(Enviado especial a Río de Janeiro, Brasil) En apenas 60 segundos, Lula da Silva exhibió su distancia personal e ideológica con Javier Milei: le dio un saludo formal, se sacó la foto oficial y le indicó hacia adonde debía caminar para participar del primer debate de la cumbre del G20 que se desarrolla en Brasil. El presidente argentino mantuvo la misma postura que su par brasileño y siguió las reglas protocolares. Al final, sucedió lo que se esperaba: frío y tensión entre dos presidentes que no tienen nada que los una.
El presidente Milei arribó al Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro a las 10.45, acompañado por su hermana y secretaria General de la Presidencia de la Nación Argentina, Karina Milei.
Puntualmente, Milei no comparte la perspectiva ideológica de Lula respecto al cambio climático, la agenda de Desarrollo Sustentable y la posibilidad de cobrar un impuesto del 2 por ciento a los denominados “super ricos”, pero instruyó que se agoten todas las instancias con los negociadores del G20 antes de anunciar que Argentina no firmará el comunicado final.
De igual modo, el presidente argentino repudia la invasión rusa a Ucrania y considera que el G20 debe hacer una condena manifiesta a la última ofensiva que ejecutó Vladimir Putin. Pero en los borradores que ayer presentó Lula, este reclamo no alcanza la medida exacta que exige Milei.
Lula comparte con Irán la pertenencia a los BRICS, y ha demostrado su apoyo sin atenuantes a Palestina cuando no es un secreto de Estado que sirve de refugio a Hamas y otras organizaciones terroristas que consumaron en territorio israelí la masacre del 7 de octubre de 2023.
Desde esta perspectiva, Milei no firmará el comunicado final del G20 si no hay una cuestionamiento explícito al accionar de Hamas y otros proxies que responden a las órdenes directas de Irán.
En la madrugada de hoy, la Cancillería de Brasil presentó al G7 -Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido y Japón – una propuesta superadora respecto a la guerra en Ucrania y la crisis en Medio Oriente. Pero Milei aguardará su turno para contestar formalmente a los organizadores del G20 que sesiona en Rio de Janeiro.
“El presidente tiene sus líneas rojas y quiere que se las respeten. Eso no significa que viene a romper el G20: significa que quiere acordar sin transigir su mirada del mundo. Es lo que estamos pidiendo, y es lo que estamos negociando con los sherpas del G20, al margen de la información falsa que el gobierno de Lula esta filtrando a los medios locales”, explicó a Infobae un integrante del gobierno.
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