario para la temporada 2025.
De lunes a viernes, de 13.30 a 15, Varsky se pone al frente de +Data a la tarde, la primera experiencia de su carrera en un segmento diario de información general. Hizo algo parecido en radio, entre 2007 y 2018 como conductor de No somos nadie, un ciclo que pasó por Aspen, Rock&Pop y Metro. También presentó durante cuatro años en la pantalla de CNN en Español Perspectivas desde Buenos Aires. “No era un programa dedicado a la actualidad local porque yo me encargaba de presentar notas y tapes. Esta es la primera aventura que tengo para hacer información general en formato diario y como conductor del segmento”, dice en el comienzo del diálogo con LA NACIÓN.
-¿Quiénes te acompañan?
-Mariana Shaalo en economía, Maxi Sardi en política, la colaboración de todo el staff de LA NACIÓN y móviles. La información deportiva la haré yo. Tenemos muchas ganas de reforzar el segmento internacional. Me interesa mucho el eje Milei-Musk-Trump, con un impacto y una conexión argentina muy potente a partir de la relación personal de estas tres referencias de la agenda política.
Dice Varsky que en la primera reunión de equipo una de las productoras le preguntó qué le interesaba más. “Le dije que hay muy pocas cosas que no me interesan”, respondió antes de establecer dos prioridades. La primera, todo el contexto internacional. La segunda, la economía: “No hay nada de la economía que no me interese. Lo macro, lo micro. Estudié tres años, aunque no terminé la carrera y leí muchos libros, uno de ellos el libro maldito para el Presidente, la teoría económica de John Maynard Keynes”.
-¿Elegiste +Data a la tarde como título del programa a partir de tu reconocido interés por el mundo digital y de las redes?
-Me siento como antes de empezar No somos nadie. Soy un debutante, tengo mucho por explorar y por descubrir. Buscamos más información y contexto, y además que la opinión sea robusta de argumentos, pero el título no tiene nada que ver con mi vínculo con las redes, que lleva ya casi 15 años.
-Hablemos del “método Varsky”. Sos un consumado analista del hecho deportivo. ¿Se puede analizar la política y la economía con las mismas herramientas que usás para leer el juego?
-Hay algunas cosas en común y otras no. Hoy la política y la economía deben organizarse y analizarse desde un cambio cultural muy fuerte que no solo se ve en la Argentina, porque se esparce a todo el mundo. A mí me marcó mucho un libro que leí el año pasado, La rebelión del público, de Martín Gurri. Fue escrito en 2014 y casi predijo la llegada de Trump en 2016. Es una obra maestra que tiene el valor de lo premonitorio. La relación entre el público, los productores y los consumidores, los periodistas y creadores de contenido ha cambiado.
De todas las observaciones de Gurri, Varsky destaca la capacidad de explicar cómo en este nuevo tiempo una cuenta de X, Instagram, YouTube o TikTok le permite a cualquier persona convertirse en su propio medio. También alude a la rebeldía de la gente “frente a las cosas que vienen ya masticadas de la actualidad, y en esto no solo incluyo a los gobiernos y al Congreso, sino también al periodismo y a los periodistas en particular”. Reconoce también que esa lectura reforzó el distanciamiento que desde hace mucho tiene hacia el exceso de opinión que observa en el ejercicio periodístico de la actualidad.
-A partir de estas observaciones y tus críticas a la sobrecarga de editoriales, ¿cómo va a ser tu tarea diaria en LN+?
-Estoy de acuerdo con el desafío de ir ecualizando. Y lo conecto con otro libro que estoy leyendo, Los peligros de la moralidad, de Pablo Malo, que analiza de manera espectacular la teoría de la cancelación. Hay cada vez más eventos moralizados, desde fumar hasta comer carne. Una cosa es que ciertos comportamientos individuales no te gusten y otra que se transformen en un motivo para la cancelación. Yo no creo en los trolls. Puede haber quotes de gente que maneja hasta 25 cuentas, pero el que te insulta detrás de una pantalla siempre es una persona, por más que no use su nombre. No es lo que más me gusta, pero en el balance final yo celebro que nos hayan bajado del pedestal. Desde las redes, siendo cada uno su propio medio, también pueden decir que te equivocaste.
-Entrás al canal con el libro de Gurri bajo el brazo y con la decisión de no hacer editoriales. ¿Cómo se interactúa con la audiencia?
-Primero interactúo con mis compañeros, preguntando. Trato de darle al televidente la mayor cantidad de conceptos, recursos y herramientas para que se forme su propia opinión sino termino siendo el Sumo Pontífice y diciendo que estas son las verdades reveladas, las sagradas escrituras y que tienen que hacerme caso en todo lo que digo. En el libro de Pablo Malo se habla mucho de “ellos y nosotros”. Hay una polarización muy grande en la sociedad.
-¿Ese “nosotros” seríamos los periodistas?
-No. Si a vos un grupo de personas te instala del lado de “ellos”, no te va a reconocer nada bueno. Si sos aceptado en ese grupo grande y pertenecés al “nosotros” no te van a reconocer nada malo. Es una situación sin sentido crítico. O estás en un bando o estás en otro. Este es “del palo”, este es amigo, este es enemigo. Es una construcción de identidad cada vez más fuerte, algo que el fútbol siempre tuvo y que la política va reforzando cada vez más.
-En tu canal de entrevistas, Clank!, conversás con grandes figuras del deporte argentino como Lionel Messi y Franco Colapinto. ¿Hay algún Messi en la política o la economía que justifique el esfuerzo de ir a buscarlo y preparar una entrevista con él? ¿Estás pensando en incluir reportajes en el programa?
-No en esta primera etapa. El día a día de la información general me va a demandar un tiempo de aprendizaje, de consolidación, de conocer a mis compañeros y columnistas. Esto es alto rendimiento, es competencia, hay otros canales que se relanzan. Hay que ganar, lo tengo muy claro. El reportaje lo tomo como objetivo para la segunda mitad del año. Dentro del programa está todo abierto. Yo soy el conductor, pero no el dueño. Te doy un ejemplo: a mí no me gustan los policiales. Son dramas particulares, una atmósfera privada la que no nos podemos meter. Hay que tener mucho respeto por el dolor de alguna pérdida irreparable. Pero todo cambia cuando esos temas están más ligados con lo público y hay responsabilidades políticas, como ocurrió hace 30 años con el caso de María Soledad Morales. Ahí se convierten en el tema más importante para los argentinos.
–Tuvimos hace poco el caso Loan.
-En esos casos, obviamente, me pongo el traje y vamos todos a cubrir el tema. Si hay algo de lo que estoy pendiente todo el tiempo es despojarme de mis prejuicios.
-¿Qué preguntas te estás haciendo sobre la política y la economía de la Argentina en este momento?
-La primera es cómo va a estar configurado el mapa electoral en 2025. Siempre digo que los años pares son deportivos (Mundiales, Juegos Olímpicos) y los impares son políticos. Estamos en febrero y todavía no sabemos qué va a pasar con el mapa nacional y en cada distrito. Y por el lado de la economía, cómo el Gobierno va tomando decisiones vinculadas con las restricciones cambiarias.
-El cepo.
-Cualquier decisión cambiaria tiene consecuencias políticas. Javier Milei es un presidente diferente del resto, pero hay una dinámica entre las relaciones económicas y políticas en años electorales que no sé si Milei va a respetar como sus antecesores. Creo que las va a tener en cuenta.
-Este es un año impar y, por lo tanto, político. Peo también está el Mundial de Clubes. ¿Cómo vas a hacer para evitar la tentación de darle prioridad en este caso a tu expertise deportivo?
-Es una gran pregunta que todavía no puedo contestar porque hay mucha incertidumbre al respecto.
-También puede pasar que Colapinto se suba de nuevo a un auto de Fórmula 1 y vuelva a correr un Gran Premio.
-Si está la carta en el mazo, la jugaremos. En esos acontecimientos importantes voy a aparecer como periodista deportivo. Ahí tengo un rol y un conocimiento específico que después puedo aplicar a otros asuntos políticos y económicos.
-Uno de los responsables de LN+ me dijo hace poco que el periodista deportivo que salta a la información general tiene a favor un olfato especial para percibir el gusto popular.
-No solo eso. Para comentar fútbol tenés que saber del juego. Haberlo jugado y pasar por ese nano dilema de preguntarte qué hacer en cada momento. ¿Juego corto o juego largo?
-A veces no queda más remedio que tirar un pelotazo.
-O mandar la pelota afuera.
-Recuerdo que hace unos nueve años dijiste que le ibas a poner un plazo a tu carrera deportiva para volcarte a la función pública. ¿En qué quedó todo eso?
-Fue un poco más lejos. En 2013 me ofrecieron ser candidato a diputado. Varios nos bajamos por diferentes motivos de una lista ganadora. Y también dije que si la Argentina salía campeón mundial en 2014 yo me iba a dedicar a la función pública. Tenía la oferta concreta de un partido, al que le dije que hablaríamos después de la final. Pero el gol lo hizo Götze, no Gonzalo o Rodrigo. Cuando me llamaron, dije que no. Después me casé, fui papá y si bien me sigue interesando la función pública, hoy no es el momento. Ya tengo bastante cubierta la agenda profesional y estoy muy feliz con ella, pero además hay una cuestión personal que me aleja un poco. Igual no perdí la vocación, pero no quiero ponerme más plazos. La idea me gusta y seguramente en algún momento de mi vida lo voy a hacer.