Uno de cada tres españoles, tanto niños como adultos, sufre alguno de los 80 trastornos del sueño, según la Sociedad Española del Sueño, siendo el insomnio el problema más común de todos ellos. Otras organizaciones, como la Sociedad Española de Neurología, aumentan hasta el 48% la cantidad de población que sufre dificultades para conciliar o mantener el sueño por las noches.
En la calidad del descanso nocturno influyen los hábitos del día, los horarios estables y regulares y también la alimentación. Una correcta nutrición “proporciona los ingredientes necesarios para sintetizar los diferentes neurotransmisores que intervienen en el sueño y vigilia”, aseguran desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Así, existen ciertos alimentos que, por su composicón, tienen una acción directa sobre el sueño, ya sea negativa o positiva. Entre estos últimos se encuentran los frutos secos.
Magnesio y triptófano, amigos del sueño
Desde la clínica QuirónSalud explican que hay variois nutrientes que pueden contribuir a una mejor calidad del sueño y, por tanto, es interesante consumirlos antes de irse a la cama. Entre ellos está el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina y la melatonina, dos elementos importantes para regular el ciclo del sueño-vigilia.
El magnesio también tiene un papel importante al final del día, pues ayuda a relajar los músculos y el sistema nervioso, lo que puede promover un sueño más profundo y reparador. Además, es clave en la absorción de la vitamina D, relacionada con la calidad del sueño y los niveles de melatonina.
En este sentido, los frutos secos pueden ser un gran complemento alimenticio para mejorar el sueño. Nueces, pistachos, avellanas y almendras son una fuente importante de magnesio, así como calcio, zinc y omega 3, todos ellos relaantes musculares y componentes necesarios s para la conversión de triptófano a serotonina y melatonina en el cerebro.
Nueces, el fruto seco principal
Entre todos los frutos secos, las nueces parecen los más efectivos para mejorar la calidad del sueño. Este fruto seco, además de ser una fuente importante de vitaminas del grupo B, destaca por su riqueza en minerales esenciales como hierro, zinc, potasio, selenio, fósforo y magnesio. Estos nutrientes convierten a las nueces en un alimento de alto valor para quienes buscan mejorar su dieta y mantener un equilibrio saludable en su organismo.
Además de sus efectos en el descanso, estos frutos secos son una fuente rica en ácidos grasos omega-3, particularmente el ácido alfa-linolénico (ALA), un componente esencial que contribuye a la reducción del colesterol LDL, conocido como el colesterol “malo”, y al aumento del colesterol HDL, considerado el “bueno”.
Los beneficios de los ácidos grasos omega-3 no se limitan al corazón: también desempeñan un papel crucial en la salud cerebral. El omega-3 es un componente esencial de las membranas celulares del cerebro y están directamente relacionados con la transmisión de señales neuronales y la plasticidad sináptica, que es la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender. Un estudio publicado en la Journal of Nutrition, Health & Aging, realizado por el State Institute For Basic Research de Nueva York, reveló que el consumo regular de nueces está asociado con un mejor rendimiento en pruebas cognitivas en adultos mayores, lo que subraya su potencial para apoyar la función cerebral a lo largo del tiempo.