Hasta el fin del mundo (The Dead Don’t Hurt, Estados Unidos / Canadá / México / Reino Unido; 2023). Guion y dirección: Viggo Mortensen. Fotografía: Marcel Zyskind. Edición: Peder Pedersen. Música: Viggo Mortensen. Elenco: Vicky Krieps, Viggo Mortensen, Solly McLeod, Garret Dillahunt, Danny Huston, Rafel Plana. Calificación: solo apto para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: Impacto Cine. Duración: 129 minutos. Nuestra opinión: excelente.

El recorrido del western en el cine ha surcado todo el siglo XX y lo que va del XXI para evocar, primero la mitología de la frontera, la fundación del nuevo estado-nación y la batalla con el “indio”, y luego la deconstrucción de aquella iconografía fundada en el relato de los ganadores y la glorificación de las masacres. Ida y vuelta por un mismo territorio de esperanza para los colonos, de sangre y muerte para los nativos, ambos sedimentos de un posible pasado imaginado. Esa intrínseca controversia lo hizo objeto de sistemáticos malentendidos: aquellos que aseveraron que todo el western clásico era colonialista y mera fábula de blancos buenos e indios malos sin atender a la complejidad del cine de John Ford, a los contraluces de los héroes de Anthony Mann, a las tensiones subterráneas en esa frontera austera delineada por Budd Boetticher. Había que mirar con mayor atención.

Eso es lo que pretende este nuevo acercamiento de Viggo Mortensen a un género que parecía anclarse en la nostalgia de ese clasicismo o enarbolar un discurso culposo de revisión, a menudo atado a los mismos arquetipos que decía derribar. La verdadera astucia de la estrella de El señor de los anillos consiste en transitar aquel territorio de gestación de sus tópicos y su difundido imaginario atendiendo a lo no visto, y haciendo consciente esa dimensión de fábula que a menudo se confundió con la Historia. Por ello, la primera imagen es determinante: un caballero con armadura acude al rescate de una niña perdida en el bosque. La imagen no es del oeste americano sino de la Europa medieval, de los tiempos de Juana de Arco, y pertenece a la imaginación de la joven Vivienne Le Coudy (Vicky Krieps), aventurera de origen francés que ha perdido a su padre en otra guerra fronteriza, como aquella que luego la tendrá de protagonista en el Nuevo Mundo.

En los años de la Guerra de Secesión, Vivienne cruza su camino con Holger Olsen (Viggo Mortensen), otro inmigrante, pero danés, que ha establecido su morada en la prometedora región de Nevada. El pueblo más cercano es Elk Flats, gobernado por los intereses prebendarios del ranchero Alfred Jeffries (Garret Dillahunt) y el alcalde Schiller (Danny Huston), moneda y ley de una patria nacida injusta. En esa armonía precaria de intereses, la presencia díscola de Weston Jeffries (Solly McLeod), hijo violento y protegido del hacendado, es el síntoma impiadoso de esa desigualdad. Serán la guerra y los deberes de esa nación el marco estrecho para la vida de Olsen y Vivianne, habitantes de una tierra prometida que no tarda en alumbrar su propia desilusión.

Hasta el fin del mundo, uno de los estrenos de este jueves 9 de enero

La potencia de la mirada de Mortensen radica en un recorrido original y a contrapelo de las representaciones reduccionistas, singular al utilizar la fragmentación temporal del relato a su favor: dos líneas se conjugan, pasado y presente encuentran su unión. Y el amor nunca es el sedimento de la permanencia si no, justamente, en el ávido espíritu de Vivienne, el camino para la autodeterminación. Ni la moral, ni la justicia, ni siquiera la noción de patria y frontera adquieren aquí un estatuto estable: todo está en permanente discusión. Y no a través de un derrotero pueril de discursos culposos, sino a través de imágenes de fuerza y vigor, de personajes que hacen suya la historia, de un ambiente que es también luz y misterio.

En las persistentes discusiones sobre el western -si es que se lo puede subvertir de otra forma que no sea en el desprecio por su origen popular-, Mortensen asimila su legado contradictorio, sus villanos vestidos de negro, el pueblo fronterizo, las cabalgatas contra el horizonte, la mujer sola que espera. Pero junto a ellos, casi como imprimiendo a la letra de aquellas fábulas las aristas de los personajes de William Faulkner, una violencia profunda y arraigada como la de Los imperdonables de Clint Eastwood y un sentido musical que evoca el espíritu bressoniano -de hecho el caballero del comienzo recuerda a Lancelot du Lac, obra madura de Robert Bresson-, Hasta el fin del mundo confirma la vigencia del género en el presente, su impacto en conceptos modernos como la justicia o la ética personal, para sembrar de nuevo esa tierra de vida y verdad.

Viggo Mortensen dirige y protagoniza Hasta el fin del mundo

Y pese a que Mortensen encarna con rigor al taciturno Olson, es Vicky Krieps quien reclama el centro de la película, demostrando una vez más su excepcional talento. Su Vivienne es una mujer atípica para el western, con destellos de la entereza de las divas de los westerns crepusculares de Nicholas Ray y Samuel Fuller, como Joan Crawford o Barbara Stanwyck, pero con un halo persistente de ternura, de inocencia trágica, de rebeldía incólume ante esa guerra que no se libra en el campo de batalla sino en el día a día de la resistencia, en el desafío de vivir y prevalecer.