Desde comienzos de los años ochenta que María da Graca Meneghel, conocida popularmente como Xuxa, se había convertido en la referente de los programas infantiles en Brasil. Con una fórmula que combinaba música, juegos, dibujos animados y una colorida escenografía, la ecuación fue emulada en varios países de la región, con y sin permiso de O’Globo, la cadena que diariamente emitía por la mañana Xou da Xuxa.

El show presentado por Xuxa, había tenido su antecedente en Clube da Crianca, de la hoy desaparecida Rede Manchete, donde se sentaron las bases de lo que sería luego un verdadero fenómeno que trascendió las fronteras de su país, apoyado, principalmente, en el carisma y espontaneidad de la rubia. Y en esa expansión, rápidamente, productores avezados y con una mirada en el negocio, supieron que una versión en castellano del programa funcionaría tanto o más que la que ya estaba saliendo en Brasil.

El productor Eduardo Metzger junto a Victor Tobi, fueron los responsables de traer el formato al país, tras largas y arduas negociaciones, en las que no sólo se jugaban las características del programa, sino, principalmente, en mantener la calidad y características con las que diariamente Xuxa llegaba a los niños y niñas de Brasil.

“Observaba a Xuxa en su show de Brasil desde mucho tiempo antes, y como interventor de Canal 13, traté de conseguir material del programa, sobre todo las canciones, que aunque estaban compuestas en portugués, me parecía que valían de todas maneras. Pero no logré”, recuerda Metzger, en diálogo con LA NACIÓN. “Después, cuando dejé el canal y asociado con Víctor, le pedí a uno de los directivos del Canal 9 de Paraguay el contacto de Xuxa. Y me dieron el contacto de Marlene Mattos, que era su manager y productora. Conversamos con ella, para ver si podíamos traerla a la Argentina, si no era para hacer el programa, al menos para alguna presentación”.

“Empezamos las conversaciones, hicimos como 6 o 7 viajes a Río de Janeiro, pero nunca llegamos a ver a Xuxa. Mientras tanto, hablando con Carlos Montero, de Telefe, coincidimos en la idea de traerla. Pero la última vez que fui a Rio, esperamos, y a la hora me cansé y le dije a Víctor: ‘Me vuelvo a Buenos Aires, porque ya es la séptima vez que venimos acá y no logramos nada’. Justamente cuando salgo del estudio, me encuentro con Marlene, que entraba, y me saluda. Tenía unos papeles en la mano, como un calendario, y me dice: ‘¿No ven que estamos llenas de trabajo y de cosas que no nos podemos mover de acá?’”, cuenta Metzger. Sin embargo, él notó que había tres días libres en esa misma semana, y decidió negociar con Mattos para hacer realidad el viaje de Xuxa a Buenos Aires cuanto antes. Lo consiguió, sin saber que estaba a punto de nacer un romance entre Xuxa y el público argentino que, tres décadas después, permanece inalterable.

El inicio de un fenómeno

La primera emisión de El show de Xuxa, fue el 6 de junio de 1991 a las 17, por la pantalla de Telefe. En esa señal estaría dos años, y luego haría un año más en Canal 13. En ese momento, los ciclos líderes de la audiencia infantil eran La Ola está de Fiesta, con Flavia Palmiero, y La isla de los Wittys, con Alejandra Gavilanes. El programa repetía la estructura de Xou da Xuxa, las canciones y la escenografía, en donde destacaba, claro, la nave espacial de la que la conductora bajaba y cantaba, en cada emisión, “Dulce miel”, convertido en el himno del show. La logística de las grabaciones era impecable e implacable: Xuxa llegaba al país cada 15 días y grababa los programas correspondientes a las siguientes semanas sin parar. Esos programas se emitirían luego en toda América, quienes recibían con beneplácito los tapes y los saludos que Xuxa mencionaba en cada uno de ellos.

En su libro de memorias publicado en 2020 por Globo Livros, Xuxa le dedicaba un capítulo especial a nuestro país: “Argentina es un caso serio en mi vida. Desde pequeña que yo decía que quería haber nacido del ‘otro lado’, porque Santa Rosa es casi frontera con Argentina. Con cuatro o cinco años íbamos a hacer la compra a Argentina con mi mamá. Quería ser argentina. (…) Fui llamada para hacer el programa en México. Después fui invitada para Argentina, y pensé que primero tenía que hacerlo en Argentina y luego ver en México si funcionaba. Y fui. Pero nunca imaginé que sería esto. Me apasioné por los argentinos y ellos se apasionaron por mí. Esa rivalidad entre Brasil y Argentina nunca la sentí. Fue una pasión absoluta, avasalladora. Me aceptaron como soy, de una manera muy verdadera. No me quería ir de ahí”.

El show de Xuxa fue para mí una cosa excepcional, porque trajimos una producción ya muy armada a la Argentina. Xuxa era una gran profesional, una mujer que cuidaba mucho el producto, cuidaba a los chicos que iban al estudio… Ella llegaba los viernes y grabábamos el sábado y el domingo, a veces el mismo viernes, para dos semanas, grabábamos diez programas en dos jornadas prácticamente. Marlene era muy complicada, era buena profesional, pero era un poco caprichosa; creo que tenía sus dudas, sus miedos sobre quien podía alterar su relación profesional con Xuxa. Así que Víctor fue el que se ocupó más de la relación con ella y yo me ocupaba más de la tarea, digamos, de la producción del programa”, explica Metzger.

Al país, la conductora venía con el mismo equipo técnico que utilizaba en O’Globo, Mattos, y un grupo de Paquitas, las asistentes que ella tenía en el piso y que bailaban y ordenaban el espacio y la convivencia con los niños. En ese grupo de Paquitas estaba Ana Paula Guimaraes, conocida como Catú, que regresaba al lado de Xuxa luego de un tiempo y fue convocada como parte de la comitiva que llegaba a Argentina. Guimaraes hoy en día es directora de televisión, con una vasta experiencia, que, la ha llevado, junto a Tatiana Maranhao, a impulsar la miniserie documental de Globoplay Para Sempre Paquitas, un verdadero fenómeno en Brasil.

“Lo que puedo decir del documental es que fue una gran vuelta a ese momento, con muchos recuerdos lindos, principalmente de mi retorno al grupo de las Paquitas en la Argentina. Fue todo muy mágico, y el documental ha traído algunos momentos también no tan grandiosos que hoy conseguimos resignificar. Conocimos personas maravillosas, sitios increíbles y lo que me queda es una sensación de mucho amor”, cuenta Guimaraes a LA NACIÓN.

“Fue una época de mucha alegría, mucha pureza y magia, entonces tengo mucho que agradecer por todo lo que he vivido y todo lo que estoy viviendo y reviviendo ahora. Estoy muy contenta con el resultado, que también me he permitido mirar hacia atrás y ver un legado, una historia linda que construimos junto a Xuxa y junto a los seguidores y bajitos que disfrutaban de ese momento de alegría que llevábamos a la pantalla y a los estadios”, sigue.

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“Haber grabado el documental de Paquitas, fue algo hermoso alucinante y sanador a la vez porque nunca pudimos hablar lo que sucedía realmente detrás de la nave. Ser Paquita era una responsabilidad muy grande, porque no era solamente estar detrás de Xuxa y bailar y nada más, era un trabajo muy duro. Y así lo contamos para poder sanar, exponer también la parte fea que vivimos nosotras siendo tan chicas”, cuenta Karina Rivero a LA NACIÓN, quien junto a Julieta Cardinali fue parte de las Paquitas Argentinas, al igual que Natalia Oreiro, quien representaba a Uruguay.

Xuxa junto a Julieta Cardinali

“Nunca me imaginé que iba a repercutir tanto este documental y realmente me siento muy feliz de poder haber sido parte, poder volver a ver a mis compañeras después de 30 años, fue como revivir todos esos momentos de los años 90 de lo que generó Xuxa en nuestro país. En ese momento, cuando estábamos trabajando, nunca me imaginé que Marlene iba a entrar al camarín y enojada, señalándome con el dedo, me iba a decir queda suspendida por 15 días porque estás excedida de peso. Yo no entendía nada, si bien ya lo venía escuchando de mis otras compañeras, nunca me imaginé que me iba a suceder sinceramente”, suma Rivero. “Ese día llegué a mi casa a las 8:30 de la noche, o sea, no continúe grabando porque Mattos no me dejó y lo único que hice fue irme a la habitación y llorar, llorar muchísimo. Al día siguiente me dediqué a buscar un lugar para que me ayudaran a adelgazar, con tan solo 14 años”.

El sueño de un “último” show

Si bien hace más de 30 años que finalizó El Show de Xuxa, el 2024 será recordado como uno de los años más importantes para la nueva etapa de la rubia conductora. En los primeros meses del año, estuvo por varias semanas arriba de un crucero especialmente acondicionado para ella donde brindó una serie de especiales que sirvieron para que volvieran sus ganas de subirse a los escenarios.

Sin un lugar aún definido, Xuxa contó en una entrevista que el cierre de la gira con la que se despedirá de su icónica nave espacial será en la Argentina, y ya adelantó algo del show en Rock in Río, el mega concierto donde ofreció algunas canciones. El relanzamiento de su muñeca Xuxa, la misma que salió en los años ochenta y que también llegó a venderse en nuestro país, agotó en 24 horas las 1500 unidades para coleccionistas, con cajas numeradas, por lo que la empresa Estrela planea, en breve, producir una tirada mayor de la edición especial para satisfacer a los fanáticos. Además, Xuxa fue parte recientemente de la película Un hada vino a verme, en donde jugó con los looks y artistas de la década que la vio nacer, a la par que presentó el disco Raridades X, donde recupera algunas canciones excluidas de trabajos anteriores.

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Si bien el año pasado GloboPlay presentó la serie documental Xuxa, en donde la estrella recorre su historia, este año Pra sempre Paquitas sumó mucha nostalgia entre sus fans. Si en su propio documental el plato fuerte era el recorrido por su carrera (incluyendo su paso Argentina) y el reencuentro con Mattos luego de años de distancia, la historia de las jóvenes que la acompañaron en su propio documental, con denuncias de maltratos por parte de Mattos incluida, se ha vuelto un fenómeno.

“‘Que Xou da Xuxa e esse’, la frase que se ha viralizado, la encontró Ana Carolina Olivera, y se produjo en un show en vivo con el que se conmemoró los años del programa en Brasil. Ahí estaba esta niña que manifestó su tristeza por no conseguir entrar, y supimos de inmediato que iba a transformarse en un meme que terminó convirtiéndose en una gran promoción para el documental”, dice Guimaraes. Esa niña enojada, Patricia Veloso Martins, hoy ya convertida en una mujer adulta, finalmente pudo ver a Xuxa en el show de Rock in Río y tuvo su encuentro personal con la conductora, quien le brindó un cálido abrazo a modo de disculpa.

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Habrá que esperar hasta 2025 para que, una vez más, el huracán brasileño despliegue su amor por la Argentina en ese prometido y ansiado vuelo de la nave insignia que, cada tarde, traía a la “reina de los bajitos”.