Tiene 42 años de carrera ininterrumpidos. Y si bien ha interpretado múltiples papeles en cine, teatro y televisión, ponerse en la piel de Eva Perón marcó un antes y un después en su profesión. “Es uno de los personajes que más quise”, confiesa Esther Goris mientras revela que, a partir de ese film, le llovieron las propuestas para dedicarse a la política. Sin embargo, nunca aceptó. “No creo estar capacitada para hacerlo”, advierte quien durante cinco años estuvo indirectamente vinculada al ámbito del poder al estar en pareja con Alberto Rodríguez Saá, exgobernador de la provincia de San Luis.
Ante la falta de ficción en la televisión abierta, la actriz encontró en el teatro un refugio. Mientras se prepara para estrenar una nueva obra en el Picadilly, Goris tiene una misión superdesafiante: reemplazar a Leonor Benedetto en la comedia Perdidamente. “Estudié la letra en tres días”, cuenta sobre este papel en el que interpreta a una jueza de la Corte Suprema de la Nación que padece Alzheimer.
-Saliste a hacer un toro en Perdidamente, ¿cómo fue la experiencia?
-Fue increíble. Perdidamente es una obra de teatro, una comedia escrita por María Asensio y José María Muscari y con un elenco muy lindo en el que está Mirta Wons, Emilia Mazer, Iliana Calabró, Anita Picchio y nada más ni nada menos que Leonor Benedetto. Un buen día me llama Muscari y me dice: “Esther, mañana te tenés que subir al escenario para reemplazar a Leonor”. Le digo: “Pero José, es imposible estudiar la letra de acá a mañana”. “No importa, leés el libro en el escenario”, me contestó. Y así hice, subí leyendo el libro en el escenario [risas]. ¡Una cosa de locos! Inmediatamente, estudié la letra en tres días y ahí quedé haciendo un rol que, si bien todas tienen mucha participación, de alguna manera es el protagónico porque todo gira en torno a ella. Hace dos meses que la estoy reemplazando, pero ya pronto vuelve.
-¿Con Muscari ya se conocían?
-Sí, con José vengo trabajando. Este es el cuarto espectáculo que hago. Lo admiro y lo quiero entrañablemente. Creo que el acierto que han tenido Mariela Asensio y José María Muscari es tocar un tema como el Alzheimer en clave de humor. Parece rarísimo y, sin embargo, es así. El público se ríe desde que empieza hasta que termina la obra y por supuesto, en determinado momento se conmueve. Es tan disfuncional la familia de esta jueza que es para reírse de principio a fin. Y no se banaliza el tema del Alzheimer. Es más, a la salida del teatro muchos nos dicen: ”Vengo porque mi padre o mi madre tiene Alzheimer y realmente el modo en que lo tocan ustedes es tal como es”.
-¿Cuántos años de carrera ya?
-42 años sin parar. Ahora la verdad es que no estamos haciendo cine ni televisión. Lo que nos queda es el teatro afortunadamente. Ahora, cuando termino esta obra, estreno otra de Mario Diament que se llama Interviú, que se hizo hace muchos años. La hizo Alicia Adler y ahora me toca hacerla a mí en el Picadilly con Mauro Francisco.
-¿Te sentís mimada?
-Siento que soy una privilegiada en poder vivir de la profesión que elegí y poder sostenerla en el tiempo. No solo es difícil encontrar un lugar, sino sostenerlo en el tiempo. Y por suerte lo logré porque agradezco mucho el tener siempre trabajo.
–Eva Perón es una película que te marcó y quedó para siempre en el recuerdo…
-Sí, y encima la pasan muchísimas veces. Es la película más emitida de la historia del cine nacional. Entonces la gente se me acerca y me dice: “Me la vi tres veces”. Si bien se hizo hace muchísimo tiempo, es como que se refresca todo el tiempo. Es uno de los personajes que más quise junto con el de Coco Chanel. En teatro, hice muchos personajes entre clásicos y no clásicos muy queridos y en televisión, amé hacer de Diana Liberman en La Leona; una tira que tenía un elenco impresionante: Miguel Ángel Solá (que hacía de mi esposo), Juan Gil Navarro, Peter Lanzani, Pablo Echarri, Nancy Dupláa, Hugo Arana, Lito Cruz y Susú Pecoraro.
-¿Te da nostalgia que hoy esas ficciones ya no estén?
-Me da dolor más que nostalgia. Me duele y me preocupa mucho. Esperemos que tengan lugar y se vuelvan a hacer.
-¿Cómo estás viendo el país?
-No muy bien. Lo veo bastante mal sinceramente. Creo que es un período particularmente doloroso.
-¿Le ves solución?
-No, no veo la luz muy cerca. Va a tener que pasar un tiempo. Hay muchísima dificultad para acceder a las cosas más elementales como la comida, los medicamentos, pagar los servicios. El costo de vida está muy alto. También nosotros en la cultura estamos sufriendo algunas cosas como la desfinanciación del Incaa y tantas otras cosas que no quiero ahora hacer el rosario de penurias, pero son bastantes los problemas que hay. El teatro y el escenario es ese lugar que nos queda, es nuestro reducto y por suerte, el público argentino es uno de los públicos más maravillosos del mundo porque, aunque no tenga dinero, siempre se va a guardar unos pesitos para venir a vernos.
-¿Cómo estás en lo personal? ¿Estás en pareja?
-No. Estuve de novia hace poco, pero ya no. Terminé el 31 de diciembre del año pasado. Salí un año y tres meses, y llegó el último día del año y dije: “Es hora de ponerle fin a esto. Es absurdo seguir cuando el amor y el entusiasmo tiene un fin.
-¿Dónde se habían conocido?
-Nos habíamos conocido a través de amigos que nos habían presentado, pero no funcionó.
-¿Y ahora? ¿Estás abierta al amor?
-Por supuesto que sí, a mí me gusta la vida en pareja. Yo pienso que los momentos más felices de mi vida han sido de a dos. No la convivencia, en eso soy más renuente.
-¿Sos enamoradiza?
-No, lamentablemente no.
-¿Y cómo te llevás con las aplicaciones de citas?
-Ahora no, pero estuve en un tiempo y me acuerdo de que me fue muy bien porque inclusive tengo dos amigos que me han quedado de aquella oportunidad. No había puesto mi nombre, había puesto simplemente Esther y una amiga mía me había prestado su foto [risas]. Inmediatamente, cuando hacía Match, contaba quién era.
-¿Y la gente te creía?
-Hubo uno que no, pero bueno… [risas]. Después salí con varios. Yo recomiendo las aplicaciones. Es un lugar de encuentro hoy por hoy. Es una oportunidad para conocer gente porque estamos todos en compartimentos estancos. En cualquier momento, me armo otro, así que estén atentos los señores que cualquiera que ande por ahí puedo ser yo…
-¿Con Alberto Rodríguez Saá nunca más volviste a hablar?
-Nunca más. He hablado alguna vez, pero no nos hemos frecuentado. Fue una historia de amor importante. Me fui a vivir a San Luis cinco años. Hermosa provincia.
-¿Y por qué se terminó esa relación?
-Creo que el ámbito era muy complejo. El ámbito del poder no suele ser sencillo. Estábamos muy enamorados, pero ese vínculo se terminó. Fue una relación donde fui muy feliz y me consta que él también. Nosotros fuimos uno de los primeros donde la política y la actuación se habían reunido.
-¿Para vos fue difícil ese mundo?
-Sí, para mí ese mundo es difícil, es complejo. El ámbito del poder no es sencillo, sobre todo para aquellos que decidimos no ser parte. A mí me convocaron muchísimas veces para ser senadora, para ser diputada. Después de hacer a Eva Perón algo sucedió con mi figura que me convocaban muchísimo, pero yo nunca acepté porque no creo estar capacitada para hacerlo.
-¿Es un tema pendiente para vos?
-No, no es un pendiente en absoluto si no hubiera aceptado cualquiera de las veces que me lo propusieron. Creo que los ámbitos del poder son para gente muy especial que sabe cómo manejarse dentro de eso. Es muy complicado, no es nada sencillo.
-¿Cómo la ves a Yuyito González?
-No la conozco. Te podría decir algo, pero no tengo la menor idea. Ella fue vedette y luego, yo la perdí de vista. Sé que trabajó, pero yo no la vi. Así que no podría decirte de ella mucho.