En el mundo existen diferentes sitios a los cuales es casi imposible acceder, no solo por su bravura natural, sino por el hecho de que algunos gobiernos impiden bajo normas estrictas que el turismo llegue. Esto es lo que sucede con una isla española que se ubica en el océano Atlántico y a la que los visitantes tienen permitido el ingreso por solo cuatro horas el día.

La isla de Lobos forma parte del archipiélago de Canarias, y junto con otros islotes, conforma una serie de territorios ocultos y poco inexplorados. A esta maravilla solo pueden llegar 400 turistas en un lapso de tiempo corto y deben recorrer un estricto circuito delimitado para no afectar la biodiversidad que se intenta resguardar allí.

El volcán La Caldera es una de las mayores atracciones del islote

Por qué es tan importante esta isla

Las Islas Canarias son uno de los puntos de atracción de turistas más importantes de todo el país, ya que no solo reciben a visitantes de la España continental, sino también de otros sitios de Europa y el mundo. Su clima cálido, el color turquesa del agua de las playas y los paisajes agrestes son algunos de los intereses que las vuelven tan famosas.

Entre ellas se encuentra la isla de Lobos, enfrentada a la isla de Fuerteventura, que es parte de la Reserva Natural del Islote de Lobos, fundada en 1982 con la intención de preservar las especies de lobos marinos y la flora autóctona del lugar.

Dado que su origen es volcánico, las especies de plantas y animales que residen allí están adaptadas a las condiciones duras del entorno, como la tabaiba dulce y la uvilla de mar, únicas en el planeta.

La isla le debe su nombre a los lobos marinos que la escogieron como su hogar

Quienes tienen la oportunidad de ser parte del exclusivo contingente de 400 personas que puede arribar a la isla de Lobos se topan con diferentes propuestas para conocer a fondo la biodiversidad que ofrece. Entre ellas, buceo y esnórquel, que permite descubrir la variedad de mantarrayas, peces y delfines que habitan sus aguas.

Dicha porción de terreno se destaca por no poseer rastro del paso humano o al menos eso se intenta, según el medio español La Sexta. Tiene una superficie de 4,5 kilómetros cuadrados y solo acumula una decena de viviendas pequeñas que se construyeron en el siglo pasado por parte de los pescadores que quedaban varados, con la intención de resguardarse del clima hostil.

La isla de Lobos conserva una decena de casas de pescadores del siglo pasado

En la isla de Lobos no se puede edificar ni asfaltar. Las calles que existen son de tierra y las casas que resisten el paso del tiempo fueron hechas con piedra. Los habitantes tienen luz a base de paneles solares y un par de antenas para tener señal con el mundo exterior. El resto del territorio es un área protegida.

El tesoro oculto de isla de Lobos

Dentro de sus joyas naturales, la isla de Lobos tiene 300 cuevas, el Faro Martiño, el ascenso al volcán dormido La Caldera y un molino frente a las Salinas del Marrajo.

Sobre su gastronomía, se puede decir que la oferta es acotada y que solo hay disponible un “puestito” con dos platos del día: “Paella de mariscos o fritura de pescado fresco del día con papas arrugadas”. En la actualidad agrandaron el menú, pero antes de ir, cada turista tiene que sacar turno.

La isla de Lobos conserva el yacimiento romano más antiguo de Canarias

Y si esto parece poco, según se destaca en elDiario.es, la isla concentra el yacimiento arqueológico romano más antiguo de Canarias. “Es un milagro, porque es muy difícil encontrar un yacimiento con todos los elementos de una factoría de púrpura de hace 2000 años”, dijo Luis Lorenzo Mata, director del Museo Arqueológico de Fuerteventura. Se supone que los primeros “moradores” arribaron desde Gades, actual ciudad de Cádiz.