RÍO DE JANEIRO.- Hace casi un cuarto de siglo, del suelo brasileño extrajeron ilegalmente una gigantesca esmeralda deforme que fue sacada del país de contrabando y llevaba en barco a Estados Unidos, donde desde entonces ha sido objeto de intrigas, obsesiones y disputas legales.
A lo largo del tiempo, muchos aseguraron ser los dueños de la Esmeralda Bahía, considerada la más grande del mundo, un pedrusco de 360 kilos cuyo valor asciende a unos 1000 millones de dólares. Y las batallas legales han durado tanto y han involucrado a tantos litigantes (incluida, en última instancia, la República Federativa del Brasil) que la gente ha empezado a decir que la piedra está maldita.
Durante más de 15 años, mientras se alargaban las causas penales y civiles en dos continentes y un periodista tras otro se hacía cargo de la historia, la esmeralda permaneció guardada en el Departamento del Sheriff de la ciudad de Los Ángeles.
Pero ahora, de pronto, la esmeralda brasileña finalmente parece lista para salir de su cárcel y volver a casa.
El jueves, un juez de distrito de Estados Unidos, Reggie B. Walton, dio vía libre a la solicitud de los gobiernos norteamericano y brasileño para que avance la restitución de la esmeralda a su país natal, desestimando los reclamos de un consorcio de especuladores norteamericanos de gemas que afirmaban ser sus legítimos propietarios.
“Estamos muy contentos con la decisión”, dijo Boni de Moraes Soares, un fiscal federal a cargo de la oficina de litigios internacionales de Brasil. “Estamos más cerca que nunca de devolverle la Esmeralda Bahía al pueblo brasileño”.
Kit Morrison, un empresario de Idaho que afirmaba ser el legítimo dueño de la gema y había pedido a las autoridades de Estados Unidos que se abstuvieran de devolverla a Brasil, dice que acepta la decisión del tribunal.
“No tengo ningún sentimiento de derrota o pérdida”, dice Morrison. “Los inversores y empresarios hacemos todo lo que podemos para proteger, preservar y mejorar nuestra inversión y nuestras oportunidades. Sin embargo, siempre hay cosas sobre las que no se tienen control.”
Morrison no respondió si tiene intenciones de apelar la decisión del juez Walton.
Disputa
Gran parte del causa giró en torno a la afirmación de Brasil de que la esmeralda había sido sacada ilegalmente del país, y menciona un par de condenas penales en Brasil contra dos buscadores de gemas brasileños a quienes se acusó de obtener ilegalmente la esmeralda en 2001 y luego falsificar documentos aduaneros para llevarla a Estados Unidos.
Ya en Estados Unidos, alrededor de la gema empezaron a gravitar toda una serie de buscadores de fortuna y especuladores de piedras preciosas. Uno de los pocos que realmente puso dinero para quedarse con ella fue Morrison, que pagó 1,3 millones de dólares por una participación en la venta. Después de una larga disputa legal, en 2015 un tribunal estatal de California declaró que Morrison y su consorcio la habían comprado “de buena fe”.
🚨VEJA: Uma esmeralda de quase 400 kg, avaliada em R$ 6 bilhões e encontrada na Bahia, deverá ser devolvida ao Brasil após decisão da Justiça dos Estados Unidos. pic.twitter.com/DGZxZ4Tucc
— CHOQUEI (@choquei) November 22, 2024
Pero Brasil la quería de vuelta, dijo que la esmeralda era un tesoro nacional cuyo destino era un museo, y un tribunal brasileño emitió una orden de incautación.
El gobierno brasileño pidió a su contraparte norteamericana que interviniera en virtud del Tratado de Asistencia Legal Mutua, un acuerdo diplomático que obliga a los signatarios a colaborar en la transferencia de pruebas y evidencias en causas penales.
El consorcio norteamericano de especuladores de piedras preciosas intentó ganar tiempo, con el argumento de que necesitaban tiempo para llegar a un acuerdo con el gobierno brasileño.
El jueves, sin embargo, el juez Watson dictaminó que el tiempo se acabó. “Este tribunal ha concluido que los argumentos de los terceros intervinientes son insuficientes para prohibir la devolución de la esmeralda a Brasil”, escribió Watson en su resolución. “Por lo tanto, debe hacerse cumplir la Sentencia de Incautación de la Esmeralda Bahía de los tribunales de Brasil”.
Terrence McCoy
Traducción de Jaime Arrambide