En la planta de Vaxa, la tecnología y la inteligencia artificial optimizan el cultivo de microalgas, controlando con precisión las condiciones para maximizar su crecimiento (VAXA Technologies)

En las proximidades de la mayor central geotérmica de Islandia, una planta de alta tecnología está redefiniendo la forma en que se cultivan los alimentos.

A través del uso de energía renovable y sistemas de inteligencia artificial, la empresa Vaxa Technologies produce microalgas, organismos microscópicos que fueron una fuente de sustento en civilizaciones antiguas y que hoy emergen como una posible solución sostenible para la seguridad alimentaria global, según detalló en un informe especial BBC Mundo.

Un alimento con historia y potencial

Las algas marinas fueron parte de la dieta humana durante siglos, pero su versión microscópica, las microalgas, tuvieron un consumo más limitado. Tal y como señala BBC Mundo, civilizaciones de América Central y África ya las utilizaban, aunque sin el reconocimiento que hoy están adquiriendo.

En la actualidad, científicos y empresarios investigan sus propiedades nutricionales y su bajo impacto ambiental para integrarlas en la alimentación moderna.

Las algas marinas fueron parte de la alimentación humana durante siglos, destacándose por su valor nutricional y su uso en diversas culturas alrededor del mundo (Freepik)

Producción en condiciones únicas

La planta de Vaxa cultiva Nannochloropsis, una microalga rica en proteínas y ácidos grasos omega-3, utilizada tanto para consumo humano como para alimentación en la acuicultura. También desarrolla Arthospira, más conocida como espirulina, un suplemento dietético ampliamente reconocido por su aporte de nutrientes.

Según BBC Mundo, el cultivo ocurre en fotobiorreactores, estructuras modulares que reemplazan la luz solar con miles de LEDs de espectro rojo y azul, optimizando la fotosíntesis y acelerando el crecimiento de estos organismos.

Todo el proceso es supervisado mediante sistemas de inteligencia artificial, que controlan las condiciones ambientales y buscan maximizar la eficiencia de producción.

Energía limpia y huella de carbono negativa

La integración con la central geotérmica permite que la producción de microalgas se realice con electricidad renovable, agua caliente para calefacción y agua fría para el cultivo.

Además, las emisiones de dióxido de carbono de la planta son canalizadas directamente hacia las algas, que lo absorben para crecer.

De acuerdo con Asger Munch Smidt-Jensen, consultor de tecnología alimentaria del Instituto Tecnológico Danés (DTI), “se obtiene una huella de carbono ligeramente negativa”. Asimismo, detalló que “también encontramos una huella relativamente baja, tanto en términos de uso de la tierra como del agua”, aunque destacó que replicar este modelo en otras partes del mundo puede ser complicado debido a su demanda energética y a las condiciones específicas que requiere.

La planta de Vaxa aprovecha la energía geotérmica de una central cercana, integrando un modelo de producción sostenible con bajas emisiones de carbono (VAXA Technologies)

Un mercado en expansión

El valor comercial de las microalgas está en ascenso. BBC Mundo indicó que se estima que en 2033 esta industria alcanzará los 25.400 millones de dólares, impulsada por su uso en alimentos, cosméticos, productos farmacéuticos y biocombustibles.

Empresas como la danesa Algiecel estuvieron desarrollando biorreactores portátiles capaces de captar CO2 de otras industrias mientras generan biomasa.

Incluso fuera de la Tierra, la Agencia Espacial Europea comenzó a investigar la viabilidad del cultivo de microalgas en la Estación Espacial Internacional, con el objetivo de evaluar su potencial en la producción de alimentos en misiones espaciales.

La Agencia Espacial Europea financia proyectos para evaluar el uso de microalgas en entornos extremos, estudiando su aplicación en la exploración espacial y la producción sostenible de alimentos, según BBC Mundo (NASA)

Desafíos en el consumo masivo

A pesar de sus beneficios, el consumo de microalgas enfrenta barreras. BBC Mundo señaló que la textura y el sabor pueden resultar poco atractivos para el público, especialmente en especies provenientes de agua salada, las cuales pueden tener un gusto característico a pescado.

Además, algunas variedades como la chlorella presentan dificultades en su digestión debido a su pared celular resistente.

Malene Lihme Olsen, científica de alimentos de la Universidad de Copenhague, explicó que “las microalgas verdes (chlorella) tienen una pared celular muy robusta, por lo que puede resultar difícil para nosotros digerirlas y obtener todos los nutrientes”.

Por este motivo, detalló que “es mejor añadir las microalgas a otros ‘productos portadores’ como la pasta o el pan para mejorar el sabor, la textura y la apariencia”.

El sabor, la textura y la digestibilidad son algunos de los principales desafíos para la incorporación de microalgas en la dieta diaria (VAXA Technologies)

Del laboratorio a la mesa

En Reikiavik, la adopción de estos alimentos ya es una realidad. BBC Mundo informó que una panadería comenzó a elaborar pan con espirulina, mientras que un gimnasio la ofrece en batidos energéticos.

Kristinn Haflidason, gerente general de Vaxa, aseguró que “no estamos proponiendo en absoluto que nadie deba comer lodo verde”, en referencia a la apariencia del producto antes de ser procesado.

En cambio, explicó que el objetivo es integrar las microalgas en alimentos cotidianos para mejorar su perfil nutricional sin alterar significativamente la dieta de las personas. “No vamos a cambiar lo que comemos. Solo vamos a cambiar el valor nutricional de los alimentos que consumimos”, afirmó.

Las microalgas procesadas se utilizan como ingrediente en diversos alimentos, adaptándose a las preferencias del consumidor y ampliando sus aplicaciones en la industria alimentaria, según BBC Mundo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Perspectivas y desafíos a futuro

Según BBC Mundo, la producción de microalgas en Islandia representa un modelo que busca ser eficiente y sostenible en la alimentación del futuro. Sin embargo, el reto principal parece estar en la aceptación del público y en la integración de estos ingredientes en la dieta cotidiana.

Mientras la industria continúa expandiéndose y explorando nuevas aplicaciones, las microalgas podrían consolidarse como un pilar en la alimentación sostenible, con Islandia liderando el camino en esta transformación tecnológica y nutricional.