Gratuito, asistencia, libertad para elegir y para irse. Así definió Chris Shahinian, el director internacional de TUMO, las bases de este programa que se implementará en la ciudad este año. Creado en Armenia, el plan por el que en ese país ya pasaron más de 80.000 estudiantes, está dirigido a adolescentes de 12 a 18 años.

En busca de crear espacios innovadores y creativos en un sistema que resulta rígido para los jóvenes, el programa se basa en que los estudiantes elijan su propio camino y las habilidades que desean desarrollar. “Tenemos una filosofía que hemos denominado: “pedagogía de irse”. En términos simple pensamos: ¿cómo necesitaría cambiar la educación si los niños pudieran irse cuando quisieran? Eso suena bien, pero debe suceder mientras logran resultados de aprendizaje significativos u óptimos. Y hemos encontrado que son elementos claves respetar al estudiantes y permitirle hacerse cargo de su propio aprendizaje”, explica Shahinian, licenciado en Comercio con especialización en Contabilidad (Macquarie University) en diálogo con LA NACIÓN durante su visita al país.

No cuentan con ningún requisito para ingresar, no hay límite de tiempo para asistir, el objetivo es democratizar la educación y que cada estudiante elija, entre las 14 áreas de habilidades (robótica, programación, música, animación, cine, diseño gráfico, modelado 3D y desarrollo de videojuegos, entre otras) que ofrecen, lo que disfrutan aprender y a su propio ritmo. “El software que hemos creado se adapta a la elección del estudiante, su desarrollo, su preferencia, y su velocidad. Esa es una forma de democratizar la educación porque no queremos que nuestros estudiantes compitan con otros, sino que queremos que compitan contra ellos mismos, que saquen su mayor potencial”, apunta.

A partir de este año funcionará en el Centro Metropolitano de Diseño (CDM), ubicado en Barracas, el primer centro TUMO de América Latina. La inscripción es abierta a todos los alumnos que demuestren interés, pero la asignación de vacantes, según informó el gobierno porteño, priorizará a los alumnos de escuelas públicas, mujeres y chicos integrantes de familias de bajos recursos. Contará con dos sedes adicionales en el centro y en la zona norte porteña.

–¿Cómo describiría TUMO?

–La historia de TUMO empezó en 2009. Nuestro primer centro se lanzó en Ereván [Capital de Armenia] en 2011, es nuestro centro más grande. Tenemos 15.000 adolescentes que asisten semanalmente. Después del colapso de la Unión Soviética en Armenia, que es muy relevante, sentíamos que había un vacío en la educación, falta de creatividad y de innovación. Sentíamos que el sistema tradicional de educación todavía era demasiado rígido en términos de cómo operaba. Nuestros cofundadores se habían mudado con sus familias desde Estados Unidos y querían crear algo, no solo para sus hijos, sino para todos los chicos en Armenia. Tenían experiencias previas con algunos proyectos. Y así es como empezó todo. La construcción terminó en 2011, ofrecemos 14 áreas de habilidades en la intersección de tecnología y diseño. Los puntos claves son que es un programa después del colegio para adolescentes de 12 a 18 años y gratuito. El acceso igualitario y la integración social son las bases de lo que hacemos ya sea en Armenia, en Buenos Aires, en Los Ángeles, en Ámsterdam o en Tokio. Eso es una cosa en la que somos muy firmes y es nuestra base porque creemos en crear experiencias de aprendizaje que cambian la vida a gran escala para la juventud del mundo.

–Teniendo en cuenta que la Argentina es un país con altas tasas de deserción y este programa es voluntario, ¿cómo lo adaptaría aquí para lograr conectar con los adolescentes?

–Es similar en muchos países. Creemos que hemos encontrado el secreto, pero todavía estamos aprendiendo. No tenemos todas las respuestas. Solemos decir que los niños odian estudiar, pero aman aprender y hemos encontrado que eso suele ser verdad. Tenemos una filosofía que hemos denominado: “pedagogía de irse”. En términos simples pensamos: ¿cómo necesitaría cambiar la educación si los niños pudieran irse cuando quisieran?. Eso suena bien, pero debe suceder mientras logran resultados de aprendizaje significativos u óptimos. Y hemos encontrado que son elementos claves respetar al estudiantes y permitirle hacerse cargo de su propio aprendizaje.

–¿Cuál es el diferencial del programa?

–Tenemos un número de principios fundamentales detrás de esa pedagogía. Los dos más importantes son: elección e hiperpersonalización. Queremos brindarles suficiente variedad de opciones a nuestros estudiantes para que puedan elegir lo que disfrutan aprender, lo que aman, aquello por lo que sienten pasión. Por eso, ofrecemos las 14 áreas de habilidades, y al principio, como parte de su proceso de inducción, pueden probarlas para descubrir qué les gusta y qué no. Pero al final ellos eligen. Nosotros no elegimos, sus padres tampoco, es su elección y deben asumir la responsabilidad de su elección. Eligen lo que quieren aprender y eligen su propio camino. Lo que me lleva al segundo elemento sobre la hiperpersonalización. Está basado en un software que hemos creado. El camino se llama TUMO, y nosotros construimos la mayoría de los contenidos, también encontramos buen contenido que ya existía, es de código abierto. Pero el software y el camino se adaptan a la elección del estudiante, a su desarrollo, a su preferencia, y a su velocidad. Se adapta continuamente, se construyó de tal manera que el algoritmo permite que algunos estudiantes vayan más lento. No los “castiga” por no avanzar tan rápido como otros estudiantes. Esa es una forma de democratizar la educación porque no queremos que nuestros estudiantes compitan con otros, sino que queremos que compitan contra ellos mismos, que saquen su mayor potencial. Intencionalmente no queremos que sientan que están atrasados y no queremos trabajar únicamente con los mejores estudiantes, porque creemos que eso es bastante subjetivo.

–Además de ser gratuito, ¿qué otros elementos son claves para que el programa funcione?

–Varias cosas. Una es la comunidad. Cuando pensamos en TUMO, no pensamos solo en un centro de tecnologías creativas. La mayoría de nuestros centros tienen una conexión muy importante con sus comunidades. Cuando tengo jornadas con los gobiernos o los socios me aseguro de que haya una comunidad que respalde la iniciativa, no solo el programa. En el centro en Erevan, por ejemplo, tenemos un parque muy grande alrededor con una cancha de fútbol y otra de básquetbol. En el centro tenemos un cine y organizamos viernes de películas gratuito. Hay abuelos que viene con sus nietos y es una muy buena forma de conectarlos con el centro, para que sientan que la comunidad es parte y para que vean cómo realmente es el centro. La municipalidad también nos ayuda con algunos eventos: ballet, obras en el parque. La comunidad necesita realmente entender antes de que el centro abra, el valor de estos programas y el efecto halo no solo en el centro sino afuera de él, en los alrededores.

–Es decir que la ubicación es muy importante

–Es importante, sí. Pero si no es súpercentral, también hay soluciones. El primer elemento a la hora de pensar en un centro es la comunidad; el segundo, la operatividad que involucra muchos aspectos y uno de ellos es la ubicación. Es importante para asegurar que los adolescentes puedan llegar. Pero también el equipo operativo y su capacidad para gestionar el centro, desde la contratación de personal hasta el reclutamiento de los estudiantes, su permanencia y la gestión de socios Y, por último, el elemento financiero. Diría entonces que la comunidad, la operatividad y la financiación son tres patas muy importantes para el centro, para su sostenibilidad a largo plazo.

–También mencionó que es muy importante la libertad para irse. ¿Cómo se implementa?

–No tenemos ningún requisito para ingresar. Entonces, pueden venir y registrarte, y si hay disponibilidad acceder al programa. No hay limite de tiempo respecto a cuanto pueden quedarse los estudiantes. En Erevan, he tenido el placer de hablar con adolescentes que han estado en el programa por ocho años, son excepciones. Tenemos algunos niños que vienen en los primeros tres meses y pueden decidir que no es para ellos o no era lo que esperaban. Pero en promedio encontramos que se quedan aproximadamente dos años y medio y en los centros internacionales entre un año y un año y medio, pero en términos de elección, están libres para irse del programa. Tenemos algunos niños en Erevan que se fueron y después de algunos años vuelven.

–Pero la asistencia es importante

–Eso es lo único en lo que somos muy estrictos: la asistencia. Si los niños van un poco más lento, los apoyamos, no es acerca de las notas, pero tienen que ir. No echamos a los niños del programa si están yendo, les damos más apoyo. Si no van, nuestros tutores se comunican con sus padres, está bien si hay excusas razonables, pero si faltan a cuatro sesiones “freezamos” su cuenta y si continua eventualmente se cancela. Esa es la principal regla: la asistencia.

–¿Tienen otras?

–Que sea gratuito, elecciones libres y somos muy estrictos con la asistencia porque cuando hablamos de hacerse responsables, tienen que asegurarte de asistir porque hay otros niños que también quieren participar del programa. Y por último, no entregamos certificaciones, sino que entregamos lo que llamamos un diploma de egreso o un portfolio que es importante en términos de nuestra filosofía porque creemos que los certificados o los títulos son arbitrarios, especialmente en tecnologías e industrias creativas. El mundo está cambiando. No significa que los títulos no son importantes, son importantes, pero creemos que necesita haber un híbrido. Por lo tanto todos los proyectos en los que has trabajado durante tu estadía en TUMO se publica en tu portfolio. Y eso lo podés compartir con tus padres, con tu universidad, con tus futuros empleadores. Puede ser desde un juego que has creado, una canción, un sitio web que has construido hasta un escrito, una película. La idea es poder mostrar lo que creado y tus habilidades.

–¿Qué resultados han observado?

–Actualmente, en Armenia ya han pasado por el programa 80.000 alumnos y en el mundo habrá probablemente unos 90.000 más. Hemos encontrado que los alumnos tienen mejor desempeño en el colegio, en materias como matemática. También en las universidades. Y una de las cosas clave que me sorprendió es la identificación temprana de la carrera. Cerca de 50% de los estudiantes que pasaron por TUMO probablemente optan por ir a industrias tech y creativas. ¿Por qué es eso importante para Armenia? Y creo que para muchos otros países, hay similitudes con la Argentina o Uruguay. Son industrias mejores pagas y las multinacionales están instalando oficinas en Armenia. Pero sobre todo, creo que debemos seguir alimentando ese talento en edades más tempranas por el tiempo en el que estamos viviendo con Inteligencia Artificial. Creo que estamos contribuyendo a los jóvenes del país, les da oportunidades en un país que tiene grandes problemas de emigración.