Adrián Narváez tiene 43 años y es oriundo de Mendoza. El 20 de diciembre 2024, participó del Certamen Literario Vendimia 2024, organizado por el gobierno de la provincia cuyana, y ganó un premio en la categoría “juvenil” con su libro de cuentos llamado Mañana tal vez no sea.
Su amplio recorrido por el terreno literario lo llevó a ganar una valiosa distinción que disfruta junto a Delia Lúquez, su esposa, de 88 años, con quien se casó hace 20 años y hoy en día disfruta de estar a su lado.
La diferencia de edad nunca fue un tema de conversación. Lúquez, artista plástica, es parte de su obra literaria: la mayoría de los libros de Narváez están ilustrados por ella. Se conocieron “a través del arte”, reveló el bibliotecario en una entrevista con el medio Los Andes.
Por ese entonces, él tenía 16 y ella, 61. “Yo fui a una muestra de ella, me acerqué y me habló de lo que pintaba. Yo era un adolescente y tenía un montón de poemas escritos y cuentos escritos. Me acuerdo de que le mostré unos cuentos y ella me mostró su obra pictórica. Sé que ahí nació el amor”, explicó el protagonista de esta historia sobre su “media naranja” quien, desde 1969, es profesora de dibujo y pintura y expone sus cuadros en muestras de arte.
Narváez, bibliotecario en la escuela secundaria Profesor Mario Anselmo Sánchez en la localidad mendocina de Medrano, comenzó un idilio a través de una mirada, de la admiración por Delia, quien aceptó entablar una comunicación cada vez más fluida. En una época donde las redes sociales no eran ni siquiera el bosquejo de un proyecto a futuro, el intercambio entre los dos fue a través de cartas. Una por semana. Según el poeta, esas hojas, escritas de puño y letra, aún están guardadas.
En enero de 1998, ambos formalizaron la relación. “Todo empezó de a poco, pero cuando fui más grande, sucedió todo por los carriles normales”, expresó Nárvaez, quien encontró en Delia una persona con la que compartía pensamientos e ideas. Por su parte, la artista plástica, antes de conocer Adrián, tuvo una pareja con la que convivió siete años y decidió terminar su romance al enterarse de que tenía una vida paralela.
En secreto, y a cuentagotas, la pareja empezó a mostrarse en público. Existía, dentro de ellos, un cierto prejuicio del qué dirán. “Nosotros, en principio, lo mantuvimos en secreto. No sabíamos cómo iba a reaccionar nuestro círculo íntimo. Y, la verdad, en mi casa no me dijeron nada. A lo sumo mi mamá se mostró celosa, lo normal. Todo fue normal por ese lado”, aclaró el hombre.
A su vez, Adrián y Delia eran miembros activos de una organización religiosa, los testigos de Jehová, que, dentro de sus estrictas normas, no les permitía tener relaciones sexuales antes de que contraigan matrimonio.
El 18 de marzo de 2005, la pareja, finalmente, contrajo matrimonio y se liberaron de las ataduras religiosas. Él tenía 24 y ella, 69. Aquel día quedó grabado en la cabeza de Adrián y Delia por sellar el pacto de amor. “El otro día me preguntó ella si yo estaba arrepentido de mi decisión, y le dije que no lo estoy y que jamás lo voy a estar”, retrató Nárvaez sobre esta historia de amor, que unió sus destinos y potenció sus facetas artísticas. Delia es la única novia que tuvo.
Mañana tal vez no sea, es un libro compuesto por ocho cuentos concebidos desde la fantasía. Nárvaez, desde su prosa, conmovió al jurado compuesto por Laura Martín Osorio, Eugenia Román y Juan Manuel Montes, quienes dieron el visto bueno para otorgarle su galardón en la categoría juvenil y así sumar un premio a su destacada labor en el mundo literario.