Persépolis, la icónica capital del Imperio Persa, destruida por el fuego durante la conquista de Alejandro Magno. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las ruinas históricas son testigos tangibles de las civilizaciones pasadas, y su conservación y promoción como destinos turísticos ofrecen una oportunidad única para que las personas se conecten con la historia y la cultura de diferentes épocas.

Estos sitios permiten a los visitantes comprender cómo vivían las sociedades antiguas, sus avances arquitectónicos, sus tradiciones y sus valores. Cada ruina cuenta una historia que enriquece nuestro entendimiento del desarrollo humano, estableciendo un puente entre el pasado y el presente.

Entre las ruinas más emblemáticas de la denominada Edad Antigua se encuentra la ciudad de Persépolis ubicada en Irán, la cuál envuelve una larga historia trágica de destrucción, venganza, locura y embriaguez que quedó plasmada en crónicas y en distintos tipos de arte a lo largo de la historia.

¿Qué era Persépolis?

Actualmente se encuentran en Irán las ruinas de las que en algún momento fue la capital del imperio Persa. (Wikimedia/Diego Delso)

Persépolis fue la capital ceremonial del Imperio Persa, fundada por Darío I el Grande alrededor del año 518 a.C. Su construcción se extendió durante varias décadas y fue concebida como un símbolo de la grandeza y el poder persa, destacándose por su impresionante arquitectura y su rica ornamentación según menciona la Enciclopedia Mundial de Historia.

Además de ser la capital administrativa de los persas durante la época aqueménida, Persépolis también era un importante centro religioso donde se celebraban importantes festividades, como el Noruz en grandes palacios, como la Apadana.

Sin embargo, a pesar de ser considerada una de las ciudades más importantes y bellas del mundo antiguo y contar con la protección del imperio persa aqueménida, Persépolis sucumbió ante las tropas de Alejando Magno en el año 330 a.C., quién además decidió destruir la metrópoli violentamente poco después de conquistarla.

La caída de la capital

El pintor francés Georges-Antoine Rochegrosse retrató en óleo su interpretación del incendio de Persépolis . (Wikimedia/Dominio Público)

De acuerdo con información de la revista National Geographic, Alejandro Magno marcó un punto de inflexión en su campaña militar al entrar en Persépolis, ya que a diferencia de lo ocurrido en otras ciudades conquistadas como Babilonia o Susa, el líder macedonio permitió que sus tropas saquearon la ciudad con extrema violencia, un hecho que subrayó la brutalidad de su avance y que derivó en suicidios masivos en la capital persa.

Entre las razones de este repentino cambio en la forma de conquista, algunos historiadores teorizaron que permitir el saqueo fue una forma de agradecer a sus soldados por su victoria, ya que la invasión de la metrópoli costó un gran número de bajas en su ejército.

Pero la agonía de la ciudad no terminó con el saqueo, pues poco después de la conquista, Alejandro Magno tomó la polémica decisión de incendiar Persépolis, una medida bastante atípica considerando que el macedonio se caracterizaba por aprovechar las tierras conquistadas.

La noche que ardió Persépolis

Persépolis, la icónica capital del Imperio Persa, destruida por el fuego durante la conquista de Alejandro Magno. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Según una tradición recogida por historiadores como Plutarco y Diodoro Sículo la destrucción de los palacios de Persépolis fue una decisión impulsiva e irreflexiva. Una noche, después de realizar un solemne sacrificio en honor de Zeus, Alejandro y sus generales celebraron un banquete en el palacio de Jerjes.

En medio de la celebración, cuando el vino ya había nublado la mente de muchos comensales, una joven de nombre Tais, propuso incendiar los palacios para de esta forma vengar a los griegos por una acción similar perpetrada por Jerjes en Atenas ciento cincuenta años antes.

Las crónicas de Diodoro Sículo mencionan que el mismo Alejandro apoyó la idea de la joven a pesar de que algunos integrantes de su estado mayor como Parmenión, su viejo general, no estuvieron de acuerdo.

Fue así que soldados macedonios recorrieron el palacio y la ciudad incendiando todo a su paso, lo que provocó el derrumbe de los edificios más emblemáticos de la urbe y que la capital persa quedará reducida a escombros.

Aunque distintos relatos mencionan que el conquistador se arrepintió del acto tiempo después, la destrucción de Persépolis jugó un papel importante en ganarse la lealtad del pueblo griego.