PARIS.– Después de haber sido recibido como un verdadero rockstar en los Estados Unidos, Javier Milei llega este miércoles a la ciudad suiza de Davos, donde su segunda visita al Foro Económico Mundial (WEF) como presidente de la Argentina despierta una auténtica expectativa en el mundo empresario y financiero.
“No hay duda de que los resultados económicos obtenidos por Javier Milei en el año que lleva como presidente son muy respetables. Lograr un ajuste que recortó un tercio del gasto público, terminar cerrando estos 12 meses con superávit primario de menos del 2% de PIB y en equilibrio financiero, merece ser aplaudido. Pero los salarios, el consumo y la producción todavía no se recuperan. De modo que la mayoría de las empresas europeas prefieren esperar un poco antes de decidir si van a acompañar al Presidente”, analiza el CEO de una gran empresa farmacéutica alemana, que “sigue muy de cerca la evolución de la situación argentina”.
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Pero sensibilizar a los representantes del 1% que concentra toda la riqueza mundial es una oportunidad difícil de perder para cualquier dirigente. Este año, el Foro de Davos reúne a 2500 participantes del mundo económico, político, científico y cultural. Entre 200 y 300 de ellos se benefician con una protección especial en virtud del derecho internacional: jefes de Estado, de gobierno, ministros o representantes de alto rango de organizaciones internacionales. Mientras que más de 400 periodistas cubren el evento que, en todo caso, no es simplemente la ocasión de reflexionar sobre los grandes desafíos del futuro, sino también un increíble negocio para los organizadores.
Sólo los jefes de Estado y de gobierno son invitados gratuitamente. Para los otros, y sobre todo para los más de 1600 empresarios que participan en esta reunión más que mediocentenaria, la entrada es paga. Primera condición para poner un pie en Davos: ser invitado por el WEF. Unos 800 CEO invitados son miembros que pagan una cotización anual de 52.000 dólares, según un artículo del Business Insider. El precio de la entrada a cada Foro es de 19.000 dólares. Y para asistir a los encuentros cerrados a la prensa es necesario desembolsar 137.000 dólares. Sin olvidar el costo de los pasajes y el alojamiento, que en la célebre estación suiza puede superar ampliamente los 35.000 euros por solo tres noches.
Pero, si bien las recientes encuestas demuestran un aumento del optimismo de los empresarios mundiales con respecto al crecimiento, esta 55ª edición de WEF no fue fácil de organizar, teniendo en cuenta una situación dominada por “la incertidumbre geopolítica, las tensiones comerciales, la polarización cultural y la ansiedad climática”, según sus responsables. “Muchos líderes se hicieron desear durante meses”, confiesan.
Este año, los 279 debates y encuentros han sido organizados en torno a cinco temas principales: volver a imaginar el crecimiento, las empresas en la era de la inteligencia, invertir en las personas, salvar el planeta y reconstruir la confianza.
Es en este universo de la opulencia, donde el grupo de multimillonarios presentes acumula una fortuna de unos 124.000 millones de dólares, según la agencia Bloomberg, que Javier Milei predicará las ventajas y beneficios de su visión anarco-libertaria. Lo hará este jueves, en un “diálogo estratégico sobre Argentina” con el sector privado y lo repetirá después durante un discurso abierto de media hora, donde será presentado por el nuevo presidente del WEF, el noruego Borge Brende, que ha remplazado al histórico fundador, Klaus Schwab. Según la agenda oficial publicada por la presidencia argentina, Javier Milei también se reunirá con el presidente-director-general de Coca-Cola, James Quincy.
Pero si la expectativa por su discurso es positiva en el mundo empresario, lo es mucho menos entre los líderes políticos y los intelectuales europeos. Porque Europa no es Estados Unidos. Y mucho menos el Estados Unidos de Donald Trump. En consecuencia, la cercanía manifiesta del presidente argentino con los representantes de lo que el mandatario francés Emmanuel Macron califica de “internacional de los reaccionarios” provoca cierto escozor.
“Elon Musk es un nazi. Y todos aquellos que lo siguen recorren el mismo camino de la deshumanización”, afirma Jean-François Colossimo, teólogo, historiador, editor, ensayista y director general de las Editions du Cerf.
Muchos otros, como el sociólogo Gerald Bronner, ponen en tela de juicio el concepto de libertad total utilizado tanto por Milei, como por Trump o por Musk.
“El argumento de la libertad total utilizado por esta generación de libertarios es una trampa. La historia demuestra que, si se da a todo el mundo la libertad absoluta, sin barreras, la libertad de los más poderosos terminará por aplastar a la de los más frágiles. Y esa libertad se transformará inevitablemente en tiranía. Según los principios que rigen nuestras democracias europeas, la libertad para todos es imposible si no está regulada por las instituciones”, asegura.
Más diplomática, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, reconoció este martes en Davos que “el orden mundial cooperativo que imaginábamos hace 25 años no se convirtió en realidad. Por el contrario, hemos entrado en una nueva era de encarnizada competencia geoestratégica”. A los euroescépticos, como Donald Trump, que acaba de volver a retirar su país de los Acuerdos de París, Von der Leyen les advirtió que “Europa conservará su derrotero y seguirá cooperando con todas las naciones cuya voluntad es proteger la naturaleza y detener el calentamiento planetario”.
El mismo viernes, el Presidente concluirá su agenda haciendo una breve escala en Kloten, pequeña ciudad en los suburbios del aeropuerto de Zurich. Invitado por el Instituto Liberal en ocasión de su “Fiesta de la Libertad”, Milei recibirá allí el premio Ropkë, entregado cada año desde 2010 a una personalidad liberal.
“Es la primera vez que el premio es entregado a alguien que no tiene lazos con Suiza. Y la idea ha sido un éxito total: las casi 600 entradas –de entre 100 y 250 francos suizos– ya fueron vendidas”, afirmó a LA NACION el vicepresidente del instituto, Nicolas Jutzet, lamentando no tener ni siquiera lugar para los periodistas.
De Kloten, el Presidente y su reducida comitiva, compuesta por su hermana, Karina Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo, y el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, se trasladarán al aeropuerto de Zurich para volver en vuelo especial a Buenos Aires, donde llegarán el sábado a la mañana.