La felicidad, ese bello invento de la humanidad y que desde tiempos inmemoriales se ha convertido en el objeto del deseo de cada ser humano que pisa este mundo. Como si eso fuera lo único y lo más importante en todas y cada una de las culturas alrededor del globo. Sin embargo, esta situación tiene un lado B que muy pocos se han atrevido a analizar en profundidad y analizar. Entre ellos está el psicoanalista y escritor argentino Gabriel Rolón, quien hace unos días estuvo en Perú para presentar su última obra dedicada a este tema.
En ‘La felicidad (más allá de la ilusión)’, el también presentador de radio abre nuevas y dolorosas vías para entender el concepto de este sentimiento en pleno siglo XXI y no caer en manos de falsos profetas que la ofrecen como si se tratara de un producto que puedes comprar en la tienda de la esquina.
Con una carrera literaria dedicada a temas como la pérdida de un ser querido, el duelo, el dolor o la herida, Rolón confesó a Infobae Perú que adentrarse en la aventura de escribir un libro dedicado a la felicidad no fue una idea que nació de él mismo precisamente, sino de su esposa.
“Para cuándo la felicidad, me decía ella. Entonces acepté el desafío de ver qué se puede decir de la felicidad con los pies en la tierra. Y no de idealizarla y pensarla como una meta en la que todo estará perfecto”, argumentó.
Y ese puede ser el primer gran obstáculo del hombre: como la felicidad, para el argentino, es un invento humano, entonces no es perfecta.
“Un animal no tiene capacidad para preguntarse si es feliz o no. El ser humano sí lo hace. Se pregunta si es feliz o no, o qué situaciones lo llevarían hacia ese lado. Se cuestiona y, como es un invento humano, entonces no es perfecta”, agregó.
“Felicidad o ‘faltacidad’”
Como la felicidad no es un estado permanente, lo que el ser humano tiene que intentar hacer, según Rolón, es tratar de buscarla aún en los momentos más tristes.
“En este libro acuñé un término que es la ‘faltacidad’. Esto es una felicidad que es capaz de alojar todas mis faltas. Por ejemplo: a mí me falta mi papá o mi juventud. Me faltan un montón de cosas que se han ido. Si mi felicidad no es capaz de alojar eso, entonces no existe”, dijo el psicoanalista.
En la eterna búsqueda de esa felicidad, las personas del mundo entero buscan por diferentes caminos llegar a ella, a como dé lugar. Un lugar común al que muchos acuden a la religión. Sin importar el credo que prediquen, también son muchos los falsos predicadores que se aprovechan de esto para manipular a los más vulnerables.
“Si existiera Dios, no sería tan tonto como para dejarse chantajear. ¿Ser bueno para ganarme el cielo? Esta especulación es demasiado baja. Si a uno le toca el cielo, será por lo que uno ha sido. No creo que el cielo exista, pero si así fuera, creo que hay que vivir como si existiera”, reflexionó.
Al estar en nuestro país, era imposible no hacer un alto para indagar sobre el lado filosófico de una de las frases que se volvieron virales hace no mucho tiempo: “Uno alcanza su felicidad solo cuando es feliz”, mencionada por el actual gobernador de la región de La Libertad y fundador del partido político Alianza para el Progreso, César Acuña.
Y es que aunque parezca un absurdo, la mencionada tautología tiene un ángulo poético que Rolón se animó a analizar para nosotros.
“Esta frase me parece una bella tautología o un espanto lógico. Pero, poéticamente, tiene un sentido que es el hecho que plantea que la felicidad es única en el mundo. Y que hay tantas definiciones de felicidad como seres humanos. Porque la felicidad es un invento de una especie que sabe que va a morir”, remarcó.
Como dijo el filosofo español, Miguel de Unamuno: el ser humano sabe que tiene fecha de caducidad y ese sentimiento trágico lo obliga a encontrar un sentido en esta vida.
“Desde mi punto de vista, creo que ese sentido tiene que ver con el hecho de haber intentado que nuestra vida haya tenido un sentido. Y ese punto es haber alcanzado esa felicidad, que en cada uno de nosotros será diferente e imperfecta”, apuntó.
La distracción actual
Con el paso del tiempo, el concepto de lo que significa ser feliz ha ido cambiando. En esta época moderna que nos toca vivir, en medio de tanta tecnología, el ser humano tiene que trabajar mucho, hay que prepararse para ese momento exacto, porque a la más mínima distracción, ese instante se va y no vuelve más.
“La felicidad te la puedes perder solo por estar distraído. La actualidad es una invitación a la distracción; a perdernos un momento de felicidad solo por querer fotografiarlo para subirlo a Instagram”, remarcó.
No se crea que la felicidad llega por arte de magia o por haber comprado determinado artículo. Para que esta sea plena, uno tiene que trabajar para eso. Estar siempre listos y conscientes, algo que no siempre se logra.
“Alcanzarla mplica prepararse mucho. Eso significa ser capaz de generar en uno mismo un estado que tiene esta característica: no quiero estar en otro lugar más que en donde estoy, no quiere estar con nadie más que con quien estoy y no quiero estar haciendo nada que lo que estoy haciendo. Si uno es capaz de lograr este instante, las posibilidades de ser feliz son muchas”, sentenció.
Si bien el libro que vino a promocionar Gabriel Rolón a Lima es acerca de la felicidad, este no debe ser tomado como un recetario para alcanzarla. Si no, más bien, una guía para aprender a recorrer todos sus vericuetos, para saber aprovecharla cada vez que esta se nos pone de frente.
Por eso, el psicoterapeuta no cree en los famosos ‘life coaches’ y sus intentos de vender la felicidad como si fuera un remedio más en la farmacia de turno.
“Es muy peligroso que alguien te venda la receta de la felicidad porque no existe. Es una estafa. En la desilusión de no estar viviendo la vida que queremos vivir es que compramos esa receta inexistente”, manifestó.
La cultura de la felicidad
Uno de los grandes problemas que hay en estos tiempos para alcanzar la felicidad lo presenta, precisamente la cultura actual que casi nos obliga a ser felices. Pero, ¿cuál es su motivación?
“La cultura nos tira un modelo de felicidad. ‘Tienes que ser feliz, tener que disfrutar y subir una foto al Instagram para que seas feliz’. Pero muchos estudios han demostrado que la última publicación en las redes sociales de una persona que acaba de cometer suicidio es una publicación feliz. Como si fuera un pecado estar tristes”, recordó.
En ese sentido, el también actor y cantante aclaró que no solamente tenemos de derecho a estar tristes sino que es saludable.
“¿Qué pasa si quiero estar triste? ¿y si lo necesito porque he perdido algo querido? Pues a la cultura no le gusta eso. Porque una persona triste no consume. Una alegre consume, sale a divertirse, se toma sus tragos, invita, se va al estadio, entre otras cosas. Por otro lado, una persona que se resguarda en un momento de tristeza queda fuera del mercado, por eso a la cultura actual no le gustan las pernas tristes”, precisó.
Ya era hora de salir a la presentación oficial del libro en Lima y un apretón de manos, junto a la promesa de regresar en julio para la Feria Internacional del Libro, se va Gabriel Rolón dejando la lección que la felicidad es un camino que se puede elegir si estás en el presente y no perderte en banalidades.