No tuvo tiempo de protagonizar éxitos rotundos ni grandes escándalos. Sin embargo, su nombre y, sobre todo, su impronta, quedaron para siempre impresos en los recuerdos de una generación.
Jon-Erik Hexum nació en Tenafly, un municipio del condado de Bergen, en el estado de Nueva Jersey, con menos de 5000 habitantes. Su padre era Thorleif Andreas Hexum, un inmigrante noruego que nunca llegó a adaptarse a las costumbres del nuevo continente. Su madre, Gretha Paulsen, era una estadounidense de ascendencia noruega que creyó encontrar en aquel hombre un compañero acorde a las exigencias de su familia. Se equivocó: después de tener dos hijos, Gunnar y Jon-Erik, Hexum abandonó el hogar para no volver y los dejó librados a su suerte.
Gretha trabajó incansablemente para brindarle a sus hijos una vida digna. Gracias a la estricta crianza de su madre y a su propio esfuerzo, Jon-Erik se graduó de la escuela secundaria y se inscribió en la universidad Case Western Reserve University, en Cleveland. Su idea era estudiar la carrera de ingeniería biomédica, pero al poco tiempo se cambió a la Michigan State University en East Lansing, para estudiar Ciencias Sociales. Por aquel tiempo, comenzó a trabajar como disc-jockey en estaciones de radio, jugó profesionalmente al fútbol americano Spartans de Michigan. Pero una vieja pasión comenzaba a hacerlo dudar sobre la vida que quería llevar por el resto de su vida.
Quizá para escaparse de la dura situación familiar, ya desde segundo grado, Jon-Erik encontró en las clases de teatro escolares un refugio. Le gustaba hacer reír a sus amigos y aprender cada semana una nueva pieza para distraerlos. A finales de los años 70, ese hobbie fue ocupando cada vez más espacio en su agenda y comenzó a trabajar como actor, con papeles de reparto, en distintas compañías de teatro. A solo días de haberse graduado, se mudó a Nueva York con la esperanza de conseguir algún trabajo en Broadway, pero cumplir con aquella meta no le resultó sencillo.
Mientras trabajaba como limpiador de ventanas y alfombras, conoció a Bob LeMond, el representante de John Travolta, una de las grandes estrellas de aquella época gracias a éxitos como Grease y Fiebre de sábado por la noche. El agente quedó impactado por la belleza y el porte de Hexum y no dudó en incluirlo en su catálogo de representados. En 1981, le pidió que se mudara a Los Ángeles, para audicionar para un papel en la película Amor de verano. El rol terminaría quedando en manos de Peter Gallagher, pero Hexum tendría una nueva oportunidad: inmediatamente fue contratado por la NBC para protagonizar una nueva serie.
El nuevo Travolta
Viajeros, que en la Argentina se emitió por Canal 11, contaba la historia de un extraterrestre, interpretado por Hexum, y un adolescente terrestre, que tenían como misión viajar por el tiempo para corregir anomalías provocadas por una corporación empeñada en destruir el mundo. “Me llamó para contarme que le habían dado el papel y quedé anonadado. ¡Una serie de acción de la NBC! Nada mal para un novato”, contó hace un tiempo su primo, y también actor, Eric Paulsen. Y agregó: “Lo malo era que Jon-Erik no sabía nada de trabajar en televisión”.
Meeno Peluce, el adolescente que trabajaba junto a él, corrobora aquella versión: “En el set, yo era el que tenía experiencia. Tenía 12 años y actuaba desde los 7; Jon era el novato. El primer día, mientras nos preparábamos para grabar una escena, me preguntó: ‘¿Por qué estas del otro lado de la cámara?’. Y yo le respondí: ‘Porque esta es una toma tuya’. No tenía idea de cómo funcionaban las cosas, pero aprendía rápido. Usaba su sentido común para todo”.
El programa, que cosechó buenas críticas en casi todo el planeta, funcionaba como una especie de show didáctico y estaba patrocinado por la revista Scholastic. Hexum no podía creer que le pagaran 10 mil dólares semanales. Tampoco la repercusión que había comenzado a tener en las revistas del corazón y en las páginas de chimentos, que daban cuenta de sus salidas nocturnas y sus sonados romances con actrices de la época, como Emma Sams. Lo mejor parecía estar por llegar.
Pero la suerte se disipó rápido. A pesar del relativo éxito del programa, NBC decidió levantarlo luego de emitida la primera temporada de 20 episodios. Es que, en los Estados Unidos, su competidor directo, 60 minutos, lideraba el rating semana a semana y la cadena decidió reemplazar la serie por otro ciclo de noticias, Monitor.
“Cuando la serie se canceló, estaba muy preocupado, porque sabía que muchas veces sos una estrella hoy y mañana nadie quiere contratarte”, indicó el primo del actor, en un especial de la cadena E!. Lo cierto es que durante ese mes y monedas en el que estuvo sin trabajo, Hexum trabajó como portero de un club nocturno, taxista y otra vez como limpiador de alfombras, pero la suerte llamaría de nuevo a su puerta: fue seleccionado para el elenco de Making a Male Model, una película para televisión con la gran estrella de ese momento, Joan Collins, que había visto resurgir su carrera con más bríos que nunca gracias a su rol de Alexis Carrington, la glamorosa e icónica malvada de Dinastía.
Junto a ella, actuaban un puñado de actores con buen físico y poca fama. El film, producido por el mítico Aaron Spelling -creador de Los ángeles de Charlie, El crucero del amor y Beverly Hills 90210, entre otros recordados ciclos- se convirtió en la plataforma de despegue de Hexum, que claramente consiguió destacarse entre sus compañeros de elenco.
Allí, Hexum interpretaba a un trabajador de un rancho que es invitado por la poderosa directora de una agencia de modelos para comenzar una nueva vida en el mundo de las pasarelas y la publicidad. En esa época, el actor fue convocado, también, para encarnar un príncipe, Erik, en la serie de televisión Hotel.
Los pies en la tierra
A pesar de su poca experiencia, la prensa ya comenzaba a llamarlo “El nuevo Travolta”. A esa altura, Jon-Erik era uno de los hombres más famosos de la televisión estadounidense, junto con Pierce Brosnan -por entonces protagonista de Remington Steele-, David Hasselhoff (El auto fantástico) y los actores de Dallas, Los Dukes de Hazzard, Brigada A y Dinastía. “Tuve que trabajar muy duro para entrar en este negocio y ahora hay aún más trabajo por hacer. Afortunadamente, tengo un equipo de personas que me ayudan. Puedo concentrarme en ser un mejor actor. Esa es mi prioridad número uno. Tengo bastante confianza en lo que hago y estoy haciendo lo mejor que puedo”, le decía el actor a la prensa en aquel momento.
Lennon, su fotógrafo y amigo asegura que, más allá de que disfrutaba de las mieles del éxito, nunca despegó los pies de la tierra. “Su casa era un dormitorio. Tenía uno que otro mueble, un televisor blanco y negro y negro con una antena de alambre. Nunca se le subieron los humos a la cabeza”, indicó hace unos años en una entrevista. En esa época, además, Hexum disfrutaba por primera vez de un noviazgo formal y apacible. Su novia era Elizabeth E.G. Daily, una actriz y cantante que por esa época empezaba a sonar fuerte en las estaciones de radio con algunos temas que formaron parte de la banda de sonido de Caracortada.
“Yo actuaba en una obra que él fue a ver. Esa noche, me llamó a mi casa a la madrugada. Atendí, pregunté quién era. Me dijo que era él y me preguntó qué estaba haciendo. Le dije que estaba durmiendo, porque eran las 3. Me dijo que me había visto en la obra y se había enamorado de mí, y que pasaría el día siguiente para llevarme a cenar. Me impresionó. Era adorable. Un niño en el cuerpo de un hombre”, rememoró alguna vez la intérprete.
Además de su innegable atractivo físico y de su extrema confianza en sí mismo, a E.G. la conquistó su espíritu libre: “El no era materialista, sino que estaba enfocado en que su carrera. Estaba llegando a la cúspide y eso lo estaba consumiendo. Una vez escribí que Jon-Erik era como una bomba de tiempo y que nadie sabía cuándo explotaría. Estaba exhausto”, expresó con dolor, adelantándose a la tragedia que acabaría prontamente con la vida del actor.
Oportunidad de oro
Su rol consagratorio no se hizo esperar. Su cuerpo atlético, sus ojos de un color azul profundo, su porte y su altura lo llevaron a encarnar, una vez más, a un hombre de la moda en una serie hecha a su medida: Modelo masculino, que en la Argentina fue emitida por Canal 9. Una vez más, lo acompañaba una estrella de la pantalla grande; en este caso, Jennifer O’Neil, que a comienzo de los años setenta había subyugado al público con su belleza y su interpretación en Verano del 42.
Allí encarnaba a Mac Harper, un exmodelo devenido en agente encubierto de la CIA, experto en armas. “Jon tenía una gran seguridad en sí mismo. Siempre que llegaba a trabajar los lunes, contaba alguna proeza: cómo había perseguido a un conductor borracho, o cómo había logrado que arrestaran a alguien que estaba cometiendo algún delito o acto de violencia. Creo que en un punto, se creía su personaje”, contó alguna vez O’Neil.
El 12 de septiembre de 1984 el equipo se dispuso a grabar escenas del séptimo capítulo de la serie, que llevaba por título “Oportunidad de oro”. Sin embargo, por problemas técnicos la debieron suspender la filmación por unas horas. Hexum aprovechó el tiempo libre para almorzar junto a su novia, pero al volver al set, los inconvenientes continuaban. La escena que debía grabar en el estudio 17 de la 20th Century Fox mostraban a su personaje manipulando en broma un revólver 44 Magnum. Por alguna razón, el actor llevaba aquella arma consigo cuando decidió recostarse en una cama del estudio a esperar que se reanudara el rodaje.
Eso nunca ocurrió. Un ruido seco y profundo, proveniente de aquel estudio estremeció al equipo. Frank Laux, miembro del staff de utilería fue el primero en verlo. “Jon estaba acostado en una cama y según recuerdo, estaba cargando y descargando un revólver. El elenco entró en receso y él se quedó en la cama. Cerraron la puerta y yo me quedé afuera. Desde allí escuché la detonación”, relató en más de una oportunidad. Laux tiró abajo la puerta y vio el cuerpo de Hexum tendido en la cama. “Era obvio que estaba malherido. Tenía un orificio en la sien. Recuerdo que aún respiraba. Pasaron unos minutos y en vez de esperar a la ambulancia, lo llevamos en un auto al hospital más cercano”.
Un final abierto
¿Qué fue lo que ocurrió en aquel estudio? Aún hoy es un misterio. Algunos aseguran que Hexum se puso la pistola en la cabeza, bromeando, y ofuscado por el anuncio de un nuevo retraso, apoyó el arma en su cabeza, como queriendo expresar que la situación ya lo había superado. Y apretó el gatillo. El arma tenía una única bala de fogueo. El impacto le fracturó el cráneo y un fragmento de hueso del tamaño de una moneda se incrustó en su cerebro y provocando una hemorragia masiva. Como relata Laux, fue trasladado de urgencia al Centro Médico de Beverly Hills. Allí lo sometieron a una intervención quirúrgica que duró unas cinco horas, pero su estado seguía siendo gravísimo.
“Y me molesté en más de una oportunidad con Jon porque él jugaba con las armas de utilería. Le pedía que no me apuntara con ellas; que las guardara. Le pedí que no se me acercara cuando tenía un arma consigo. Las armas me asustaban muchísimo, porque yo ya había sufrido un accidente con ellas en una producción anterior”, revelaría O’Neil años más tarde. Otro de sus compañeros de elenco, el experimentado Richard Anderson, coincidía con aquella apreciación en parte: “Cuando estás frente a las cámaras, dejás de estar en el mundo real. Y mientras mejor sos, más te hundís en el mundo de ficción. Quizás ese fue el problema”. Sin embargo, no tuvo dudas a la hora de deslindar responsabilidades: “La pistola debía estar descargada. Nunca debe haber nada adentro. Y antes de una escena donde hay tomas de disparos, el encargado de utilería es quien carga el arma”.
Peluce, su coprotagonista en Viajeros nunca creyó en la historia oficial. “En la serie, todo el tiempo Jon manejaba armas. Si no era un arco y flecha, eran armas de fuego de todo tipo. Y así como él aprendió rápido a manejarse en el set, aprendió a manipularlas. Es cierto que solía bromear con el equipo, pero por qué se llevaría el arma a la sien como broma si nadie lo estaba viendo. No tiene sentido”, indicó una y otra vez.
“Aun hoy me resulta muy extraño lo que ocurrió con el arma, porque Jon había usado armas de utilería desde el comienzo de su carrera”, indicó Daily, la novia del actor, en sintonía con su antiguo compañero de elenco. “Pasó una semana agonizando. Nos preguntábamos si se salvaría. Yo ya no sabía qué hacer. Dormía en el piso del hospital, no quería irme a casa”, rememoraba la cantante. Finalmente, el 18 de octubre, se le declaró muerte cerebral y su familia decidió desconectarlo a los aparatos que lo mantenían con vida.
Así como lo había querido, su madre y su hermano cumplieron su voluntad de donar sus órganos. Su corazón salvó la vida de un hombre de Las Vegas. Sus riñones, los de un niño. Parte de su piel sirvió para realizarle un injerto a un bebé y a un adulto que habían sufrido profundas quemaduras. Sus córneas las recibió una niña que gracias a eso pudo ver el mundo por primera vez.
Según contó su primo, nunca se inició una investigación porque la madre del actor nunca encontró indicios de que lo ocurrido aquella tarde no se correspondiera con la versión oficial. Años después de la tragedia, la mujer llegó a un acuerdo extrajudicial con el estudio.